Chile comenzó este domingo el conteo de votos sobre una propuesta de nueva Constitución, tras una jornada marcada por la fatiga electoral y la apatía ciudadana que despierta este segundo proceso constituyente.
Más de 15,4 millones de ciudadanos fueron llamados a votar desde las 8:00 de la mañana, hasta las 6:00 de la tarde hora local, para aprobar o rechazar un texto elaborado por un órgano elegido en las urnas, que no logró consensos y donde la derecha y la ultraderecha tuvieron mayoría.
Este segundo intento por tener una carta magna que sustituya a la que instauró en 1980 la dictadura Augusto Pinochet (1973-1990) arrancó en septiembre de 2022, cuando una contundente mayoría rechazó en otro plebiscito un proyecto escrito por una convención de mayoría izquierdista que proponía un profundo cambio en el modelo de país.
Las últimas encuestas publicadas hace más de dos semanas, antes de la veda electoral, anticipaban que la ciudadanía votaría de nuevo en contra del texto, pero los expertos aseguran que los indecisos podrían jugar un rol determinante.
Mientras que las derechas defienden que la propuesta afronta el problema de la inseguridad y pone fin a la incertidumbre institucional que generaron las masivas protestas de 2019, la izquierda cree que el texto es "dogmático" y profundiza en el modelo neoliberal implantado durante el régimen militar.
El ultraderechista Partido Republicano, que paradójicamente siempre ha sido contrario al cambio constitucional pero logró el mayor número de escaños en el órgano redactor de la nueva propuesta, se juega mucho en esta elección y, según analistas, un posible triunfo le podría dar la hegemonía dentro del espectro conservador.
La jornada de votación transcurrió con normalidad y, aunque el sufragio es obligatorio, se cree que la participación será menor al 85 % registrado en el plebiscito del año pasado.
Según datos oficiales, más de 242.000 personas presentaron sus excusas para no ir a votar y evitar ser multados, el doble que el año pasado.
Si finalmente se rechaza el texto, seguirá vigente la actual Constitución y se cerrará -al menos durante el mandato presidencial de Gabriel Boric, que concluye en marzo de 2026- el debate constitucional iniciado tras el estallido social de 2019, la mayor ola de protestas desde el retorno a la democracia, en 1990.
"Independiente del resultado vamos a seguir trabajando por las prioridades de la gente", dijo hoy presidente Boric.
El gobernante, que no se ha involucrado en esta elección, a diferencia de lo que hizo en el plebiscito del año pasado, votó en su natal Punta Arenas, en el extremo sur, y retornó horas después a Santiago para seguir el escrutinio.