Chelsea es el efecto Mourinho. Ataca cuando puede, y en otras ocasiones, resigna la pelota y apuesta por el contragolpe. Hoy fue una de esas veces. En frente Liverpool, líder de la Premier League y un equipo sumamente goleador. En Anfield Road sabían que si pasaban la muralla azul de Mou y compañía, el título quedaba servido en bandeja de plata. Pero Chelsea, en la tierra de los ‘Beatles’, le pondría alto precio a su cabeza.
El arranque efusivo de los ‘Reds’ se vio frenado por un equipo londinense al que no le interesó atacar. De esta manera, Liverpool no encontró resquicio alguno para quedar mano a mano ante el arco de Schwarzer. Antes, Ashley Cole fue quien más peligro llevó en el primer tiempo con un remate de larga distancia que atajó Mignolet.
Entonces, cuando la primera mitad se extinguía, el antagonista menos inesperado apareció. Steven Gerrard no supo hacer control de un pase fácil brindado por Mignolet y para colmo resbaló, dejando por sorpresa al senegalés Demba Ba de cara al gol. La corrida fue sin obstáculo alguno y de cara al arquero local, definió por entre las piernas y mandó a Mourinho con una sonrisa de oreja a oreja a las duchas.
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El error quedó rondando en la cabeza de Gerrard que fue el que salió con más ímpetu en la parte complementaria. Sin embargo, pese a la posesión dominante de Liverpool, la muralla azul triunfaba en cada ataque rojo. Mark Schwarzer tocó poco la pelota y cuando lo hizo, lo hizo bien. Mou decidió que a falta de 12 minutos era el momento de cerrar el partido y lo mandó a Gary Cahill a la cancha.
Liverpool, más por honor que por fútbol, atacó lo que pudo en los últimos minutos. La única clara para el charrúa Luis Suárez fue en tiempo de descuento y también el arquero australiano se lució. Abatido, Liverpool entregó otro contragolpe que entre Fernando Torres y Willian, autor del gol, se encargaron de silenciar todo el estadio, salvo por el grito desaforado de José Mourinho, que celebró ante la mirada desafiante de todos los hinchas rojos, que impotentes, vieron como Chelsea asaltó su feudo y se mantiene al acecho de la Premier League, a falta de tres jornadas.
