Con el paso del tiempo, cada vez más el gobernante Partido Popular de España (PP) queda contra la pared, y su líder el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, es presionado a dimitir. Ayer, cuando el diario El Mundo reveló una serie de mensajes de texto que habría intercambiado Rajoy con el extesorero del PP Luís Bárcenas, generó un remesón en la política ibérica, que se acrecentó cuando el principal movimiento opositor, el Partido Socialista Obrero (PSOE), exigió la salida del poder del mandatario y la ruptura de relaciones con el PP, al calificarlo de cómplice del funcionario corrupto.
Hoy también en una comparecencia judicial, Luis Bárcenas reconoció la autoría que había negado insistentemente sobre una serie de documentos que referencian entradas de dinero por donativos y pagos supuestamente irregulares a varios miembros del partido. Sobre estos papeles pesan las mayores acusaciones de corrupción, que salpican a las más altas esferas del actual gobierno, en un país que atraviesa una de sus peores crisis económicas.
Los polémicos mensajes de textos sugieren que Rajoy estaría apoyando a Bárcenas en el lio jurídico que lo tiene en prisión. El Partido Popular califica esas revelaciones como una cortina de humo auspiciada por el acusado.
