El papa Francisco terminó su visita a Ecuador, donde llegó el pasado domingo, y viajó con destino a Bolivia, la segunda parada en su corta gira latinoamericana, que lo llevará también a Paraguay.
El avión procedente de Bolivia que traslada al sumo pontífice, su comitiva y un grupo de periodistas, despegó del aeropuerto internacional "Mariscal Sucre", de Quito, a la 1 de la tarde.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, despidió al sumo pontífice en la pista del aeropuerto donde, como a su arribo, el papa pasó por una alfombra roja flanqueada por niños vestidos con trajes típicos a los que saludó y bendijo.
Poco antes de abordar el avión, el papa visitó el Ancianato de las Hermanas de la Caridad, en el valle de Tumbaco, y se reunió con el clero, religiosos y seminaristas en el Santuario de El Quinche.
En esa reunión, Celmo Lazzari, obispo de la provincia de Sucumbíos, en la Amazonía de Ecuador, pidió al papa que les deje la "receta" de la alegría que siempre demuestra pese a "la gran responsabilidad que pesa sobre sus espaldas".
"Usted nos pide que seamos evangelizadores felices y nos da el ejemplo de alegría a pesar de la gran responsabilidad que pesa sobre sus espaldas y del ritmo de actividad que enfrenta; lo vemos en cada una de sus visitas", indicó.
"Déjenos la receta, santo padre de esta alegría, junto con su bendición", apuntó el obispo.
En la ceremonia, el papa instó a los religiosos a no caer en un "alzheimer espiritual" que les haga olvidar que deben siempre servir al pueblo.
Les recordó "que no pagaron entradas para entrar en la vida religiosa en el seminario".
Asimismo, el papa advirtió del peligro de olvidar esto y entonces "creerse importantes" y citó a quienes se sienten importantes porque han sido promovidos a monseñores u obispos.
En Ecuador, donde llegó el pasado domingo, el papa ofreció dos misas multitudinarias, visitó templos, se reunió con altas autoridades y mantuvo encuentros con la comunidad religiosa, con estudiantes y la sociedad civil, entre otras actividades.
Con agencia EFE