El sueño japonés ante la hegemonía del número uno del mundo. Kei Nishikori arribó a la semifinal del US Open con la ilusión intacta pero con la complejidad de un partido ante Novak Djokovic. El desafío no lo ahuyentó. El nipón comenzó el juego con baterías cargadas, transformándose de actor de reparto al protagonista de la tarde.
‘Nole’ necesitó minutos para acomodarse en la cancha y cuando lo pudo hacer, el primer set se le había esfumado de las manos. Preciso y punzante, Nishikori cerró el primer episodio 6-4. Era un partido con errores en el que la concentración del japonés bastó para irse adelante. Más precisos los dos, Djokovic comenzó a dominar.
Fue así como se quedó con el segundo set. El número uno del mundo sacó mejor de lo que lo hizo en el primer set y devolvió acorde a su temporada, para quebrarle dos veces al japonés y cerrar con 6-1 para igualar el juego a un set por lado.
Desde ese momento se vio lo mejor de los dos jugadores en el partido. El nivel de juego fue muy veloz, favoreciendo a Nishikori que se movió por toda la cancha, quebrando a Djokovic y sacando para ponerse 2-1 en sets. El serbio reaccionó, quebró y todo derivó en un tie-break. Ahí, con un japonés revitalizado, los puntos se convirtieron en una auténtica tortura para ‘Nole’. Kei cerró el set 7-6 con un error no forzado del máximo favorito.
Estupor en todo Nueva York, Djokovic caminó al filo de la cornisa, más cuando el japonés quebró al inicio del parcial. Contrario a la lógica, el que perdió resto físico fue el serbio, que jamás pudo revertir la situación. Finalmente, con un 6-3 y doble quiebre, Kei Nishikori alcanzó su primera final de Grand Slam y comienza a ser una estrella del tenis mundial, una estrella naciente.
