La Fiscalía General de la Nación anunció a través de su cuenta de Twitter que en ejercicio de sus deberes legales, inició investigación penal, con base en fuentes abiertas, por los hechos que públicamente hizo saber la reconocida periodista, Claudia Morales en su columna de opinión en El Espectador.
Así mismo, destacó que la investigación fue asignada a la Unidad de Delitos Sexuales de Bogotá. Pese a que la periodista no denunció quién la había abusado, y en su columna aseguró que "para salir adelante, apelé a mi mente, a mi espiritualidad, al pudor y unos años después al abrazo de mi esposo y hace poco a los oídos solidarios de un par de colegas amigos y otros dos amigos que no son periodistas. Con ellos mi secreto está a salvo. No necesito más".
Aunque Claudia realiza una defensa al silencio, en esas mismas líneas indicó: "Si usted, hombre o mujer, tiene el coraje y está rodeado de un entorno solidario, denuncie. Celebraré siempre que desgraciados como 'Él' y otros abusadores sean visibilizados y castigados. La revelación de mi historia es una defensa del silencio y un llamado a entender que cada uno de quienes hemos sido abusados tenemos mundos distintos. Este texto también es una forma de invitarlos a callarse cuando no haya nada bueno por aportar y tengan la tentación de juzgar".
Su historia se une a la de Marcela González, que a finales del año pasado no encontró otra manera de protegerse de los maltratos del periodista Gustavo Rugeles, que llamando a Johana Fuentes, de La W radio y exnovia de su agresor, para contar lo asustada que estaba por los ultrajes.
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Hace algún tiempo, Paola Ochoa, columnista de El Tiempo ya había escrito el año pasado un editorial que tituló 'Yo también fui víctima de acoso sexual en el trabajo', en el que contó que uno de sus jefes le hizo la vida insoportable y que no revelaba su nombre porque “la pulverizaría en un segundo con su poder, influencia y amigazos mediáticos”.
La periodista de La Luciérnaga, Mabel Lara, contó en su momento que recién graduada de la universidad le ofrecieron un ascenso a cambio de sexo; y Margarita Rosa de Francisco no lo pudo describir mejor en El Tiempo: “Me siento viviendo en un planeta de simios; los más fuertes de la manada toman a las hembras cuando lo demanda su instinto, sin que nadie pueda mediar”.
