Da tristeza ver a Barcelona así. El equipo catalán se presentó en Mestalla pero por gran parte del partido no se notó. Las especulaciones fueron la espuma de un nuevo Clásico ante Real Madrid que esta vez otorgaba el título de campeón de la Copa del Rey. El recorrido del partido favoreció a Real Madrid de principio a fin, entonces ¿Cómo explicar que estuvo a punto de irse a tiempo extra?
Sin Cristiano Ronaldo, los merengues consideraron que agredir primero generaría cierta tranquilidad en el encuentro. Di María y Gareth Bale fueron imparables desde el inicio. En el minuto 10, muy temprano, la resistencia culé se quebró cuando Benzema filtró un pase en cortada ante una defensa muy adelantada y que dejó a Di María a merced del gol ante Pinto. La recuperación de Bartra no alcanzó para detener el remate del ‘Fideo’ que batió a un portero que algo más pudo hacer pero sin fortuna para él, la pelota se metió.
Era el turno de Barcelona para proponer. Sin embargo, aun cuando monopolizó la pelota, no pudo herir a un Real Madrid que se replegó y le planteó al ‘Barça’ un partido como los que tanto les había costado ante Atlético y Granada, al menos hasta el final de la primera mitad. Los extremos madridistas cada cuanto intentaron una corrida sin mucho éxito. Pero ante un manso conjunto blaugrana, Madrid salió a noquear a su rival en el complemento.
Ataque tras ataque, el partido ofreció un ambiente en que Real Madrid era rey, y Barcelona lacayo. Pero el fútbol se gana con goles y con el show del despilfarro en acción por parte de los de Ancelotti y compañía, un tiro de esquina encontró la cabeza de Marc Bartra, el menos pensado, que batió a un Casillas que hasta el momento no había pasado peligro. El desconcierto de tener un partido igualado cuando era netamente superior, metió a los merengues en un bache y le dio vida al Barcelona.
Fueron los minutos catalanes. Con pundonor el equipo culé se agrandó y tocó la puerta de Iker, sin atreverse a entrar. Entonces, el llamado a aparecer era Gareth Bale y el galés puso los millones que costó sobre la mesa y en un contragolpe exhibió su velocidad para vencer a Pinto con un golazo a solo cuatro minutos del final.
Barcelona atacó. Sin fútbol y con un Messi desaparecido, atacó por inercia mientras Real Madrid suplicaba el final del encuentro. Un remate en el palo gracias a Neymar estremeció los cimientos de un Madrid campeón, que lo jugó mejor que su rival y que ganó por orgullo, decisión y fútbol. Duele ver a Barcelona jugar así, pero el tiempo pasa para todos.
