Van 23 días con el Gobierno Federal de Estados Unidos en cierre y la institucionalidad del país funcionando a media máquina. Desde el 22 de diciembre de 2018, demócratas y republicanos no se ponen de acuerdo respecto a cuáles deben ser las prioridades del presupuesto de la potencia norteamericana, concretamente frente a un punto: el muro fronterizo que ambiciona Trump en el sur del país y que costaría $5.600 millones de dólares.
Tras dar un golpe de opinión el pasado 6 de noviembre con su triunfo en la Cámara (lo que implicó volver a pugnar por un Legislativo para entonces controlado por los republicanos), el liderazgo demócrata en el Congreso representado por Nancy Pelosi ha optado por una estrategia asertiva contra Trump. Justo al tener las propuestas presupuestales en la mano, los demócratas han empezado a luchar contra una de las políticas que más han criticado de Trump, que es la de cero tolerancia a los migrantes indocumentados.
Por ello están frenando el presupuesto, intentando que Trump ceda en el pulso por construir un muro fronterizo. Los 23 días de cierre del gobierno obligado por el estancamiento de los fondos públicos son ya el periodo más largo de la historia estadounidense con una institucionalidad funcionando a media marcha. ¿Qué llevó a esto y qué efectos dejará?
Un país polarizado
En diálogo con KienyKe.com, Mauricio Jaramillo Jassir, internacionalista y docente de la Universidad del Rosario, consideró que son signos de una situación política que lleva algunos años en Estados Unidos. "La primera causa de esta coyuntura es un país polarizado en todos los aspectos (medios, partidos políticos, instituciones), pro o contra Trump, e igual frente a la inmigración. Eso ha llevado a que las posiciones políticas se hayan endurecido", dijo.
"La segunda causa es por supuesto el cambio de las mayorías en la Cámara. Eso le dio mayor peso a los demócratas, que hoy pueden darse el lujo de tener un pulso con el gobierno. Frente a ello Trump considera que se está enfrentando con un establecimiento que ve ineficiente y está convenciendo de ello a sus electores", agregó.
Un pulso de incertidumbre
Poca claridad hay sobre los resultados que pueda dejar dicha coyuntura. Los demócratas tienen aire en el pecho desde la victoria electoral del 6 de noviembre, consideran que el pueblo estadounidense les dio un mandato. No obstante, la actual administración tiene entre sus orgullos lo que considera es su poder de negociación y en lo que va de periodo, se ha demostrado que Trump ve ceder como una derrota y no está dispuesto a que eso ocurra.
"Para que hayan consensos o salidas tiene que haber concesiones de un lado y del otro. Trump en lo que va de mandato ha aceptado algunas derrotas: Obamacare la terminó aceptando, el veto contra los musulmanes lo había aceptado pero terminó contraatacando y se está imponiendo. Entonces son pocos los temas donde él ha cedido, por lo que no veo muy claro que vaya a ocurrir, a pesar de que su círculo más cercano está intentando convencerlo de hacer alguna concesión", argumentó.
¿Quién gana y quién pierde?
Si bien no está claro quién se está imponiendo en el pulso, para Jaramillo Jassir quien tiene el viento a favor sigue siendo Donald Trump a pesar de que el país viene de la moderada victoria de los demócratas en las elecciones legislativas.
"A priori quien tiene las condiciones para ganar es Trump. El cierre bloquea las iniciativas del gobierno, le quita margen de maniobra. Es un presidente misógino, homofóbico, grocero y está en contra de las libertades individuales. No obstante, no se puede decir que sea una decepción. Quienes lo eligieron no se sienten abandonados respecto a las promesas que hizo. La gente que lo eligió lo hizo para esto, esperaban un presidente de confrontación, que no cediera", explicó.
"Buena parte del electorado que lo eligió lo respalda todavía y sienten que su intransigencia es más bien perseverancia e imponerse en la negociación. Frente a ello el margen para ganar de los demócratas es limitado", advirtió.
