En una multitudinaria reunión en Popayán, Iván Cepeda, precandidato presidencial del Pacto Histórico, agradeció a sus seguidores por el respaldo obtenido en la reciente inscripción de listas al Congreso. Según señaló, más de 2,7 millones de votos avalaron este proceso en la consulta del 26 de octubre, cifra que —aseguró— refleja la consolidación de su fuerza política a nivel nacional.
El líder político anunció además su participación en una consulta interpartidista, en la que confía obtener la candidatura de un frente progresista y plural para las elecciones presidenciales de 2026. En ese escenario, afirmó que el Pacto Histórico es ya la principal fuerza del país y que, de ganar, gobernará con una bancada parlamentaria robusta que respalde las transformaciones sociales que propone.
Durante su intervención, invitó a sus seguidores a intensificar el trabajo territorial de cara a las elecciones. “Casa por casa, calle por calle, vereda por vereda”, insistió, al tiempo que llamó a organizar el transporte electoral, asegurar testigos para cada mesa y vigilar el escrutinio. Subrayó que la disputa política no se libra solo en el terreno, sino también en el campo de las ideas y de los programas.
En un tono crítico, denunció que sectores de derecha estarían promoviendo campañas “de extrema violencia”, dirigidas no solo contra el presidente Gustavo Petro, sino también contra él mismo. Aseguró que frente a esas estrategias responderá “con serenidad y argumentos”, sin recurrir a insultos. En esa línea, descartó entrar en polémicas con algunos sectores opositores, señalando que su debate no es con “figuras secundarias”, sino con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, a quien calificó como el verdadero conductor de la derecha colombiana.
El dirigente centró gran parte de su discurso en una crítica frontal al modelo neoliberal que, afirmó, fue la base de las reformas impulsadas durante los gobiernos vinculados al uribismo. Mencionó las leyes 100 de 1993, 789 de 2002 y 797 de 2003 como reformas que, en su opinión, precarizaron el empleo, dificultaron el acceso a pensiones y convirtieron la salud en un negocio. Asimismo, cuestionó la llamada “austeridad neoliberal”, que —dijo— terminó trasladando sacrificios al pueblo mientras se destinaban altos recursos a la guerra y se priorizaban intereses privados.
Recordó episodios como el programa Agro Ingreso Seguro, los falsos positivos y las reformas tributarias del gobierno de Iván Duque, destacando particularmente la intención de aplicar IVA a productos básicos durante la pandemia, medida que calificó como “criminal” y que, sostuvo, condujo al estallido social de 2021, especialmente fuerte en Popayán y el Cauca.
El dirigente aseguró que el neoliberalismo no solo dejó pobreza, sino también una estructura de “megacorrupción”, producto —según él— de la privatización de lo público, la mercantilización de los derechos y la concentración del poder económico. Argumentó que la corrupción no es un fenómeno aislado, sino el resultado directo de un modelo que convirtió los derechos en mercancías.
Como alternativa, presentó su propuesta de “austeridad republicana o democrática”, basada en tres pilares: fortalecer y unificar los grandes programas sociales, eliminar la intermediación burocrática mediante un sistema financiero para los más pobres —un “Banco del Pueblo”— y combatir la evasión fiscal sin privilegios para garantizar recursos para inversión social.
Finalmente, reafirmó que cualquier acuerdo político futuro tendrá como línea roja mantener la inversión social como centro del gobierno. Citó la consigna usada en México, “Por el bien de todos, primero los pobres”, señalando que ese será el horizonte programático que defenderá. Con un llamado a la unidad y a la movilización, concluyó: “Este es el momento. Este es el Pacto Histórico. Llegó la hora del cambio definitivo”.
