Alrededor de Carl Hart hay prestigio y polémica. Es doctor en neurociencias y actualmente profesor de Psicología en la Universidad de Columbia. Hizo historia al convertirse en el primer docente titular de origen afroamericano en llegar a dicha institución.
Hart tuvo un ascenso vertiginoso y desde ceros. Nació y vivió su infancia en los suburbios de Miami y en su juventud consumió marihuana y cocaína. “Gracias a que encontré a muchas personas buenas en mi camino, que me ayudaron a salir adelante, entendí que a través de la educación podría alcanzar un buen nivel de vida”, dice el profesor Hart.
Se graduó de la Universidad de Maryland en Ciencias y luego cursó sus estudios de posgrado, hasta la maestría, en la Universidad de Wyoming. “Venir de donde vengo, de lugares muy pobres, me ayudó a ver con ojos más sinceros las problemáticas que enfrentan sociedades en varias partes del mundo. Incluso llegar al lugar donde estoy, y darme cuenta que no había negros trabajando allí, me motivó a luchar por la posición que actualmente tengo”.
Carl Hart es además el director de los laboratorios de investigación de Metanfetaminas en el Instituto Psiquiátrico Estatal de Nueva York. Sus estudios, artículos y conferencias dan cuenta de un hombre de ciencias que tiene un pensamiento poco convencional respecto a las drogas.
Está a favor de su despenalización; asegura que es falso que sustancias como la cocaína, marihuana o heroína sean tan adictivas o dañinas como se cree, y aboga por un cambio de enfoque sobre la actual lucha contra el narcotráfico, que reconoce como el verdadero mal que afecta a las sociedades más vulnerables de América. Sus ideas han merecido titulares en revistas científicas y prestigiosos medios como revista Time, The New York Times, The Washington Post, The Guardian y Wired.
El prestigioso neurocientífico, quien visita Colombia como panelista del foro “25 años después del asesinato de Luis Carlos Galán, ¿qué ha pasado con la política de drogas?”, conversó con KienyKe.com sobre sus ideas revolucionarias y la sensación que se lleva de visitar a un país protagonista mundial de la lucha contra las drogas, que se está abriendo al debate sobre otros enfoques para enfrentarlas.
-¿Se une usted a quienes piensan que la actual guerra contra las drogas, con el enfoque prohibicionista, fracasó?
-Pienso que la mayoría de políticas de drogas en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica, están equivocadas, son inapropiadas, no son consistentes respecto a las evidencias. Se dice que estas sustancias son particularmente peligrosas pero no argumentan su punto. La clave es que las personas que están pagando el precio por esta política son las poblaciones que menos están involucradas con el negocio y esa guerra: los pobres. Cuando los hijos de los ricos y políticos sean los que paguen ese precio, probablemente la política cambiará.
-¿Usted defiende la tesis de que las drogas no son tan letales, como se nos ha dicho?
-Fíjese en los cigarrillos. Piense que 50 miligramos de nicotina son capaces de matar a una persona. Las personas, cuando fuman, ingieren uno o dos miligramos por cada cigarrillo. Ahora, 50 miligramos de cocaína o 50 miligramos de marihuana –que sí son consumidos en una dosis– solo le producirán una sensación agradable. Esa cantidad no va a matarlo. El cigarrillo puede ser mucho más letal que otras drogas. Probablemente el cigarrillo es más letal, pero cuando se produce y se comercializa se ha pensado en cómo mantener a la gente segura. ¿Cómo lo hacen? Pues evitándole que consuma 50 miligramos de nicotina, así que le venden dosis muy bajas por cigarrillo.
- ¿Entonces usted desestima a los científicos que aseguran que a largo o mediano plazo el consumo de cocaína o heroína sí trae consecuencias graves para la salud?
-(Risas) si usted le da a alguien una dosis de cocaína, 20, 40 o 50 veces, eso sí puede ser tóxico, letal. Es lo mismo como si le dieran a alguien 20 o 40 veces dosis de nicotina en cigarrillos; sí, eso también puede ser tóxico y letal. Todas estas cosas puede matarlo si usted incrementa la dosis. Es como el Tylenol (acetaminofén): es la droga tóxica y legal número uno que se vende libre en el mundo. Por eso algunas personas toman altas dosis de tylenol y resulta siendo mucho más letal que sustancias como la cocaína. Es peligrosa en exceso y se supone que es un medicamento. Pero usted no escucha que haya una guerra contra el Tylenol.
-También dice usted que sustancias como la cocaína o la heroína no son tan adictivas como pensábamos…
-La gente cree que todas las personas que consumen cocaína son adictos. No es verdad. Entre el 80% y 90%de las personas que usan esas drogas no se vuelven adictos. Solo del 10% al 20% se vuelven adictos. Está comprobado por estudios científicos.
-¿A qué se debe que ese 10 o 20% se vuelvan adictos?
-Ellos sí necesitan ayuda, tienen un problema. Se vuelven adictos por muchas razones: algunos se porque tienen problemas o desórdenes psiquiátricos como depresión, ansiedad esquizofrenia. Muchas veces llegan a las drogas para palear esos problemas. Otros se vuelven adictos porque la mejor opción que encuentran es la droga, ya que carecen de oportunidades sociales. Algunos más caen en adicción porque no están educados en las drogas y no son suficientemente responsables para evitar su consumo prolongado.
-¿Cree en la distinción de ‘drogas duras’ y ‘drogas blandas’? Se lo pregunto porque en muchos gobiernos que piensan en la legalización le dan la oportunidad de despenalizar solo las blandas, como la marihuana…
Podríamos aceptar y hacer esa distinción, pero es una distinción imperfecta. Porque podríamos considerar el cigarrillo y la nicotina como una droga blanda, pero ya le expliqué que la nicotina es más letal que la cocaína o la marihuana. Debemos hacer las distinciones con más sentido profesional.
En los estados de Washington y Colorado (Estados Unidos) es legal el consumo de marihuana con fines recreativos.
-¿Siente que el mundo va en camino hacia la despenalización de las drogas?
Solo un país lo ha logrado.
-¿Se refiere a Uruguay?
-Sí. Y no está ejecutando todavía su legalización.
-Pero en algunos estados de Estados Unidos ya se ejecuta la legalización, al menos de la marihuana y con fines recreativos…
Son experimentos muy buenos. Podríamos aprender muy bien de lo que pasa en esos lugares como Colorado y Washington. Allí, con la marihuana legal, están haciendo gran dinero por los impuestos. Otros estados probablemente sigan su experiencia por el dinero.
-Después de la marihuana, ¿vendrá la legalización de otras drogas como la cocaína o la heroína?
-Lo esperaría. Pero no creo que suceda en el futuro cercano. Sin duda las sociedades empezarán a evaluar otras miradas poco a poco. Primero es necesaria una educación sobre las drogas. Que las personas entiendan las consecuencias y aprendan cómo mantenerse seguras del uso de las drogas.
-El tema es muy sensible en países latinoamericanos que han sido golpeados por el narcotráfico y lo que esa práctica acarrea. Pero al menos, en naciones como Colombia, México y algunos centroamericanos ya se abrió el debate. ¿Cómo califica ese paso?
México y Colombia sí sufren la guerra. Son los que realmente la sufren en su lucha contra los carteles. Pero son los Estados Unidos los que están detrás de esa guerra. Y no apoyan a las personas. Es estúpido pensar que Estados Unidos lo hace por el bienestar de los pueblos. Tiene que entender que siempre habrá un negocio ilegal en todo país, en todo lugar donde haya humanos. Si entiende ese fenómeno, verá que una guerra contra eso no es la solución.
-Ya que menciona a Estados Unidos, ¿no cree que si en Colombia o México se empieza a hablar con fuerza de legalización, Washington evitará que el impulso y el debate prosperen?
-La pregunta es: ¿ustedes necesitan del apoyo de Estados Unidos para tomar una decisión autónoma? ¿Acaso Colombia no es un Estado soberano? ¿Por qué carajos van a necesitar lo que diga o no diga Estados Unidos para definir su propia política de drogas, si son un estado soberano? Las personas de su país necesitan realmente mirarse en el espejo y reflexionar sobre lo que quieren hacer. Estados Unidos no apoyaría esa iniciativa, pero su soberanía les permitiría decidir lo mejor para ustedes y debe ser respetado.
-En su libro ‘High Price’ describe usted que una de las claves para que no sea traumática una legalización de las drogas en un país es la educación. ¿Cómo se debe dar esa educación?
Las personas deben entender cosas importantes sobre las drogas. Lo primordial que la persona debería saber tiene que ver con la dosis adecuada, la cantidad de droga que no hace tanto daño. Si usted es un nuevo consumidor, comenzando, debería tener un gran un control. Es lo más importante. Lo segundo es que si usted compra drogas en las calles, asegúrese de donde vienen esas drogas; entienda de qué están hechas, porque hay sustancias adulteradas y letales, y los efectos que puede producirle son peligrosos. Eso es lo que el gobierno debería enseñarle a la gente: buscar que -hagan lo que hagan- siempre estén a salvo. Las personas que están en riesgo siempre serán las más pobres. Y son las que menos preocupan a una sociedad.
-¿Pero usted cómo le da esas claves a una sociedad que está acostumbrada a saber que las drogas son malas?
Quiero aclarar que no pienso que las drogas no son peligrosas. Son tan peligrosas como si usted usara un carro: depende cómo lo use le servirá para bien o lo llevará a la muerte. Usted puede minimizar los daños si conoce cómo usar las drogas. La clave de la educación es comenzar desde cero. Desmitificar. Si se comparten las exposiciones científicas, habrá cambio. Que las personas conozcan las evidencias que los científicos conocemos sobre las drogas. Las personas están mal informadas, especialmente por farmacólogos que no conocen suficientemente bien el tema y desinforman. Es un proceso largo, pero podemos intentarlo.
-¿Qué me dice de sociedades con una gran fragilidad social como Colombia, en donde la poblaciones pobres carecen de oportunidades y una legalización podría detonar el consumo de drogas entre jóvenes y adolescentes?
-¡Es un mito! La descriminalización de las drogas disminuye el consumo proporcionalmente. La marihuana es legal en Colorado (EUA), pero no se ha incrementado el consumo ni es tan cierto que fumen en cada esquina de las ciudades. Las personas tienen muchos mitos sobre los comportamientos de las comunidades pobres sobre estos temas. Si usted le garantiza a una sociedad pobre trabajo y oportunidades, no sufrirá problemas de drogadicción. Ese es el punto principal.
-A propósito de ‘High Price’, ¿ha pagado usted un alto precio por defender y compartir sus ideas? ¿Quizá estigmatizaciones o condenas públicas por sus ideas liberales?
-El precio alto no tiene que ver con que me estigmaticen. Estoy en la cumbre de mi vida y esas condenas no me hacen daño. El precio alto que he pagado es el estrés que se produce cuando sabes que tus gobiernos conocen las claves y los caminos para cambiar y mejorar la vida de sociedades golpeadas por el prohibicionismo y la guerra contra las drogas, que son los más pobres, pero a nadie le importa. Eso me ha costado caro.
-Y solo por medir el grado de coherencia, ¿usted en la actualidad consume drogas?
-Sí. Como ustedes que fuman cigarrillo o beben licor. Consumo mis drogas, tengo mi posición sobre ellas, solo que no cometería la estupidez de consumirlas en la calle.
Twitter: @david_baracaldo
"¿Por qué carajos Colombia necesita a EUA para definir su política de drogas?"
Vie, 15/08/2014 - 11:02
Alrededor de Carl Hart hay prestigio y polémica. Es doctor en neurociencias y actualmente profesor de Psicología en la Universidad de Columbia. Hizo historia al convertirse en el