Este domingo 1 de octubre se celebra el referendo que busca declarar a Cataluña como un estado independiente de España. Es una jornada histórica alrededor de la cual se ha generado un ambiente lleno de tensiones.
Distintas marchas y manifestaciones se desarrollaron los últimos días en las principales ciudades del país ibérico como Madrid o Valencia en contra de este referendo, mientas que miles en Barcelona y otras poblaciones catalanas marcharon exigiendo que se lleven a cabo las votaciones.
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Mientras tanto, el gobierno español, en cabeza de Mariano Rajoy, y el Generalitat, gobierno catalán cuyo presidente es Carles Puigdemont, se enfrascan en una disputa acerca de la legalidad de los comicios, en una discusión que fue tomando un mayor tono a medida que se acercaba la mencionada fecha.
Los motivos de estas discusiones y desacuerdos son muchos y pueden ser confusos. Por eso, le explicamos el panorama político en la región.
España suspendió el referendo
El Generalitat, de mayoría independentista, aprobó una ley para la realización del referendo, cuya pregunta es: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?".
Ante esto, Mariano Rajoy demandó la decisión ante el Tribunal Constitucional, que consideró que el referendo es ilegal, y por lo tanto debía ser suspendido.
Para el gobierno español, la constitución es clara al afirmar que la soberanía nacional es un tema que compete a todos los españoles, por lo que el referendo debe ser aprobado por el estado dentral y no solo por Cataluña. De esta forma, las elecciones serían no solo ilegales, sino también inconstitucionales.
Cataluña desobedeció la orden
Pese a la posición del Tribunal, Puigdemont, Presidente de la Generalidad de Cataluña, siguió adelante con el proceso electoral, alegando que éste es legal al ser aprobado por la mayoría de los diputados de la comunidad autónoma.
Esto conllevó a que el Gobierno central iniciara una carrera contra reloj para frenar las votaciones. Hubo incatuaciones de urnas, papeletas de votación, arresto de funcionarios y cierres de colegios en los que se realizarían votaciones. El resultado: más tensión.
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Personas acamparon en estos puntos en la noche del sábado 30 de septiembre para garantizar que la jornada se lleve a cabo con normalidad, sin interferencia de la fuerza pública. Padres de familia realizan actividades lúdicas en estos establecimientos educativos para impedir que la policía evite la realización del referendo, ya que la orden explicita es la de no usar violencia.
Polarización al interior de Cataluña
Los esfuerzos del Generalitat para realizar las votaciones fueron inmensos. Sin embargo, no parece haber una mayoría de catalanes a favor de la independencia.
De hecho, las últimas encuestas antes del 1 de octubre revelan que el 49% de los catalanes quieren seguir siendo parte de España, mientras que un 41% estaban a favor quieren separarse.
Se creería que es el gobierno datalan el que busca separarse, pero tampoco es así. De acuerdo con el periodista Jordi Évole, mientras entrevistaba a Puigdemont, las decisiones trascendentales en Calaluña requieren, por ley, ser apoyadas por una "mayoría calificada", es decir, 90 diputados de los 135 que hay. El referendo se aprobó con solo 72.
Una historia de conflicto
El pueblo catalán ha tenido desde hace milenios un lenguaje, una cultura, y una identidad propia. Todos esos principios se recogen en el Derecho catalán, según el cual “Cataluña no alcanzará su máxima plenitud cultural, social ni económica mientras forme parte de España”.
La razón de buscar la independencia es que muchos consideran que Cataluña ha sido oprimida durante cientos de años por los españoles. Por mucho tiempo se les prohibió hablar su propio idioma, así como suprimir su identidad religiosa.
La lucha por la independencia fue un tema neurálgico en la política española durante todo el siglo XX, pero nunca estuvo tan cerca de materializarse como hasta ahora.
