El proyecto de la reforma tributaria, una de las iniciativas más importantes del nuevo Gobierno, sigue dando de qué hablar por los numerosos sectores que serán tocados por las nuevas cargas de impuestos. Sin embargo, en las últimas horas causó algo de polémica una propuesta del Partido de la U, quien hizo una lista de sugerencias de impuestos al Gobierno Nacional dentro de la que se incluyó un impuesto para los moteles.
El documento de dicho partido incluía varios componentes, entre ellos propuestas para las MiPymes, el sector de la vivienda, pensiones, cesantías, ganancias ocasionales, personas naturales, así como un último punto de “fuentes sustitutivas de financiación”, donde precisamente aparecían los moteles con el controvertido impuesto al amor.
Básicamente, se trataba de una idea para lograr una contribución parafiscal al sector deporte, a través de un impuesto al alojamiento transitorio: donde se encuentran “moteles, residencias, amoblados, hostales y similares”, según el documento del Partido de la U.
A eso se le sumaron ideas de modernización de la Dian, gravar el 5% de la venta de todo inmueble de valor superior a las 26.313 UVT (que en 2022 corresponde a más de 999 millones de pesos), crear un impuesto a los cigarrillos electrónicos y de combustión, también a la exportación de ganado macho, así como apoyaron el impuesto a las bebidas azucaradas siempre y cuando los recursos terminen apoyando programas de medicina preventiva en salud.
Sin embargo, entre todas esas propuestas la que más generó discusión fue la del impuesto a los moteles, lugares frecuentados por las parejas para tener espacios de intimidad y salir un tanto de la monotonía. Lugares que, pese a que el servicio es relativamente corto, suelen tener precios base mayores a los 40 mil pesos, aunque de ahí en adelante el tope máximo varía dependiendo de la ubicación, los lujos, servicios, privacidad y exclusividad del establecimiento.
Es por ello que, inevitablemente, la propuesta de impuesto a estos escenarios fue llamada como el “impuesto al amor”, que no es la primera vez que se pone sobre la mesa. Una polémica de tal tamaño que incluso llevó al Partido de la U a eliminar esa idea del documento y realizar uno nuevo en el que algunas de estas ideas ya no estaban contempladas.
Aún así, desde el sector de los moteles también se levantó la mano en contra de este impuesto. En entrevista con Blu Radio, Alexander Alvarado, dueño de uno de estos establecimientos, señaló que esta iniciativa resulta desatinada ya que muchos moteles hasta ahora están intentando recuperarse económicamente de la pandemia. Sector de la hostelería que supuestamente tendría más de tres mil establecimientos en funcionamiento.
Además, aseguró en dicha emisora, ya pagan impuestos como cualquier otra empresa: pagamos impuestos, pero de una manera desproporcionada. Al gremio de moteles, desafortunadamente, no nos cobijó la ley de reactivación económica y las tarifas de impuestos. A diferencia de otros sectores de alojamiento, es full, plena con IVA e impuesto de consumo”.
Otras propuestas más allá de los moteles
Ya en una versión definitiva del documento de las propuestas, ya sin el impuesto a los moteles, el Partido de la U dejó únicamente los impuestos a la venta de las viviendas con el valor ya mencionado, a los cigarrillos electrónicos, a la exportación de ganado macho, así como dejó en pie su insistencia en unos beneficios tributarios transitorios y de normalización (para que los diferentes sectores logren acomodarse a las nuevas cargas).
Sin embargo, estas ideas no fueron las únicas, ya que el partido señaló que su reunión de propuestas se basa “en la defensa de las clases sociales menos favorecidas”. Empezando por la petición de una tarifa diferencial del impuesto a la renta para micro, pequeñas y medianas empresas, con el fin de cuidar el enorme porcentaje de empleos que generan.
Por ello, proponen que la renta para microempresas sea del 20%, para pequeñas empresas del 25%, para las medianas del 30% y grandes, del 32%.
Sumado a ello, el partido de Dilian Francisca Toro pide mantener los incentivos para la construcción de vivienda de interés social, al tiempo que evitar más impuestos para la compra y venta de inmuebles (excepto para las que superen el tope antes mencionado).
Otro focos de su propuesta son: retirar toda idea de gravar a los pensionados (pues lo consideran inconstitucional), lo mismo con las cesantías; una tarifa entre el 10% y el 15% para las ganancias ocasionales, de las cuales pretenden desligar la venta y compra de inmuebles; así como piden que el aumento a los impuestos de personas naturales con ingresos superiores mensuales a los 10 millones de pesos, se haga de forma gradual.
Una discusión que cada día tiene más aristas, con propuestas de todos los partidos y sectores, también en pro de esa disposición de diálogo que manifestó el ministro José Antonio Ocampo para lograr sacar adelante su reforma tributaria. Aunque, por otro lado, queda esperar cuánto está dispuesto a negociar con los partidos, ya con la consideración de un “impuesto al amor” por fuera de la ecuación (aunque ya rondando en el aire).
