Twitter se ha convertido en el escenario de una polémica de grandes tallas por cuenta de una foto que evidenciaría un caso de discriminación en el Centro Comercial Iserra 100, en Bogotá. El usuario denunciante fue el tuitero Carlos Velandia, quien notablemente indignado capturó en imagen un aviso que específicamente prohíbe el uso del ascensor por parte de domiciliarios que en medio de su labor deban visitar el establecimiento.
La prohibición de entrada de estos trabajadores a varios espacios como restaurantes o conjuntos residenciales, fue una medida bastante recurrente durante el inicio de la pandemia e incluso hasta el presente, producto entre otras cosas del miedo a contagiarse de coronavirus y al contacto innecesario con personas extrañas. No es raro, por lo tanto, encontrar este tipo de restricciones, aunque sí resultan extraños casos como el de Iserra 100 donde se limita el acceso específico de estos a espacios de uso abierto.
Aunque generalmente los ascensores están limitados (o por lo pensados) para personas con alguna discapacidad física o que por motivos de salud no puedan hacer uso de las escaleras, lo cierto es que en la gran mayoría estos son usados por el general de las personas con el fin de evitar la subida o bajada de varios pisos. Aunque eso sí, también debe decirse, para el general de la población existen las escaleras eléctricas que no implican mayor esfuerzo que unos pocos metros de caminata.
Sin embargo, el mensaje en este caso resultó llamativo por su precisión: “Señor domiciliario, el uso de ascensor de pasajeros está prohibido. Por favor utilice las escaleras eléctricas”.
Casi de inmediato, la imagen generó una ola de comentarios a favor y en contra de la medida adoptada por el Centro Comercial. Por un lado, las personas que respaldaron la indignación de Velandia señalaron que es un claro caso de discriminación, que además no tiene en cuenta la importancia de los domiciliarios para la economía de los negocios de comida y el esfuerzo de estos al momento de cargar las pesadas maletas de su trabajo.
Además, un argumento frecuente fue que los ascensores de los centros comerciales son un su gran mayoría de uso preferencial, pero no exclusivo, por lo que en sí ninguna persona estaría imposibilitada para usarlos. Por esta razón, consideran que Iserra 100 se estaría atribuyendo la capacidad para crear reglas que afectan a personas externas y no a su personal interno. Por lo general, la palabra preferencial indica que si una persona (sea o no domiciliario) se encuentra con alguien en silla de ruedas o una mujer embarazada, por ejemplo, debería ceder el turno para que esta haga uso del ascensor.
Por otro lado, hubo también quienes rechazaron que se tratase de discriminación, ya que consideran que la medida se puede deber al espacio que ocupan las maletas de los domiciliarios o a un tema de logística, como suele suceder en los restaurantes donde el personal o proveedores de insumos no entran ni salen por las mismas entradas que los clientes.
Asimismo, desde este lado del debate fue bastante frecuente señalar que los ascensores son de uso prioritario y que realmente no es tanto esfuerzo para una persona utilizar las escaleras eléctricas (desconociendo que un domiciliario puede sufrir igualmente de problemas de movilidad en sus rodillas o incluso venir cansado en el caso de los que entregan en bicicleta). En menor medida, también hubo quien justificó la medida por el covid, lo cual no tiene mucho sentido pues un domiciliario tiene la misma probabilidad de estar enfermo que cualquier otra persona y un centro comercial no es precisamente un lugar privado donde confluyen pocas personas y se mantenga la distancia social.
Por ahora, se desconoce respuesta alguna del Centro Comercial a la polémica. La norma indica que, cuando menos, los sitios abiertos al público deben contar con la debida certificación de su transporte vertical, instrucciones de uso a la vista, dimensiones y accesos adecuados para el ingreso de personas en movilidad reducida; sin embargo, se deja a criterio de los centros comerciales la forma en que estos serán utilizados. Normal sería que fuesen de uso exclusivo para personas de la tercera edad, personas con discapacidad o con problemas físicos que les impidan el uso de las escaleras, pero en este caso solo se limita su uso a cualquier persona que no sea domiciliario.
Cabe preguntarse, entonces, si no había una mejor forma de comunicar esta norma que realizando una ilustración de un domiciliario y ponerlo en medio de un símbolo de prohibido. Lo cierto es, que el debate eterno sobre las vías de entrada separadas para el personal y los clientes es de vieja data, encontrando casos como el restaurante que hacía entrar y salir a sus empleados por un pequeño hueco en el piso. En ese orden de ideas, ¿cree usted que el de Iserra 100 fue un caso de discriminación que merezca entrar a esa lista?
