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SOS Chocó, un grito por los derechos humanos

En 2022 un total de 256 personas fueron asesinadas en el Chocó, responsabilidad por la que ninguna autoridad levanta la mano.
Un grito por los derechos humanos en el Chocó
denuncia

En el departamento del Chocó los derechos humanos no están a la orden del día. Hombres y mujeres, en su gran mayoría jóvenes, están sometidos a un clima hostil para su desarrollo personal y social, generalmente dividido entre la desigualdad rampante y las expresiones de violencia que marcan el día a día de la realidad de los chocoanos. 

En un reciente estudio presentado por el Programa para la Paz del CINEP, se presentó un consolidado realmente preocupante para los Derechos Humanos en el país: un total de 610 personas fueron asesinadas en todo Colombia durante 2022. Siendo lamentablemente altas las cifras de asesinatos de corte político y las ejecuciones extrajudiciales. 

Solo para hacerse a una idea, entre enero y diciembre de 2022,fueron asesinadas un total de 417 personas por “persecución política sin autor determinado”, 91 fueron ejecutadas extrajudicialmente por persecución política y 57 de las que fueron víctimas de este flagelo eran personas protegidas. A eso le siguen los asesinatos por abuso de autoridad e intolerancia social. 

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El Chocó si que sufre especialmente esta situación. De acuerdo con el estudio del Cinep, por persecución política, abuso de autoridad e intolerancia social, un total de 10 personas fueron amenazadas, seis desaparecidas forzosamente, cinco detenidas arbitrariamente, dos fueron víctimas de ejecución extrajudicial, cinco judicializadas arbitrariamente, seis violentadas y seis más torturadas. 

La crisis de los derechos humanos en el Chocó

En cuanto a la aplicación del Derecho Internacional Humanitario, relacionado a la normativa aplicada al contexto del conflicto armado, en el Chocó se presentaron un hecho de amenaza, una desaparición, tres homicidios de personas protegidas y una lesión por métodos ilícitos de guerra. El total nacional de estas violaciones fueron 203, siendo el Cauca el departamento más afectado. 

Finalmente, en relación con violencia político social según distribución geográfica, el Cinep señala que en el Chocó 16 personas fueron asesinadas, 2 amenazadas, 9 raptadas y una torturada. En este caso fueron un total de 860 violaciones a nivel nacional. 

De acuerdo con las cifras de la Policía Nacional, las extorsiones y asesinatos son las problemáticas más graves hoy en día en el Chocó, teniendo en cuenta que en todo 2022 fueron asesinadas 256 personas y se cerró el año con 272 extorsiones. Eso sin tener en cuenta los subregistros que en un territorio con tanta intimidación son pan de cada día. 

¿Y quién dio la orden? 

En medio de todo esto surge una importante pregunta sobre cuáles son los principales actores victimarios de la situación en el Chocó. Una problemática bien compleja que justo en este momento, por ejemplo, sigue desplazando a cientos de personas del Bajo San Juan y otras ubicaciones del territorio chocoano hacia los cascos urbanos, por cuenta del enfrentamiento a sangre y fuego entre el Clan del Golfo y el ELN (entre otros grupos que operan en la zona). 

De hecho, es de conocimiento local que ni siquiera llegar a ciudades como Quibdó (su capital) es seguridad de bienestar, partiendo de que en esta ciudad la influencia de los grupos es total, sumando otros actores como los llamados “mexicanos”. Mismos que han sometido y que someten aún a la población a toques de queda cuando lo desean.

No obstante, hay que decir también que según el Cinep, no solo los grupos armados al margen de la ley son los grandes culpables de las cifras de la violencia en el país. Lamentablemente, la guerra sigue siendo un marco que involucra a toda la sociedad colombiana, registrando actores como la fuerza pública, el empresariado, el Estado, la Policía, la Fiscalía y a la misma sociedad, aunque eso sí siguen siendo los paramilitares y grupos guerrilleros los principales victimarios

Todo esto representando al final la continuación de una guerra que se ha convertido en un capítulo eterno en Colombia. Misma que, a pesar de las iniciativas de paz, se resiste a desaparecer del todo y en territorios como el Chocó, especialmente olvidado por el poder centralista del país, se deja ver con lo peor de sus expresiones.