A muchos les gusta la sensación que generan los besos pero, ¿cómo repercuten estos en nuestro organismo?
Imagine esa primera cita, esa primera vez en la que usted y la persona que desea están frente a frente, han acordado verse y darse un tiempo para interactuar más y conocerse mejor. Transcurre el encuentro, los signos no son muy específicos, los dos no saben cómo esconder sus inseguridades y solo una señal muy específica podría borrar todas las dudas de este momento.
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Es aquí donde entran a jugar los besos, la manera perfecta para saber si lo que se siente es mutuo, con lo que se sabe si ambos tienen un futuro romántico o simplemente hay afinidad química. Para eso, Pere Stupinyà, experto en temas de sexología, en su libro S=EX2, habla sobre la magia del beso. Después de exponer el ejemplo de una amiga suya, la cual estaba en una cita romántica, habla sobre un estudio de científicos de Lafayette College.
Investigadores han mostrado como resultado que los besos de amor o apasionados tienen más impacto fisiológico en el cuerpo que las caricias o los abrazos. Escogieron quince parejas que alternativamente se besaron, los cuales eran medidos a partir de sus niveles hormonales antes y después del contacto.
De esto se puede concluir que el cortisol en la sangre disminuye, restando las preocupaciones y estrés de las personas de manera evidente después del beso.En los hombres se eleva la oxitocina, que es una hormona relacionada con el apego. El placer se genera en esta escena gracias a las endorfinas y a la liberación de la dopamina, hormona hermana de la morfina, siento éxtasis y otorgando motivación, así como deseo de besos más intensos. Claramente, por toda la adrenalina en el sistema, las pupilas se dilatan, la presión sanguínea y la respiración aumentan, llenando de energía todo el cuerpo. [single-related post_id="791124"] Asimismo, el estudio que evalúa Stupinyà, comenta que los besos entre personas heterosexuales, sucede, los hombres, en medio del estilo fránces, gracias a su saliva, transporta su testosterona a la mujer, incrementado el deseo en ella. Este especialista español recorre la historia del beso, pensando en su origen, el cual es meramente cultural pero está relacionado, relevantemente, a la evolución. Los humanos junto con los bonobos, son los únicos animales que practican los besos con fines amorosos. Los labios de las personas están desarrollados intencionalmente hacia afuera , comparados con lo de otros especímenes, y es aquí donde tenemos más terminaciones nerviosas, el cerebro reconoce más estas respuestas que algunas genitales. [caption id="attachment_792057" align="alignnone" width="1024"] Foto: ShutterStock.[/caption] El beso como papel evolutivo, cuenta Pere Stupinyà, recide en que para ese momento, los sentidos se agudizan, sobre todo el olfato, que percibe aromas químicos en el otro individuo, lo que nos ayudaría a escoger mejor nuestra pareja, la más saludable y menos parecido a nivel genético. A esto, él expone un estudio realizado por Claus Wedekind, escogió un grupo de mujeres para que olieran camisetas sudadas por diferentes hombres, las participantes escogían las que contenían información genetica más distinta a las de ellas de manera inconciente. Más allá de la ciencia y la química, los besos son la perfecta excusa para estar más cerca de esa persona que nos atrae, descargando una gran porción de energía en nosotros, dejándonos con ganas de más.