Don Alberto Villanueva no conoció Internet hasta la vejez. Quedó huérfano desde pequeño cuando su mamá y su papá sufrieron el drama del desplazamiento forzado en Pacho, Cundinamarca. Alberto se quedó solo y comenzó a trabajar en droguerías de diferentes municipios. No contaba con que a él también lo desplazarían, esta vez por no enviarle una ambulancia al frente 45 de las Farc.
Desplazado llegó a Bogotá, donde intentó conseguir un empleo, pero sin familia o personas que dieran referencias personales, y a su edad, se quedó sin trabajo. Hoy está sentado en una mesa de la Biblioteca Pública El Tintal Manuel Zapata Olivella, un lugar a donde va todos los días a leer y a escribir. También intenta usar el computador, aunque por su poca capacidad auditiva y problemas de la vista, se le dificulta, pero trata.
Al igual que Don Alberto, a la Biblioteca El Tintal (parte de la Red Capital de Bibliotecas Pública, BibloRed) acuden cientos de personas en un día para leer o entrar a Internet, un beneficio con el que no todos cuentan en sus casas ubicadas en localidades como Kennedy, Bosa y Fontibón.
Don Alberto no tiene trabajo, ni familia. La Biblioteca El Tintal se convirtió en su refugio durante los últimos años. Navegar en Internet se le dificulta, pero ya lo han capacitado.
Luz Marina Velázquez, quien ronda los 40 años, aprendió a manejar Internet sola, asistiendo a la biblioteca todos los días. Vive de hacer costuras o artesanías. Su casa es en el barrio Patio Bonito y su afición es subir videos a Facebook de las reinas de belleza más famosas de Colombia. Indaga su pasado, si les robaron o no el reinado. También escucha música de antaño, lee historias de artistas famosos, o a veces ve fotos de sitios turísticos, como islas, y aprende de animales. Dice que eso la relaja y se ha convertido en su afición más importante.Luz Marina Velásquez aprendió a manejar Internet hace pocos años. Su afición es ver videos de reinados.
Otro es el caso de Steven, un joven de 13 años que sueña con ser cantante y viene a la biblioteca para descargar reggaeton para su MP3. Vive en un albergue, sin sus papás, y aprovecha estos momentos para hacer tareas, escuchar música o mirar Facebook. Según Maritza Rodríguez, coordinadora de la sala general de esta biblioteca, la mayoría de personas que asisten van a consultar Internet para hacer tareas, pero también son aficionados a las redes sociales.Steven vive en un albergue. Viene a la biblioteca El Tintal a descargar música para su MP3.
Muchas personas en la sala también juegan, sobre todo los jóvenes y así pasan las tardes de sus vacaciones. Algunos mayores ven videos de carros o intentan hacer algunos negocios por Internet como Leonel Arias, quien vive de hacer ventas a terceros. La mayoría de niños cuenta que en sus casas solo los menores saben manejar Internet, sus papás, tíos o abuelos no lo hacen. Cristina Arias, una mujer de 50 años, viene muy seguido a ver su correo electrónico o entrar a Facebook. Es empleada doméstica. Le gusta Internet para comunicarse con su familia que vive en Girardot. En este momento se encuentra viendo el video de su hija con la banda del colegio. En la sala para niños de 7 a 14 años la mayoría de ellos juegan o aprenden inglés con un programa lúdico. A los pequeños el Internet les parece más fácil. No se les permite consultar redes sociales, o páginas de adultos, por lo que debe haber una supervisión constante. Otras personas se encuentran en salas de consulta privadas donde pueden hacer tareas o ver películas. Internet para todos desde sus casas Para las familias colombianas de escasos recursos el Ministerio de Tecnologías e Información creó el proyecto de Conexiones Digitales; con el que se espera conectar a 100.000 hogares de estratos 1 y 2 de todo el país a muy bajo costo, y a familias que hacen parte de la iniciativa 100 mil viviendas gratis que lidera el Ministerio de Vivienda. La idea es que los beneficiarios tengan en sus hogares acceso a Internet. El Proyecto Hogares Digitales consiste en la masificación de accesos de Internet de banda ancha en hogares de estratos 1 y 2. El programa promete la instalación de 115.000 nuevos accesos en 23 departamentos y 77 municipios del país en usuarios de estrato 1 y 2 por un precio de 20 mil pesos mensuales. La idea es que cada usuario puede usar por tres años el servicio, sin estar obligado a comprar las terminales o tener cláusulas de permanencia con los distintos proveedores. Uno de los beneficiados es Edwin Mauricio Vinas, quien vive en el barrio La Gaviota de Baranquilla. Su suegra, Gilma Galvis de Bayona, cuenta que el Internet en su barrio les ha cambiado la dinámica laboral de los adultos y de estudios de los niños. A ella, quien es ama de casa, le permite ver películas o novelas y pasar su tiempo libre. Egidio Correa vive en Medellín. Tiene 61 años y se jubiló hace unos meses. Desde abril se inscribió en este programa a través de un subsidio del gobierno."Antes de tener Internet la gente tenía que ir a pagar por este servicio a unas tiendas que había en el barrio. A mi me gusta mirar hoteles en otras ciudades para ver a donde voy a viajar o comunicarme con mis hijos", afirma. En otra parte del país, La Virginia (Risaralda), José Gabriel Castañeda, minero de profesión, se beneficia de este programa pero para aprender de astronomía, sin tener que moverse de la casa. Su hijo mayor también se inscribió a un curso virtual con el Sena y su hija tiene más facilidades para hacer las tareas. Todavía son muchos hogares sin el servicio, pero se espera que para inicios del 2014 haya más de 115 mil inscritos a este servicio.