Las antigüedades ya no las hacen como antes

Publicado por: admin el Mar, 25/01/2011 - 10:43
La tecnología suele ser uno de esos espacios en los que no cabe la nostalgia. Entre más moderno mejor. Pero no siempre. Es verdad que la rapidez, el almacenamiento y hasta el espacio físico, son el
La tecnología suele ser uno de esos espacios en los que no cabe la nostalgia. Entre más moderno mejor. Pero no siempre. Es verdad que la rapidez, el almacenamiento y hasta el espacio físico, son elementos que poco a poco se han mejorado para hacernos la vida más fácil, pero al final nada supera volver a ver un clásico enorme y obsoleto como una rockola o un Ford Mustang del 72. El enamoramiento del mundo con iPhone y iPad ha llegado a un nivel que hará que muchos asomen alguna lágrima de la emoción cuando adquieran los nuevos gadgets retro, que parecen híbridos sacados de una máquina del tiempo. Maquinas de escribir –¡hay generaciones que ni las conocen!− maquinas de juegos tipo arcade, teléfonos y tocadiscos son algunos de los juguetes inútiles que ya están en el mercado. Jack Zylkin es un entusiasta de los tableros de circuitos y los cables, que además extraña la sensación de un teclado antiguo. No nos referimos al de un IBM o Remington o al que tuvo el clamshell de Apple, sino a la madre de todos ellos, la máquina de escribir. Y entre más vieja más apreciada. Con USB Typewriter, Zylkin logró fusionar el esqueleto de teclas con las pantallas de cualquier PC, Mac o incluso un iPad, a través de un puerto USB. En su diseño, es una curiosidad emblemática para quienes hacen alarde de coleccionar objetos poco comunes. La pantallita del iPad se asoma llena de colores y gráficos que corren con velocidad justo donde usted alimentaría de papel a la máquina. El creador de este Frankenstein no sólo vende las máquinas ya hechas por precios que van desde los US$700 hasta US$900, también las hace por encargo y enseña los pasos básicos para poder hacer una en casa. Scott Freeland se frustraba cada vez que necesitaba usar su iPod. Las ganas de tener un teléfono que se sintiera y funcionara como los de antes, hizo que en su laboratorio naciera un hijo digno del doctor Moreau. Al verlo luchar con el aparatito de Apple, su esposa le regaló un handset para que pudiera acomodarse. El artista estadounidense sabía que algo faltaba y de inmediato recordó la estética maravillosa de los teléfonos antiguos. No estamos hablando de inalámbricos de los ochenta sino de los modelos pesados y de colores sólidos que se veían en los años cincuenta. Freeland trabajó durante algunos meses para crear iRetrofone, fusionó una carcasa hecha en resina de uretano, que simula esos modelos y que funcionan como deck para que la estrella de los teléfonos móviles se conecte y se pueda marcar y levantar la bocina como en los viejos tiempos. Como bonus, aleja la radiación de los celulares. Todo por 250 dólares. Ayer, hoy y mañana es el himno del movimiento con el que la compañía Crosley Revolution pretende atacar a todos los que se conmueven por la ausencia de la música en su mejor formato: el acetato. La misión de Crosley es que no se pierda el legado que dejó el vinilo. Sus tocadiscos hechos a mano son réplicas de modelos famosos que datan desde los años cincuenta hasta mediados de los ochenta. Usted puede oír sus discos favoritos y también reproducir música en formato digital a través de su iPod. Y si su nostalgia es tan extrema como para llevarse para todas partes el sonido de la aguja, la tecnología mixta de Crosley deja que graben los acetatos en CD en formatos de mp3 o WAV. ¿Lo quiere más retro? También tiene radio AM/FM y casetera para oír y grabar. Desde US$200 hasta US$400. Las noticias de los últimos días generaron la expectativa que se mantendrá hasta la primavera, para los que suspiran por una consola de juegos de video como las que se encuentran en los centros comerciales y a sólo 100 dólares. Thinkgeek.com es el website de bien autodenominados geeks de la tecnología. El desquite momentáneo es una pequeña cabina que juega con el iPad por medio de Bluetooth. Los nerds no tienen preocupaciones, están apadrinados por ION Atari, un nombre que traduce experiencia en cuanto a juegos de video clásicos. Pero si tiene sólo US$25 y todavía quiere jugar Pac Man como hace tres décadas, su salvación es el joystick de metal que a través de succión se adhiere a la pantalla del iPad. Tal vez es más barato, pero ¿vale la pena encartarse con un aparto como ese para cumplir el capricho de jugar con palanca? Es posible que por eso exista Angry Birds. ¡Pare de sufrir! La retro tecnología ha llegado para salvar de la tediosa enfermedad de la nostalgia a quienes no soportan amar y odiar, al mismo tiempo, los adelantos de la ciencia y la ingeniería. Porque no hay nada más aburrido que oír decir “todo tiempo pasado fue mejor”. Híbridos y retazos de lo nuevo y lo viejo han llegado para quedarse en las vidas y corazones de quiénes extrañan aquellos días, y para conquistar a los que ven en estos objetos, cadáveres resucitados con lo mejor del siglo XXI.