Al ingresar suena de fondo ´La gata golosa´ del compositor Fulgencio García, considerado el pasillo más emblemático de la Bogotá Antigua. Más adelante, las fotografías de un tranvía del año
Al ingresar suena de fondo ´La gata golosa´ del compositor Fulgencio García, considerado el pasillo más emblemático de la Bogotá Antigua. Más adelante, las fotografías de un tranvía del año 1930 y de la Plaza de Bolívar, cuando aún era el mercado principal de los pobladores de este territorio, además del olor particular que emana la cocción de platos como el ajiaco santafereño y el puchero, les indica a los visitantes que han llegado a un lugar que le hace culto a la memoria histórica de la capital del país.
Se trata del restaurante tradicional La Puerta Real, un emprendimiento que busca rescatar la identidad de los bogotanos desde diferentes manifestaciones gastronómicas y culturales. Sitio que ha sido declarado en varias ruedas de negocios realizadas por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, MinCIT, como uno de los proyectos de identidad y memoria más novedosos y diferenciadores del país.
Está situado justo a mano izquierda de la Plaza del Chorro de Quevedo, el lugar que, de acuerdo con los historiadores, el Zipa de los Muiscas, el pueblo indígena que ocupaba este territorio antes de la conquista española, observaba toda la sabana. Posteriormente, Gonzalo Jiménez de Quezada fundaría a Bogotá en esta plazoleta.
Además de la historia, la música y la gastronomía, el sitio les ofrece a sus visitantes la posibilidad de vestirse con los atuendos típicos de la Bogotá de los años 20, 30, 40 y hasta 50. La gran colección de tocados, sombrero y abrigos que se encuentra en el lugar es la mejor manera de realizar un viaje hacia el pasado y sentirse como un auténtico 'cachaco', ellas muy 'chuscas' y ellos muy 'chirriados'.
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Para 1891, tras la inauguración de la primera cervecería en el país, los gobernantes de la ciudad le dieron la estocada final a la bebida ancestral reemplazando su consumo por el producto a base de cebada. “La cerveza está llamada a redimir a nuestro pueblo de la chicha poniéndolo a la altura de los pueblos que distinguen a las grandes capitales”, señalaban los avisos que aparecían en la prensa de la época.