Nadie nunca ha dicho que ser periodista es fácil, sin embargo, hay quienes dicen que ese camino hacia la verdad se hace más admirable en cuanto mayor sea el sacrificio que imprima la persona en cada historia. De eso sabe de sobra Gustavo Castro Caycedo, el emblemático periodista que trajo a Muhammad Alí a Colombia y sobrevivió a la guerra en Nicaragua… el periodista que le ganó a la muerte en siete ocasiones.
Más de 60 años de periodismo, de historias, de amor y de guerra (como titula su más reciente libro con la editorial Sin Fronteras), que se contradicen con la vigorosidad y elegancia propias de un gentleman inglés. A sus 81 años, este zipaquireño es una institución en el oficio, un modelo a seguir de esos que enseñan a rajatabla en las facultades de comunicación.
En entrevista con Kienyke.com, Caycedo recordó con emoción algunas de sus más grandes aventuras en la vida, desde la vez que registró la crudeza de la revolución Sandinista en Nicaragua y llegó a sobrevivir incluso a un bombardeo, pasando por el dia que lo llegó a secuestrar el M-19 cuando trabajaba en El Tiempo, hasta su cruzada por resaltar el protagonismo de numerosos colombianos triunfando en el mundo.
“Yo tengo una disciplina, yo escribo todos los días, absolutamente todos. La diferencia es que escribo de 10 de la noche a 6 de la mañana, horas en que no hay ruido, no hay timbres, no hay portería y uno puede colocar música ambiental y escribir sin ninguna interrupción (...) Hay noches en que se me olvida comer y cuando me doy cuenta son las 6 de la mañana”, cuenta Caycedo sobre su ritual para la pluma.
Vea la entrevista completa con Gustavo Castro Caycedo:
Al estilo del “mejor oficio del mundo” de Gabriel García Márquez, sobre quien escribió un libro biográfico, Caycedo asegura que “ser periodista es un privilegio”. Él mismo, en su momento, llegó a dejar un puesto directivo en IBM por apostarle al mundo de las historias, dirigió Inravisión (ahora RTVC), los noticieros de Cinevision, RCN Radio, varias revistas importantes, fue presidente del Círculo de Periodistas de Bogotá y de paso escribió más de 40 libros. Un total de 81 años de los cuales ha gastado cada segundo.
Las siete vidas de Gustavo Castro Caycedo
Resulta común, sobre todo cuando se habla de este tipo de personajes, pensar que el miedo es esquivo para quienes escogen la reportería de guerra como parte de su trabajo. Sin embargo, Castro Caycedo es muy consciente de su mortalidad y cuenta, sin pena, cómo muchas veces vio de frente a la muerte y temió.
“Titulé una de mis crónicas ‘Yo era el más asustado de los reporteros’. Yo muchas veces sentí miedo, no sé cómo lo superé. Pero uno es un ser humano que siente como cualquiera. Oír ametralladoras disparando, el ver caer bombas y el ver guardias asesinando gente, claro que da miedo”, señaló el maestro.
Recuerda, eso sí, que una de las experiencias que más lo marcó fue la guerra de Nicaragua, en 1967, cuando decidió emprender una aventura como reportero acompañado únicamente por un camarógrafo, entrando indocumentados a Managua y sin estar apadrinados por ningún medio de comunicación.
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“Tuve unas aventuras que me tuvieron cerca de la muerte y esas aventuras me marcaron. Estuve en Nicaragua hasta 10 días antes de la caída del general Somoza, hubo un bombardeo en la frontera de Nicaragua con Costa Rica que me hizo ver lo difícil que es la profesión y afortunadamente salí ileso”, relata.
Sin embargo, esa está lejos de ser la primera vez que Castro Caycedo estuvo al borde de la muerte y en ese muro también se encuentra el recuerdo de cuando fue secuestrado en 1981 por el M-19 cuando trabajaba en El Tiempo. Sobre todo ello, es enfático en que el alma de periodista lo llevaba siempre un poco más allá.
“Yo tengo una suerte de gato, yo he tenido siete oportunidades en las que pude morir y no me tocó”, señala, comparándose con un felino.
Una pasión por el deporte
Por las páginas de este maestro del periodismo, han pasado personajes de talla nacional e internacional. Desde políticos de gran impacto en la historia colombiana como Luis Carlos Galán o Álvaro Gómez Hurtado, hasta el presidente de Costa Rica Rodrigo Carazo, quien tuvo un papel en la guerra con Nicaragua al permitir la operación de los sandinistas en su territorio.
Sin embargo, la misión de Castro Caycedo fue mucho más allá. En sus páginas, contó las historias de cientos de colombianos triunfando en numerosas disciplinas por el mundo: Adriana Ocampo Uria, una de las primeras colombianas en ser protagonistas en la NASA; Marta Gómez, un referente de clonación en el mundo; entre otras tantas.
Sin embargo, una de sus principales pasiones siempre fue el deporte. De hecho, fue a través de este que Gustavo Castro Caycedo ingresó al periodismo, contando las hazañas de Efráin Forero o el Zipa Indomable, a quien considera uno de los más grandes en la historia del ciclismo nacional.
También escribió sobre boxeo y logró una hazaña que lo dejó inscrito en los libros de historia: traer a Muhammad Alí al país. Una historia que tiene detrás su esfuerzo por salvar financieramente al Instituto Roosevelt, que dirigían sus suegros, y que terminó con Alí poniéndose por primera vez los guantes en América Latina e incluso haciendo el saque en un partido entre Millonarios y Nacional.
“Me dijeron que era un loco (...) mis colegas periodistas se burlaron de mí”, cuenta con nostalgia de este episodio de su vida.
En fin… vaya loco, de esos locos que han construido lo crudo y lo fantasioso de ser periodista. De esos que se vuelven referente para cualquier estudiante o periodista novato que aspire a escribir un capítulo en la historia de este oficio… el más lindo del mundo.
A todos ellos, Castro Caycedo les deja un mensaje: “Pensar en la sociedad. Recordar que su misión como periodistas es ser intermediarios de la información con la opinión pública y que eso requiere la verdad y el equilibrio en la información (...) Un periodismo bien manejado puede transformar al país”.
