Angelino, ¡El rey de los aviones!

Jue, 07/06/2012 - 06:00
Hoy estoy orgullosísimo de nuestro gran vicepresidente Angelino Garzón (el verdadero Señor de los Mil agros de Buga) y de ver cómo los cursos que le he dado le han aprovechado tanto.

Me refiero
Hoy estoy orgullosísimo de nuestro gran vicepresidente Angelino Garzón (el verdadero Señor de los Mil agros de Buga) y de ver cómo los cursos que le he dado le han aprovechado tanto. Me refiero, desde luego, a su inspirada frase del año que convierte en nimias balbuceadas otras grandes máximas del uribismo, cuando le salió al paso a los calumniadores comunistas que lo acusan de despilfarrador por tratar de obtener chanfa internacional, con esta gran frase, que la verdad parece salida directamente de mi propio cacumen: “¿Cómo pretenden que dignidades de un Estado —como un presidente, un vicepresidente o un magistrado— viajen como unos zarrapastrosos?” ¡Qué orgullo ser emulado por tamaña godofredada! Sí, señor: dignidades. Porque si algo tiene Angelino es dignidad. Basta ver la manera tan elegante, encopetada y digna con la que se salió de la chusma izquierdosa para desarrollar una rutilante carrera, un irresistible ascenso (como un Arturo Ui valluno) por las autopistas de la productividad en su condición de gran fogonero de la locomotora, a todo vapor, sudando, como siempre. Esa, su traición, sí fue buena, no como la de Santos, que tiene a Colombia por el desbarrancadero. Adorable, mi Angelino, enprimerado subiendo en su mula las cuestas del poder… Mejor no se puede decir algo al referirse al derecho que tenemos la gente de bien de no estar metidos y sancochados dentro de un avión junto con la gleba ignara, en una mala clase turista donde vuelan todo tipo de cernícalos y gentes malolientes. Un patricio que en buena hora dejó atrás la lechona, los cholados de Jamundí y los tamales, no puede regresar a la grasa originaria, al detestable “caldo de rostros” esa sopa de cabezas de gallina que te miran desde la ignota densidad del caldo o de la ventanilla del jet. Un pro hombre que ya ha tocado con su grácil humanidad los diseños de un Arturo Calle, en modo alguno puede regresar al delantal o a comer chitos en la silla 34F. Me han dicho que un dandy como Angelino, tan hábil y sibilino, no ha tenido ningún problema en adaptarse a su nueva clase en los aviones (y él es el rey entre los aviones). Ha aprendido a sentarse bien en su trono, a no tirarse pedos en el despegue, y tras las insinuaciones de las azafatas, inclusive se ha amarrado bien el cinturón de Seguridad Democrática. Parece ahora un bulto con el suncho bien ajustado y ya no es tan desabrochado. Atrás quedaron sus tiempos de zaborrero, zangüengo, zocurro y zurripuerca. Y si se trata de ensalzar valores democráticos y de dar ejemplo, a él no le toca, porque eso sí que es indigno, el ejemplo, cosa de profesores gamines de Fecode. Que lo den los pobres mentecatos habitantes de las flotas Valle de Tenza y de los expresos Palmira que nunca llegarán a primera. Que viajen sí, a vender sus mercaderías de pacotilla. Ahí tienen sus nuevas aerolíneas del tal low cost para vaciados. ¡Que viajen en Zarrapastrair! Un hombre de las finas maneras, calidades y de la sílfide figura de Angelino, además de ser todo un vicepresidente, se merece no tener que revolverse en atroz changua con toda esa gentuza que viaja en aviones, la mayoría de ellos al fiado y que no tienen ni idea de lo que es una sala VIP. Gente degenerada que no conoce ni el champagne ni el caviar, ni el filet mignon, que son cosas de la raza blanca, aunque la verdad sea dicha Angelino, por su propio bien, merece un tratamiento no solo de adelgazamiento para ser tan sílfide como nuestro amo Uribe, sino de descenso de su melanina que traiciona sus origines mestizos. Pero es su ideología, su permanencia al lado del poder, la que lo ha blanqueado para su bien y el de sus electores. A mí sí me parece muy bien que nuestro vice haya hecho, como si dice en la jerga aeronáutica, su up grade a la primera clase, a los clubes y salones, que use caras lociones. Eso es lo que se llama movilidad social, el derecho que uno tiene en bien de la patria y de sí mismo, a traicionar cosas tan chimbas como su clase, sus ideas y sus principios. El pragmatismo del doctor Angelino debe ser puesto como epítome de lo que es trepar, ascender. Además, el siempre ha sido sincero, así parezca entamalado en la sala VIP. Que es un arribista ¿Y qué? Peor son esos abajistas comunistas que quieren volverse pueblo y comer porquerías y untarse Brut. Angelino ha logrado, por sus propios méritos, trascender del chunchullo al salmón ahumado. Envidiosos, igualados y mentecatos todos sus críticos. Ojalá nuestro Vice vuele en primera muy alto hasta alcanzar la dignidad suprema que la patria le tiene reservada. Y si se trata de respetar su identidad, pues ¡que sirvan bofe en primera! De otro lado, me siento muy estimulado por el encuentro que en estos días tuvo el planeta Venus, el del amor, con el astro rey, en una cópula sideral que debe beneficiar a todos aquellos que creemos en la poesía erótica de José Obdulio (ahora Jorge Tulio, desde que me lo nombraron en su nuevo cargo de protagonista de novela), que admiramos el arte del amor de Carlos Cárdenas, ese muchacho artista del botellazo contra el mulato sublevado que quería poseer a la linda Laura Moreno, militante de las juventudes de la U. Gracias a Venus, estoy en la arrechera total que me producen los tres huevitos y el Plan Patriota… Por eso, aprovechando que ustedes son gente sensible y estimulado por Matilde mi legítima musa que está de cumpleaños, he compuesto esta égloga, este poema de amor, esta lírica y desbordada catarata de pasión en este atardecer de mieles y bellezas. Dirán algunos que soy un vate cursi, relamido y de mal gusto, pero me importan un carajo las apreciaciones de los críticos de pacotilla, todos maricas y comunistas…Ahí les va mi poema de amor: Oh alba secuencia del amor de patria que ensalza mi alma desgranada en Venus sagrada experiencia de los albos gestos de la gente bien, supina verdad de los machos alfa me doy cual Terpsícore a la danza guerrera, ensalzo en mis venas la ráfaga magna voy por el mundo marcando el compás y canto a los versos de amor de la autodefensa mis ideas erectas se suman al coro, mis venas derraman doctrinas y empalo Mi pluma enceguece la urabeña belleza, mis ideas se evaden entre tanta palma asciendo Londoño en mi viaje al himeneo, rompo las barreras del coito místico cual leopardo henchido de virtudes sanas, eyaculo pétalos en la semilla goda soy el cáliz que acoge licores, soy ánfora y copa soy Merlano y violo libo tus jugos de agro seguro, arremeto altivo con mi cuerpo flácido Surgen tormentas, desafío a la Corte, me hundo sin escafandra en tu minería oh mi Matilde, más tilde que ma. Edipo me llama, mamacita linda, a tus pies rendido no te llamo musa porque es poca cosa, te trato de moza cual criolla prepago en el café oscuro de tus ojos puros, bebo la cicuta que me lleve al clímax. soy amor, soy beso, soy enhiesta asta. Soy una amalgama de tus dientes de oro.
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