El bosque de los suicidas

Lun, 06/06/2011 - 03:00
También le llaman el mar de árboles. Desde el aire, a vuelo de pájaro, es un tupido bosque de 35 kilómetros cuadrados que rodea el monte Fuji. Pero bajo ese techo de cedros y pinos blancos, entre
También le llaman el mar de árboles. Desde el aire, a vuelo de pájaro, es un tupido bosque de 35 kilómetros cuadrados que rodea el monte Fuji. Pero bajo ese techo de cedros y pinos blancos, entre un suelo cubierto de hojas y rocas revestidas de musgo, en medio de los laberintos que imponen los gruesos troncos, allí también es posible encontrar un zapato retorcido, un cráneo humano, una media desecha o el cadáver de un ahorcado meciéndose al vaivén del aire. El de Aokigahara es el bosque de los suicidas. En la entrada del bosque hay un gran letrero que le dice al visitante: “Un momento, por favor. La vida es un precioso regalo que te dieron tus padres. No te guardes tus problemas. Compártelos, busca asistencia”. Muchos no prestan atención al anuncio y siguen su camino, seguros de que va a ser el último que emprendan. Desde 1950, en este lugar se han suicidado más de 500 personas. Es el segundo lugar con más suicidios en el mundo después del puente Golden Gate, en San Francisco, que registra 1300 suicidas desde 1937. Los altos árboles de Aokigahara vieron morir las primeras personas durante el Japón feudal, en el siglo XIX. Como Hansel y Gretel, el famoso cuento de los hermanos Grimm, las familias pobres abandonaban a los niños en el bosque, desesperadas porque no tenían recursos para alimentarlos. En la década de 1970, las autoridades decidieron hacer búsquedas periódicas debido a la cantidad de cadáveres que se encontraban y a las personas desaparecidas. En total, 300 empleados tienen la tarea de buscar cuerpos periódicamente. El 2002 fue el año en el que se hallaron más cadáveres: 78; en 1998 se encontraron 73. El número anual de suicidas es de unos 50, casi todos hombres de alrededor de 30 años. El primer kilómetro desde la entrada está muy contaminado. Pero conforme se llega más adentro, el bosque se convierte en un lugar limpio, casi inexplorado, en el que sólo se escucha el silbido del viento y el crujido de los árboles. Tanto el monte Fuji como el bosque circundante son sagrados. Por eso las personas eligen morir allí. Hasta los sitios más recónditos han llegado personas para quitarse la vida. Las autoridades no saben cuántos cadáveres aún no han sido encontrados. Pero se cree que son muchos. Japón tiene una tasa muy alta de suicidios. Desde hace trece años, en ese país se quitan la vida más de 30 mil personas al año. Unos 27 de cada 100 mil japoneses se quitan la vida. Para hacer una comparación, en Colombia se suicidan en promedio 2200 personas. En Japón, suicidarse en la casa no es honroso. Por eso eligen otros lugares. Las propiedades en las que alguien ha cometido un suicidio pierden gran parte de su valor y son casi imposibles de alquilar. Se convierten en lugares impuros que sólo traerán infelicidad. En ese país, la tradición del suicidio es ancestral. Una salida honorable y digna a los problemas terrenales. En el último año, la tasa de suicidios en Japón tuvo una leve disminución. Pero el número de personas que deciden morir por mano propia todavía es muy alto. En su libro El completo manual del suicidio, el escritor japonés Tsurumi Wataru recomienda el bosque de Aokigahara como el mejor lugar para cometer suicidio. El director Takimoto Wataru, por su parte, dirigió la película El mar de árboles del Monte Fuji, en el que cuatro personas deciden terminar con su vida en ese lugar. Según las leyendas japonesas, los yürei son fantasmas atormentados, sometidos a errar por la tierra porque, en vida, no recibieron funerales o cometieron suicidio. Se dice que aparecen entre las dos de la mañana y el amanecer. Por obvias razones, el bosque de Aokigahara tiene fama de estar repleto de fantasmas sin piernas, vestidos con una mortaja blanca abrochada al revés, que erran sin paz por entre los árboles del bosque más tétrico y hermoso: el bosque de los suicidas. Los lugares con más suicidios (ver fotoshow) Cataratas del  Niágara. Puente Golden Gate de San Francisco. Desde 1937, cuando se inauguró, el Golden  Gate ha visto salta al vacío a más de 1500 personas. Bosque de Aokigahara. En el bosque de los suicidas se han quitado la vida más de 500 personas. Forrest Hill Bridge. Desde el Puente más alto de California, 2428 pies de altura, han saltado 55 personas. The Gap: Se estima que al alrededor de cincuenta personas se suicidan saltando desde este puente situado en Sídney, Australia. Jacques Cartier Bridge, Montreal. En 2003 se erigieron barreras para que no saltaran más personas.  En el puente se han registrado 143 suicidios. Beachy Head, Sussex, Inglaterra. En este acantilado ocurren veinte suicidios al año.
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