Su pelo blanco acaba en la mitad de la espalda. Ni siquiera se lo tintura. La piel se pliega sobre su cuerpo delgado y manchado por décadas de sol. En la portada de la revista Vogue, Daphne Selfe lució un vestido negro ajustado, demarcando la silueta, que según ella, no tiene un ápice de grasa.
Es una anciana con cuerpo de modelo. Ante las cámaras, no niega las arrugas que surcan sus labios, ni la flacidez de su piel. Ha posado para la publicidad de marcas reconocidas como Rankin, Moschino, Tata Naka y Dolce & Gabbana.
Empezó a modelar en 1949, cuando tenía 20 años. Un año antes de ingresar al mundo de la moda se había casado con el director de televisión Jim Smith. Mezclaba su vida matrimonial con las pasarelas, pero a mediados de los cincuenta abandonó la vida profesional para dedicarse a ser madre.
Su carrera como modelo comenzó cuando tenía 20 años, en 1949.
A los 69 años una llamada telefónica de su ex agente para proponerle volver al modelaje. Ya con los hijos convertidos en adultos, ella aceptó la oferta.
Nunca sintió nostalgia al recordar la adolescencia. Tampoco se mandó a realizar algún procedimiento estético ni quirúrgico. Sentía que el mundo debía conocer una belleza real, no a una mujer vieja convertida en muñeca juvenil mediante cirugías.
Por su porte es una modelo polifacética. Ha hecho publicidad de toda clase de prendas de vestir, desde ropa juvenil y elegante, hasta prendas para mujeres mayores. A su edad se enorgullece de vivir del modelaje. Cobra 1.500 dólares diarios.
Ha sido modelo de marcas como Rankin, Moschino, Tata Naka y Dolce & Gabbana.
En 2003 firmó el contrato con Dolce y Gabbana por 64 mil euros para la temporada otoño-invierno en la línea juvenil.
Practica Yoga. Su cuerpo lo debe a esos ejercicios. También se alimenta sanamente y cuida el rostro con crema facial. Dice que no hay necesidad de recurrir a un cirujano para ser bella, solo hay que cuidarse y sentir que la belleza no es un prototipo, es cuestión de actitud.
Su carrera como modelo comenzó cuando tenía 20 años, en 1949.
A los 69 años una llamada telefónica de su ex agente para proponerle volver al modelaje. Ya con los hijos convertidos en adultos, ella aceptó la oferta.
Nunca sintió nostalgia al recordar la adolescencia. Tampoco se mandó a realizar algún procedimiento estético ni quirúrgico. Sentía que el mundo debía conocer una belleza real, no a una mujer vieja convertida en muñeca juvenil mediante cirugías.
Por su porte es una modelo polifacética. Ha hecho publicidad de toda clase de prendas de vestir, desde ropa juvenil y elegante, hasta prendas para mujeres mayores. A su edad se enorgullece de vivir del modelaje. Cobra 1.500 dólares diarios.
Ha sido modelo de marcas como Rankin, Moschino, Tata Naka y Dolce & Gabbana.
En 2003 firmó el contrato con Dolce y Gabbana por 64 mil euros para la temporada otoño-invierno en la línea juvenil.
Practica Yoga. Su cuerpo lo debe a esos ejercicios. También se alimenta sanamente y cuida el rostro con crema facial. Dice que no hay necesidad de recurrir a un cirujano para ser bella, solo hay que cuidarse y sentir que la belleza no es un prototipo, es cuestión de actitud.
