La nostalgia de Alonso Salazar

Lun, 02/07/2012 - 15:00
Escrito por: Diego Olivares Jiménez
Alonso Salazar Jaramillo está solo. Duerme tranquilo desde hace cinc
Escrito por: Diego Olivares Jiménez

Alonso Salazar Jaramillo está solo. Duerme tranquilo desde hace cinco meses en un apartamento en Chapinero Alto, en Bogotá, sin conseguir espantar del todo la nostalgia. Se le ve triste. Ha perdido peso y se ha convertido en un ermitaño, según el mismo cuenta, que enciende un calentador para sentir la temperatura de Medellín. En diciembre despidió ocho años de duro trabajo en la alcaldía de la capital de Antioquia, primero como coequipero de Sergio Fajardo. Salió con un inocultable sabor amargo y la sanción de la Procuraduría encima, que lo inhabilitó para ejercer cargos públicos durante doce años, acusado de participación en política por haber intervenido en la elección de Aníbal Gaviria como alcalde de Medellín.

Las palabras le salen cargadas de sentimiento. Salazar es un hombre directo que habla sin tapujos, porque nunca ha perdido la humildad de sus orígenes, de una infancia libre en el barrio Manrique, de sus tiempos de reportero o de investigador social, conocedor de la vida de las comunas de Medellín, que inspiraron sus libros ‘No nacimos pa’semilla’, ‘Profeta del desierto’ y ´La Parábola de Pablo´, la biografía novelada de Pablo Escobar en la que se basó la serie ´Pablo Escobar, el patrón del mal´, que emite el Canal Caracol.

Pablo Escobar y GalánComo escritor se ocupó de novelar la vida de dos personajes antagónicos: Pablo Escobar y Luis Carlos Galán, ambos han sido protagonizados en la serie Escobar, el patrón del mal.

Desde el 2 en enero del 2012 empezó su nueva vida en Bogotá, en la que ha podido recuperar ese hábito de hombre caminador de calles y observador del alma humana, que siempre tuvo vivo, pero que cuando era alcalde debía hacer rodeado de escoltas. Ha vuelto a tener tiempo para ver los cientos de películas y documentales represadas durante doce años de intensa actividad política.

Son muchas las horas que  emplea en escribir las memorias de sus 4 años como alcalde, que se espera no se queden en un documento formal de gestión sino en un viaje por esa ciudad que extraña y que él llama el paraíso. La misma que puede recorrer con los ojos cerrados. A Medellín la recuerda como un milagro, parafraseando las palabras del urbanista estadounidense Francis Fukuyama, por su vitalidad para superar su lastre de décadas de violencia.

El tiempo lo tiene a su favor. Un día puede levantarse para mirar hacia las montañas, hacia el cielo, hacia los cerros de la ciudad o simplemente revisar la prensa con escrúpulo. También gasta tiempo en ir al gimnasio o trotar por las calles capitalinas. La sanción de la Procuraduría lo golpeó. Recuerda el miércoles 29 de febrero como uno de los días más dolorosos de su vida. Fue entonces cuando le cayó como una plomada la sanción del procurador Alejandro Ordóñez.

Alonso SalazarAlonso Salazar asistió a la audiencia pública en la que la Procuraduría lo inhabilitó por 12 años a ocupar cargos públicos.

“Esa noche me fui a dormir con el alma arrastrada, con un desaliento y una decepción tan grande, porque sabía que haber prevenido a la ciudadanía de Medellín de una campaña a la alcaldía que estaba infiltrada por grupos de paramilitares, me había pulverizado luego de que la Procuraduría hiciera su anuncio y no entendía como su trabajo”, dice.

¿Qué opina del fallo emitido por la Procuraduría?

“Creo que el concepto emitido por el Procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, no sólo fue político, sino que estuvo marcado por sus fuertes convicciones religiosas. Además el tema de la creación de la Clínica de la Mujer en la que no sólo se practican abortos sino que se realiza una atención amplía a la mujer de Medellín. Uno no logra entender cómo integrantes del Partido Conservador, con delitos graves de corrupción, tienen una especie de revestimiento o un manto de inmunidad con el que la Procuraduría los mantiene alejados de sanciones disciplinarias. (…) La alcaldía fue una especie de apostolado, de voluntariado, que aunque fue castigada con una sanción disciplinaria, de la que no tenía ninguna señal de que iba a pasar”.

Salazar y FajardoDe la mano del hoy gobernador Sergio Fajardo lideraron un movimiento político que le arrebató el poder en Medellín y Antioquia a los partidos tradicionales.

El sabor amargo está allí. Alonso no sabe cuándo regresará a Medellín pero tiene claro cómo quiere hacerlo. Llegará de sorpresa. Y caminará tanto como lo hizo en sus años de investigador. Se tomará un buen tinto en el Café Los Andes en Plaza Mayor, vecino del sector de la Alpujarra, y luego caminará el centro de la ciudad deteniéndose por algunas de las estaciones del Metro, como la de San Antonio. Respirará profundo por el sector de Junín y luego se irá a su otro refugio que frecuenta hace más de 20 años en La Estrella, a veinte minutos del centro de la ciudad. Allí verá el atardecer del sur del Valle de Aburrá, y con un vaso de whiskey en la mano, observará, sin prisa a Medellín encender sus luces para convencerse, una vez más, de que está en la ciudad milagro.

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