La virreina universal que se convirtió en la reina de un burdel

Vie, 24/08/2012 - 07:30
En una casa de citas en el norte de Bogotá, Carolina Gómez deslizó su cuerpo alrededor de un tubo. Durante siete horas enredó sus piernas endurecidas por el ejercicio mientras el sudor se deslizab
En una casa de citas en el norte de Bogotá, Carolina Gómez deslizó su cuerpo alrededor de un tubo. Durante siete horas enredó sus piernas endurecidas por el ejercicio mientras el sudor se deslizaba sobre su piel. Ella miraba lujuriosa al centenar de asistentes y varias cámaras filmaban sus movimientos. Ocurrió en enero de 2012 durante el rodaje de la película La Lectora, dirigida por Riccardo Gabrielli. En 1993, cuando ser Reina Nacional de la Belleza era como ver a la Virgen María en pasarela, Carolina Gómez fue coronada. Su figura de 17 años desfiló con un traje de brillantes, y las mujeres en sus casas, que no perdían los reinados como los hombres un partido de fútbol, añoraban tener esa corona puesta en la cabeza. Después de casi dos décadas la ex reina volvía a ser reina, pero de un prostíbulo. En la película representa a Karen, una bailarina exótica que conoce la vida nocturna con sus placeres y vicios. Carolina Gómez Veinte años después de haber sido coronada reina de Colombia, Carolina Gómez se convirtió en la reina de un prostíbulo. Al siguiente día de la grabación de la escena en la casa de citas, la actriz estaba adolorida, las piernas, que la noche anterior se trepaban sin descanso en el tubo de pole dance, estaban encalambradas. A pesar de no poder casi ni caminar, estaba satisfecha de representar a Karen. Pensó que ese es el dolor que experimentan las bailarinas después de entregar sus cuerpos en el escenario. En un café en el norte de Bogotá, Carolina recuerda los 17 días que duró el rodaje de la película. Han pasado ocho meses y dice que aún está haciendo el duelo de su personaje. Los actores son como dioses de la imaginación, crean un ser, lo muestran a los espectadores y luego lo matan. Es normal el duelo La actriz habla duro. Llama la atención en el lugar por su belleza y su voz. Viste con un pantalón negro ceñido a sus piernas tonificadas con ejercicios de pole dance que aprendió hace dos años. Unas botas que sobrepasan los diez centímetros de tacón aumentando su estatura de 1,72 m. y una camisa de muselina azul con los hombros descubiertos. Desde cuando fue coronada como reina de los colombianos las cámaras han perseguido a esa mujer que ha cambiado poco en el físico. Es como un maniquí que ha permanecido en la vitrina de los medios durante dos décadas y solo ha cambiado el vestuario. Solo una vez, hace 15 años, su barriga creció, se redondeó y luego nació su hijo Tomás, de su primer matrimonio con Nicolás Hoyos. Fueron nueve meses de un embarazo íntimo. Las cámaras no pudieron captar a la modelo cuando se preparaba para ser madre. Mientras veía el placer universitario en los amigos de su adolescencia, Carolina era madre, esposa y modelo. Se sentía agotada. Después de presentar el programa de humor Locos Videos junto a Jaime Sánchez Cristo, huyó de las cámaras, sentía que estaba dando todo y quedaba vacía. Se divorció y luego encontró en su antiguo compañero de set, Sánchez Cristo, la ilusión del amor, pero como toda ilusión se desvaneció como un espejismo. Carolina GómezCon 36 años tiene un cuerpo perfecto gracias al 'pole dance'. Después de ser presentadora, modelo y de actuar en siete películas y cuatro series de televisión, se radicó en España para estudiar actuación en la escuela Corazza, lugar que ha formado a actores como Javier Bardem y Margarita Rosa de Francisco. Allí se enamoró del empresario Borja Aguirre, quien fue asesor presidencial en la campaña para la presidencia de Noemí Sanín. La actriz recuerda que hace un año, estando en España, recibió la llamada de Riccardo Gabrielli. –¿Quieres ser Karen? –Dijo él – es la diosa de una casa de citas llamada El Oasis. Sin un guión, Carolina buscó a su personaje en el sonido fuerte y cadencioso de los tambores. En las noches se dejaba llevar por el golpeteo africano y con los ojos cerrados empezaba a estirar las piernas, mover los hombros y revolcar su melena castaña hasta sudar. –Tuve que enfrentarme al hecho de mostrar mi cuerpo pero entendí que no era yo la que me exhibía sino Karen. Tenía que ser ella, quitarme el velo del bien y del mal y ser libre de prejuicios. Las mujeres de la vida nocturna simplemente viven y saben que las cosas son malas cuando lloran. La actriz conoció el interior de las prostitutas. El sonido de sus carcajadas, las miradas dulces o desconfiadas, sus experiencias en la calle. Comprendió que por debajo de ese cuerpo trajinado por hombres desconocidos está el amor hacia los hijos, la familia o el novio. Aunque conocen las aberraciones de casados, solteros, jóvenes y viejos, aún sueñan con tener un hogar. Carolina Gómez, Pole dance La actriz tiene un hijo de 15 años, dos separaciones y un nuevo amor en España. –La vida es extraña, hay experiencias de las que uno aprende muchos años después. Hace doce años, después de fundar junto a su ex pareja Jaime Sánchez Cristo la productora Vista Productions, fue presentadora de un programa de salud en el que entrevistaba personas anoréxicas, bulímicas, drogadictas y trabajadoras sexuales. El programa buscaba explorar el lado humano de las situaciones. Allí el camino se fue forjando para trazar al personaje que hoy interpreta en ‘La Lectora’. "Recuerdo que  las mujeres de la noche lloraban porque fueron inducidas por las familias para prostituirse cuando eran niñas. Otras estaban conformes con ganar un buen sueldo sin tener que matar las horas en una oficina". Cuando aceptó el papel de Karen, visitó lugares de desnudistas para conocer de cerca a las bailarinas. Entendió que como todo trabajo hay reglas, y los clientes aunque pueden mirar tienen prohibido tocar. El baile es un arte en el que varía el escenario: algunas bailan en un teatro y otras en casas de citas, pero en los dos casos siempre son artistas. Buscó retazos de trabajadoras de la noche para enriquecer su papel. Recuerda a una puertorriqueña en Estados Unidos que era la diosa del bar, “ella no bailaba para los hombres, lo hacía por placer, totalmente ensimismada. Karen es esa fuerza, y yo siendo ella tenía que proyectarla”. Antes de grabar la escena se dirigió a Sergio Álvarez, el escritor de ‘La Lectora’, libro que inspiró la película. –Espero rendirle un homenaje a su imaginación –dijo la actriz, y luego se dejó llevar por el sonido de Reptrilectric. Nunca se sintió cohibida, no era Carolina Gómez la que bailaba sino la imaginación de Álvarez. Karen se había materializado.
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