Mientras en la película El Hobbit, Bilbo Baggins se embarca en una aventura inesperada acompañado de un grupo de enanos que lo ayudarán a reclamar su montaña que ha sido robada por un dragón llamado Smaug, en la vida real, en 2004, un grupo de científicos australianos e indonesios se encontraron unos fósiles en la Isla de Flores, en Indonesia, tan pequeños que los han apodado Hobbits. Esta isla fue descrita por la revista Nature como un mundo perdido en el que conviven animales arcaicos extintos en el resto del mundo que evolucionaron a formas gigantes y enanas.
Inicialmente, por su pequeño tamaño, se creyó que se trataba de niños pero luego se concluyó que eran adultos y se los denominó Homo Floresiensis. Se hallaron restos de diez individuos, así como algunas herramientas que demuestran que eran seres inteligentes a los que se les ha considerado homínidos emparentados con el Homo Sapiens hace unos 18.000 años. Esta especie apareció hace unos 78.000 años, lo que quiere decir que convivió con el Homo Sapiens y el Homo Sapiens Neanderthalensis.
Se estima que el Homo Floresiensis mediría aproximadamente un metro de alto, pesaría unos 25 kilos, tendría brazos largos para trepar a los árboles con la facilidad con que lo hace un simio. También se ha determinado que tenían el lóbulo temporal muy desarrollado, que es la zona asociada con la comprensión del lenguaje y el desarrollo auditivo.
Esto, junto con unas marcas dejadas por el cerebro en la parte interna del cráneo hace pensar que el Homo Floresiensis podía hablar. Además tenían el lóbulo frontal muy desarrollado, lo que es asociado con el control de las habilidades racionales y la planificación del futuro.
Por haber encontrado restos de animales carbonizados a su lado, se cree que manejaban el fuego y lo usaban para su propio beneficio, así como herramientas de casa y artesanía rudimentaria. Otra teoría es que por encontrarse ubicados en la lejana Isla de Flores, quizás manejaban embarcaciones, pero esto aún no se ha comprobado.
Este descubrimiento generó una polémica, ya que algunos científicos creen que se trata de una especia nueva; otros aseguran que eran humanos de la raza austromelanesia, que padecían microcefalia, una enfermedad que hace que la cabeza y el cerebro tengan un menor tamaño del normal. También se cree que se trata de pigmeos, quienes ya con el cerebro formado detienen el ritmo del crecimiento del resto del cuerpo durante la adolescencia.
Basados en mitos indonesios, algunos científicos continúan indagando en un intento por relacionar al Homo Floresiensis con la tradición oral. Y es que en Indonesia existe una tradición popular que se refiere a pequeños hombres peludos que vivían en las cavernas de las islas de la región. El que más se menciona es el llamado Ebu Gogo, del que además se dice que aún vive en las islas que rodean Indonesia. De ser cierto esto, significaría que habrían convivido, hoy día, el homo sapiens sapiens y el homo florisensis, y que si se adentran en territorios desconocidos, quizá estos científicos encuentren una especie similar al Hobbit de la película basada en el libro de Tolkien.
Se estima que el Homo Floresiensis mediría aproximadamente un metro de alto, pesaría unos 25 kilos, tendría brazos largos para trepar a los árboles con la facilidad con que lo hace un simio. También se ha determinado que tenían el lóbulo temporal muy desarrollado, que es la zona asociada con la comprensión del lenguaje y el desarrollo auditivo.
Esto, junto con unas marcas dejadas por el cerebro en la parte interna del cráneo hace pensar que el Homo Floresiensis podía hablar. Además tenían el lóbulo frontal muy desarrollado, lo que es asociado con el control de las habilidades racionales y la planificación del futuro.
Por haber encontrado restos de animales carbonizados a su lado, se cree que manejaban el fuego y lo usaban para su propio beneficio, así como herramientas de casa y artesanía rudimentaria. Otra teoría es que por encontrarse ubicados en la lejana Isla de Flores, quizás manejaban embarcaciones, pero esto aún no se ha comprobado.
Este descubrimiento generó una polémica, ya que algunos científicos creen que se trata de una especia nueva; otros aseguran que eran humanos de la raza austromelanesia, que padecían microcefalia, una enfermedad que hace que la cabeza y el cerebro tengan un menor tamaño del normal. También se cree que se trata de pigmeos, quienes ya con el cerebro formado detienen el ritmo del crecimiento del resto del cuerpo durante la adolescencia.
Basados en mitos indonesios, algunos científicos continúan indagando en un intento por relacionar al Homo Floresiensis con la tradición oral. Y es que en Indonesia existe una tradición popular que se refiere a pequeños hombres peludos que vivían en las cavernas de las islas de la región. El que más se menciona es el llamado Ebu Gogo, del que además se dice que aún vive en las islas que rodean Indonesia. De ser cierto esto, significaría que habrían convivido, hoy día, el homo sapiens sapiens y el homo florisensis, y que si se adentran en territorios desconocidos, quizá estos científicos encuentren una especie similar al Hobbit de la película basada en el libro de Tolkien. 
