Tribunal de Garantías

Mié, 18/04/2012 - 01:03
Cuando el escándalo de la parapolítica empezaba y muchos sentían el temor de ser sacados de clubes y restaurantes de gancho por agentes del CTI por sus estrechos ví

Cuando el escándalo de la parapolítica empezaba y muchos sentían el temor de ser sacados de clubes y restaurantes de gancho por agentes del CTI por sus estrechos vínculos con el llamado paramilitarismo, varios sectores del Congreso ripostaron sobre la necesidad de crear un supertribunal encargado de juzgar a funcionarios aforados, especialmente en casos de congresistas.

Obviamente, con la gigantesca ola del escándalo que se llevó cerca del cuarenta por ciento del Congreso a la cárcel por supuestas relaciones con Mancuso y Cía; la propuesta de tal tribunal supremo cayó muy mal no solo en la opinión pública, sino también en diferentes sectores institucionales, especialmente en la Corte Suprema de Justicia. Resultaba muy evidente la intención de quitarle la jurisdicción a la misma para hacerle frente al escándalo que alguna vez Francisco Santos señaló y que por cuenta de tal muchos “incrédulos” lo tildaron de loco.

Afortunadamente, nunca pasó de ser una simple idea la propuesta de crear ese tribunal supremo paralelo para juzgar a congresistas y funcionarios aforados. Y no porque me alegre de la desgracia de muchos congresistas que vivieron en carne propia la privación de la libertad, donde pocos lograron demostrar su inocencia, como fue el caso de Mauricio Pimiento. O donde muchos quedaron sorprendidos por condenas por nexos con el paramilitarismo con antiguos militantes de partidos de izquierda como el Polo Democrático, caso de Javier Cáceres quien en campaña se ufanaba con su eslogan agitador “Chuzo-chuzo- a los corruptos”; menos mal hubo justicia con un corrupto como él, los nueve años de cárcel son poco, sus lágrimas de lagarto arrepentido no conmovieron en nada a la Corte.

Lo anterior demuestra que no todos los que fueron procesados por el escándalo de la parapolítica eran culpables y no todos los que no estuvieron en los inicios de ese proceso judicial eran “amiguis” de Cuarentas, Mancusos y Cía. En otras palabras, quedó claro que en la parapolítica no eran todos los que estaban ni están todos los que son. Así las cosas, podría decirse que la opinión sentía que las instituciones estaban sirviendo, que existía eficacia y eficiencia de la Administración de Justicia, hasta que la Corte decidió archivar el proceso de Wilson Borja por la Farcpolítica, pues en los archivos de los computadores encontrados en el campamento de Raúl Reyes se evidenció la estrecha relación del hombre con sombrero, con el hombre de barba blanca.

Por cuenta de lo anterior muchos comprendimos que lo que pasaba en Colombia era un proceso de ruptura, en donde se estaba judicializando la política y se politizaba la justicia. Por eso en buena hora muchos sectores políticos y judiciales celebran la llegada de Eduardo Montealegre a la Fiscalía por sus posiciones apolíticas, objetivas, serias y distantes de intereses mezquinos.

 Ayer en la Comisión Primera de Senado expresó la necesidad de una clara separación de la responsabilidad política, de la penal, y de la disciplinaria, lo que garantizará a futuro las facultades jurisdiccionales del Legislativo, y la necesidad de incluir en la reforma a la justicia un Tribunal de Garantías para el juzgamiento de congresistas, tribunal necesario que no dista para nada con la figura del juez de garantías que tendría cualquier ciudadano de a pie que se vea vinculado a un proceso penal, esto teniendo como base la opción de que el Congreso modifique.

La modificación se circunscribiría a la privación de la libertad de los congresistas, pues tal no se debe hacer hasta que se dicte sentencia de primera instancia, dado que el proyecto de reforma lleva la doble instancia, ambas en la Corte Suprema de Justicia. La novedad consistiría en que la privación de la libertad debe hacerse efectiva desde la resolución de acusación que estaría a cargo de la Fiscalía, como lo propone el Fiscal, siempre y cuando quede en firme por este Tribunal de Garantías. En lo que a mi humilde opinión respecta más que útil y necesario, es ¡acertado!

Twitter: @g_rodriguezm

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