Después de que el papa Francisco hiciera pública su desavenencia al cobro de servicios como el bautismo y el matrimonio por parte de la Iglesia Católica se desató una controversia en Colombia y otros países. Autoridades eclesiásticas en Bogotá advierten que no se puede tener un catálogo de precios para acceder a los sacramentos, sin embargo, la realidad es otra, e incluso existen diferencias de precios notables en las distintas iglesias en la ciudad.
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No es sorpresa para muchos el hecho que la Iglesia Católica cobre unas tarifas por la celebración de un matrimonio o por un bautizo. Sin embargo, lo sorprendente son las diferencias entre los precios que autorizan los jerarcas de la iglesia colombiana y los costos que finalmente se cobran en las distintas parroquias, pues generalmente sube el precio del servicio dependiendo de la ubicación de la iglesia donde se efectúe el bautismo o el matrimonio.
Sin embargo, lo más llamativo es que el más elemental de los sacramentos, el bautismo, que según el cardenal de Colombia debe ser gratuito, se cobre en la mayoría de las iglesias católicas en Bogotá.
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El papa Francisco mostró el fin de semana pasado su inconformismo porque las iglesias en el mundo entero cobren por los servicios que prestan, convirtiéndose en “casas de negocio”.
"Cuántas veces entramos en una iglesia, aún hoy, y hemos visto la lista de los precios para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. Y el pueblo se escandaliza", afirmó el Papa.
Kienyke.com visitó varias iglesias católicas en distintas zonas de Bogotá, y encontró que en varias de ellas existe esa lista de precios que el papa denunció, y los precios varían dependiendo si la iglesia está ubicada en un sector popular o exclusivo de Bogotá.
Sin embargo, la tarifa de precios está avalada por el propio cardenal y arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia, consignada hace un año por Rubén Salazar Gómez, quien fungía en ese cargo para el 18 de noviembre del 2013, fecha en la que se firmó el decreto 613 o Arancel Eclesiástico que fija los cánones que deben seguir las iglesias católicas en todo el país a la hora de cobrar por servicios. Se consideran servicios como: ofrecimiento de una eucaristía, celebración de exequias, matrimonios, certificados de bautismos, entre otros.
Dicho decreto, el cual es público, establece por ejemplo que para el ofrecimiento especial de una misa no fija, es decir que se celebre en una hora que no sea habitual en el horario de eucaristías de la respectiva iglesia o parroquia, el costo es de 38 mil pesos y por una que sea fija su valor es de 21 mil pesos. Sin embargo, esta tarifa no dista mucho de lo que se cobra en la mayoría de iglesias en Bogotá.
La mano invisible del mercado empieza a actuar en sacramentos como el matrimonio y el bautismo. En el primero el arancel eclesiástico, firmado por el cardenal Pedro Rubiano a finales del 2013, establece que las iglesias en Bogotá deben cobrar por dicha celebración 115 mil pesos.
Sin embargo, KienyKe.com encontró que en la mayoría de iglesias no se cobra ese valor, y si se encuentran más al norte, el precio puede llegar a costar cerca de tres veces este valor.
Uno de estos casos se constató en una iglesia de la localidad de Teusaquillo en el norte de Bogotá:
Tal como se aprecia, el precio por cada celebración de matrimonio cuesta 370 mil pesos, más de tres veces el valor permitido por las autoridades eclesiásticas en Colombia. Además de eso, se aclara que no habrá devolución del dinero si la pareja decide cancelar el matrimonio.
En otra de las iglesias visitadas, ubicada en la calle 155 con carrera séptima, se cobra 115 mil pesos, pero si la pareja que quiere contraer nupcias desea una misa privada, esta tiene un costo de 150 mil pesos.
Hay que resaltar que en el decreto 613 del 2013 no fija precio para la celebración de un matrimonio en misa privada, ni siquiera habla de misas privadas.
No obstante, el caso que más llama la atención es el de los bautismos. El arancel estipula que “el bautismo, las confirmaciones y primeras comuniones serán gratuitos”. Pero en las iglesias visitadas tanto en barrios populares como exclusivos de la capital de la República se cobra por este sacramento.
Inclusive en la iglesia de la localidad de Teusaquillo, tal como se aprecia en la foto, se aclara en letras mayúsculas que el precio mínimo de la celebración del bautismo cuesta 60 mil pesos.
Asimismo, en la iglesia de la 155 con Séptima el precio es de 40 mil pesos. Sin embargo, en esta iglesia al consultar con la persona encargada de atender el despacho parroquial, indicó que si los padres del menor que quieren bautizar no pueden cancelar ese valor pueden pactar otro precio con el párroco, aunque por orden de la Arquidiócesis no se puede cobrar por la celebración de ese sacramento.
De igual manera, el decreto mencionado en su parte final dice que “el Arancel debe ser fijado en lugar visible en el despacho parroquial”, y en los despachos parroquiales visitados no se apreció el decreto en algún lugar.
Para aclarar estas inconsistencias y excesos en los valores que cobran las distintas parroquias por los servicios que prestan a sus feligreses, KienyKe.com habló con el director de comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá, el padre Efraín Mejía Gallego.
El vocero de la Arquidiócesis se mostró en contra de que haya iglesias que tengan un catálogo de precios para celebrar algún sacramento.
“Si en la Iglesia hay una lista de precios para los sacramentos, eso está mal, eso no puede ser así. Lo que tiene que decir es arancel o donaciones que se le piden voluntariamente a la gente es diferente. Ese arancel es la ofrenda que se le pide a la persona para ayudar a cubrir los gastos de papelería, de las personas que cantan en la celebración de las eucaristías, además de los servicios públicos y personal que trabaja con la parroquia, además de la labor pastoral”, dijo.
Según indicó el prelado, “la iglesia no es un supermercado donde está la lista de precios, sino la lista de aranceles que están establecidos por la Arquidiócesis para evitar desmanes. Cada párroco dependiendo la zona donde esté, sin pasarse de lo que está decretado, aunque no es lo mismo pagar servicios, agua, energía en una parroquia de la 90 a una que esté ubicada en Ciudad Bolívar”.
El padre Efraín Mejía afirmó que el monto de las ofrendas las debe fijar es el feligrés, pero teniendo como referente las donaciones que estipula el arancel eclesiástico, pero aprovechó para aventar a varias personas tacañas.
“Si una persona llega a una iglesia y quiere bautizar a un niño y expresa que no tiene dinero para dar la donación, el sacerdote debe estar en la obligación de celebrar ese bautismo, sin exigírsele a esa persona la ofrenda (…) Pero también hay que entender que hay gente avispada que va a la iglesia y dicen que no tiene con qué pagar la ofrenda para el bautismo pero después se corrobora que tuvieron plata para comprar la cerveza, el trago, que son conductas que no llevan a buena práctica el sacramento. Hay gente que teniendo los medios, no quieren dar nada”, aseguró.
En todo caso el director de la oficina de comunicaciones de la Arquidiócesis de Bogotá fue enfático en advertirles lo que les puede pasar a los párrocos y sacerdotes que quieren hacer negocio con los sacramentos.
“La iglesia tiene controles, y donde se vea que un sacerdote pueda estar convirtiendo la iglesia en un negocio, el señor cardenal llamará la atención y pondrá los correctivos necesarios. Si yo cobro las cosas religiosas estoy entrando en un pecado que se llama simonía. El origen de ese pecado se remonta cuando un mago llamado Simón le dice a uno de los apóstoles que le venda ese poder que ellos tienen para hacer milagros y expulsar demonios”, puntualizó el sacerdote.
El precio de los sacramentos
Dom, 30/11/2014 - 03:55
Después de que el papa Francisco hiciera pública su desavenencia al cobro de servicios como el bautismo y el matrimonio por parte de la Iglesia Católica se desató una controversia en Colombia y