¡Alta traición!

Jue, 21/07/2011 - 05:31
Cómo diría Luis Ángel Parra, ¡cómo íbamos de bien esta semana! Maravillosas noticias (a las cuales haré referencia adelante) me hacían poner la piel de gallina y babear como moco de pisco, o d
Cómo diría Luis Ángel Parra, ¡cómo íbamos de bien esta semana! Maravillosas noticias (a las cuales haré referencia adelante) me hacían poner la piel de gallina y babear como moco de pisco, o de pisca, qué carajo. Pero no hay felicidad duradera en este país de ateos y de cafres, como decía el cachiporro alucinado del Darío Echandía. Tenía que aparecer la noticia más negativa del año y el hecho más injusto y detestable: la altísima traición cometida por el hermano de creencias y causas, el hoy mil veces maldito Alejandro Ordóñez, Procurador del demonio. Sí, las calenturientas sanciones por parte de un doble copartidario –conservador y del Opus como el propio Arias– contra Andrés Felipe,  dizque por omisión en la alharaca esa exagerada de Agro Ingreso Seguro, pequeño problema al que le pusieron corneta los liberales amanerados y los mamertos cacorrófilos, para enredar a Arias y perturbar así las profundas y potentes reflexiones de la Inteligencia Superior de nuestro amo Álvaro. Pero en aras de nuestra antigua hermandad de manos unidas y sectas vividas, le pido a Monseñor Rubiano que invocando el espíritu de San José María Escrivá, consiga al mejor exorcista del país para que le saque de adentro el demonio que hoy  habita y consume al buen hermano Alejandro, que cometió tantas equivocaciones guiado por la mano negra de un Mefisto o de un Belial. Y ni no hay cura católica que le saque al Patas del corazón a Alejandro, pues que  mis hermanos godos contraten al Indio Amazónico o un Taita de esos del Sibundoy que brindan yagé, para que le hagan la limpia al procurador y vuelva a ser el probo hombre de las decisiones pontificias y de  la flameante espada del anticomunismo. No voy a repetir acá el sesudo análisis que ya hice en esta columna hace unas semanas en defensa de las buenas inversiones y donaciones de Agro Ingreso Seguro. No va y sea que el arisco sapo desadaptado del Antonio Morales Riveira diga que me estoy auto plagiando. Lo único nuevo lo dijo esta semana  el Supremo Uribe: esa plata entregada a los ricos era para garantizar la competitividad del agro colombiano. Que hay otras necesidades, que la equidad, que la justicia, que la reforma agraria. ¡Busca pleitos, guerrilleros! ¿Será que Alejandro Ordóñez se dejó penetrar (ideológicamente, claro está) por las ideas leninistas para dictar aleve e injusta sentencia contra un hacedor de empresas como Andrés Felipe? El enemigo fundamental de Cristo y de Laureano, el rival tradicional de la virtud, Satán mismo en su corrupta labor y hoy encarnado en el perdido hermano Alejandro, ya ha dejado en el camino a dos de nuestras alternativas de recambio para sacar a la chusma liberal del poder en el 2014. No puede (a no ser que unas vainitas que estamos inventando lo permitan) volver al poder su Excelencia el doctor Uribe, y nos acaban de quitar por 16 años la posibilidad de que el pequeño Mesías herede el reino de la Seguridad Democrática. Pero nos queda un nombre que es una multitud, una doctrina en sí mismo, todo un pequeño Larousse Ilustrado, una antología de frases célebres, un duende que es heredero de lo mejor de Colombia, de lo más honrado y transparente de la montaña antioqueña. ¡Nos queda José Obdulio, carajo! Y por más chuzadas y vainas que se inventen, no nos lo van a barajar. Desde la atalaya procera velaremos porque su prístina imagen subsista en el imaginario de nuestros millones de votantes. En el espléndido 70% que se cuece en nuestro ateflonado sartén, incólume hasta hoy. José Obdulio 2014. Él, astuto como buen  lobo que es, no caerá en las trampas que indignos copartidarios le pusieron al casto e impoluto Andrés Felipe. Qué mala hora la de la decisión de un Ordóñez que así vuelva al redil, ya habrá perdido la posibilidad de ser beatificado, por concupiscente y cómplice de nuestros enemigos… líbranos señor…. Pero les hablé de la sucesión de buenas noticias en las que veníamos como la propuesta del Presidente Santos (¿está reaccionando y vuelve a entender que la vaina es a pata y puño?) de dinamitar literalmente las casas de los indios y campesinos de quienes se sospeche que las prestan para que por ahí pase la guerrilla y lance vainas. Una medida que de ser implementada, abriría toda una gama de opciones en la lucha contra la indiada y el terrorismo y legitimaría de una vez por todas cositas que hacemos pero que toca realizarlas a escondidas por la vaina esa chimba del Derecho Internacional Humanitario y la mirada de guacamaya mojada del juez Garzón. Tras demoler con lindas cargas de Indugel las casas de los indios sospechosos podríamos, por ejemplo, tener cárceles como la de Guatánamo donde se pueda interrogar a los terroristas con vigor y sin miradas indiscretas. Podríamos realizar selectivamente y sin efectos colaterales  algunas ejecuciones quirúrgicas y extra judiciales de sospechosos de terrorismo, sindicalistas y bichos de esos, para garantizar la derrota de la impunidad. Podríamos desaparecer gentes inconvenientes, parásitos y ñeros. O también lograr que campesinos perezosos dejaran sus improductivas tierras para nosotros palmificar las labranzas. Tantas cosas podríamos hacer, si prosperara esta benemérita idea del primer mandatario, porque sin duda lograríamos una especie de jurisprudencia para poder apretar tuerquitas, reprimir a la población enardecida como en Puerto Gaitán (mafiosos de la USO dejen de molestar o los ponemos a sudar petróleo), aplastar la protesta del populacho y escarmentar a la gentuza enchichada que siempre está al acecho, a ver cómo nos arrebata nuestro derecho a mirar desde lo alto de la pirámide social. Y la  otra buena noticia: la propuesta de Álvaro Uribe para que los juicios a los militares sean revisados y fallados en últimas por un Tribunal Especial. Eso es más importante que volver de lleno a la gloriosa Justicia Penal Militar que nos evitara tantos dolores en las propias tropas. Esa es la derecha radical que yo amo, que yo adoro: ¡presidente sempiterno! Los jueces de ese tribunal serían los excelentísimos señores generales retirados o bien  figuras que hay que recuperar dentro de nuestras huestes como Narváez, Sabas Pretelt, Andrés Uriel Gallego, María del Pilar Hurtado, Guillermo Valencia Cossio o un Luis Camilo Osorio. Volveríamos a poder decir con la frente en alto que la culpa es de las víctimas, por pendejos y por no estar al lado de la patria. Y que los  victimarios son las verdaderas víctimas. ¿O no, negra gorda Piedad? Espero con renovada fe nuestra reforma  a la justicia para echar a andar el magno Tribunal, y si es posible ampliar tal fórmula a los juicios parcializados y políticos contra los funcionarios del anterior gobierno. Y Santos de todos modos que no moleste ¡porque le fraguamos lo que sabemos!
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