Chapecoense: tres años de la final que nunca fue

Mié, 28/11/2018 - 10:03
El vuelo 2933 de la compañía LaMia que partió desde el aeropuerto Internacional Viru Viru en Bolivia, el 28 de noviembre de 2016 y que debía aterrizar en tierras antioqueñas,
El vuelo 2933 de la compañía LaMia que partió desde el aeropuerto Internacional Viru Viru en Bolivia, el 28 de noviembre de 2016 y que debía aterrizar en tierras antioqueñas, no solo transportaba el anhelo de concretar una gran hazaña de un club pequeño que contra todo pronóstico logró dejar en el camino de la Copa Suramericana a los más grandes equipos del continente, sino también la ilusión de miles de habitantes del estado de Santa Catarina en Brasil, que por primera vez veían a su onceno llegar a una final continental. El desenlace fue fatal y a pocos minutos de llegar a Rionegro, oriente del departamento de Antioquia, la aeronave se precipitó a tierra, dejando en luto al fútbol mundial, que este 28 de noviembre, tres años después, los recuerdan como héroes. Uno de ellos es Atlético Nacional, quien no ahorró elogios a Chapecoense y con un corto, pero emotivo video, homenajeó a las víctimas mortales, entre futbolistas, tripulantes y periodistas, que dejó la que es considerada una de las peores tragedias aéreas del continente. Dos años después de este siniestro aún las imágenes que enlutaron al mundo del fútbol y la desgarradora conversación entre el piloto de la aeronave y la controladora aérea, están en la memoria de las miles de personas que sintieron como propia esta tragedia, que sirvió para entrelazar la hermandad entre Colombia y Brasil, y no era para menos, los gestos de solidaridad entre ambas naciones fueron un claro ejemplo de respeto y tolerancia, ante este siniestro que dejó 71 personas fallecidas. En Medellín todo estaba listo para ver la final que se jugaría el 30 de noviembre, en el estadio Atanasio Giradot, entre Atlético Nacional y Chapecoense de Brasil. Dos días antes, a la capital de Antioquia debía llegar el club brasileño, y a las 10 de la noche estaba previsto el aterrizaje del equipo extranjero. Los minutos pasaron y con ellos la incertidumbre aumentaba, no se sabía nada del por qué el retraso del vuelo. [single-related post_id="987242"] Yaneth Molina, controladora aérea del aeropuerto José María Córdoba, en Rionegro, y con quien la tripulación hizo contacto en la torre de control del terminal aéreo, en diálogo con KienyKe.com, habló sobre su vida en estos dos años y su libro “Yo también sobreviví”, en el que da detalles de como fueron  esos largos minutos en los que se reportó la emergencia, hasta perder contacto con la tripulación. En el primer contacto que se logró entablar, Molina recuerda que la aeronave no notifica ninguna clase de novedad, sin embargo, ella le dio las instrucciones necesarias para que su arribo al terminal aéreo fuera de manera segura. Los minutos pasaron y tampoco hubo un llamado de emergencia por parte de la tripulación boliviana, pero poco tiempo después solicitó prioridad para aterrizar, manifestando problemas técnicos. "Una vez me indican esta situación, yo decido iniciar el acercamiento de la aeronave, pero no me hacían caso en las instrucciones que les daba, y como empiezan a perder altura, yo de una empiezo a desviar de la ruta a otras aeronaves que se disponían aterrizar en el aeropuerto. Recuerdo que la última información que recibo de la tripulación es que se encontraban a una altitud de 9.000 pies y, pues con esa altura en una zona tan montañosa ya se avecinaba lo peor", comenta Molina. Hoy, tres años después de la tragedia que marcó su vida, está en constante capacitación con el fin de dar un buen aporte a la seguridad aérea.
"Hice todo lo humanamente posible y lo técnicamente obligatorio en este lamentable caso que marcó muchas vidas", Molina.

Las tres llamadas que anunciaron la tragedia de Chapecoense

Andrés Congote, subcomandate del cuerpo de Bomberos de la Unión y quien coordinó las labores de rescate que se extendieron por más de 17 horas, le comentó a este medio cómo fueron alertados de lo que al principio se creía que se trataba de una aeronave pequeña. La primera llamada la recibieron desde la estación de Policía de La Unión quien los alertó de una explosión en el cerro El Gordo, que desde ese momento pasó a llamarse 'Cerro Chapecoense'. Una segunda llamada llegaría, esta vez desde el aeropuerto José María Córdova, y en ese momento dimensionarían la magnitud de la situación, ya que les indicaron que un avión con cerca de 80 personas se había accidentado. [single-related post_id="987596"] Con todo el operativo de rescate ya organizado y montado, reciben una tercera llamada hecha por parte de la base de la Policía que está cerca del VOR y en la que les confirmaban el siniestro aéreo y los gritos de auxilio por parte de algunos sobrevivientes. Tan solo siete minutos se tardaron en llegar hasta el VOR, pero el clima, sumado al difícil acceso, fueron los principales obstáculos para poder llegar al lugar de accidente aéreo, cuando lo lograron el panorama era completamente desolador. Escombros, cadáveres, elementos deportivos y pocos sobrevivientes fue lo encontraron. Pero no fue sino hasta que el sol empezaba a asomarse entre las montañas del oriente antioqueño, que dimensionaron la magnitud de una tragedia que llenó de tristeza y dolor al mundo del fútbol, pero que sirvió de ejemplo en la unión ante los momentos más adversos de la vida.

Informe técnico Aerocivil

Aunque días después de la tragedia una de las principales hipótesis que se manejaban sobre las causas del siniestro era una falla mecánica, un informe publicado por la Aerocivil en Colombia  señaló que la falta del combustible fue la causa del accidente del vuelo en que viajaba el equipo de fútbol brasileño Chapecoense. El informe detallado de la entidad reveló que para poder realizar el vuelo entre Santa Cruz y Rionegro, eran necesarios 11.603 kilogramos de combustible y lo hizo solo con 9.300 kilogramos, es decir, que voló solo con el 78 % del combustible necesario, lo que implicaba realizar una escala para abastecerse, la cual nunca se dio.
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