“A mí me gustaría volver, pero a Quibdó”, dice Bonnie Prado Pino, una ingeniera aeroespacial chocoana que desde hace 7 años vive en Estados Unidos, y realiza investigaciones financiadas por la NASA para descubrir trayectorias más cortas que nos permitan llegar en menos tiempo a ciertos puntos del espacio como la Luna o el planeta Marte.
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Dicho trabajo investigativo hace parte del doctorado en astrodinámica y aplicaciones espaciales que adelanta en la Universidad de Purdue en Indiana.
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Como ya está próxima a finalizarlo, le inquieta lo que hará después, ya que es consciente de la gran dificultad que le supone no contar con la ciudadanía norteamericana, por lo que contempla como una posibilidad la de volver a Colombia para trabajar en beneficio de sus coterráneos.
Esta cercanía que todavía guarda con su nación y específicamente con la población que la vio crecer, la impulsó a idear un proyecto que les aportara a los niños de uno de los departamentos colombianos con mayores índices de pobreza, algo que muy pocos les han ofrecido: conocimiento, pero no de cualquier tipo, sino uno proveniente de profesionales altamente capacitados.
De esta manera, surgió el Primer Campamento de Ciencia y Tecnología de Quibdó que, tras realizarse entre junio y julio de este año, espera ser repetido anualmente.
El proyecto, además, se ampara dentro de una iniciativa que Bonnie ha denominado como La Experiencia Afrolatina –ALE por sus siglas en inglés– y busca “darle visibilidad a la experiencia de las comunidades afro de Latinoamérica“.
Así, el trabajo es en dos frentes: uno local con el campamento y uno externo con charlas y talleres que apuntan a despertar conciencia en el público académico extranjero sobre las problemáticas de la población afrolatina, para que se propongan estrategias que las contrarresten.
Menores en situación de vulnerabilidad aprenden ciencia con experimentados académicos de Estados Unidos.
Tal idea le permitió a Bonnie asociarse con la Universidad de Purdue y traer expertos internacionales en ciencias que compartieran su saber con los niños de octavo grado de tres colegios de las zonas más vulnerables de Quibdó: la Institución Educativa Pedro Grau y Arola; la Institución Educativa Gimnasio de Educación Media, y la Institución Educativa Departamental José del Carmen Cuesta Rentería.
De esta forma, durante una semana y una jornada de 10 de la mañana a 5 de la tarde, 28 niños aprendieron a extraer ADN de frutas tropicales, a preparar la tierra para realizar cultivos productivos, a prender un bombillo o un ventilador con conceptos básicos de circuitos, a diseñar mapas y a calcular la velocidad de carritos a control remoto para llegar de un punto a otro, etc. “Entonces, aprendieron los conceptos, pero también aplicaron lo que aprendieron”, cuenta Bonnie.
Ahora, la idea es que esta experiencia tenga un seguimiento el primer sábado de cada mes de forma presencial con los voluntarios de Quibdó que asistieron al evento y de forma virtual con los tutores que lo dirigieron, incluida Bonnie como experta de electrónica. Al mismo tiempo, preparan la logística y la consecución de recursos para repetir el campamento cada año, tanto con los niños que asistieron a la primera versión como con los que estarán en el grado anterior a ellos. Así, se espera que en 2018 se gradúe la primera promoción que envíe una mayor cantidad de estudiantes de ciencia y tecnología a las universidades.
Igualmente, Bonnie espera poder compartir su experiencia y metodología con otras organizaciones o personas que quieran replicar su proyecto en otros lugares. Por lo tanto, ella ya no piensa en ALE y el campamento como algo que hará solamente en caso de que no pueda vincularse a la NASA, sino como una iniciativa que continuará incluso sin ella, con el fin de impulsar la formación de científicos talentosos.
Para obtener mayor información y apoyar la iniciativa ALE, visite la página web www.theafrolatinoexperience.com o escriba a bpradopi@purdue.edu
La ingeniera aeroespacial que dona conocimiento a los niños de Quibdó
Vie, 24/07/2015 - 10:54
“A mí me gustaría volver, pero a Quibdó”, dice Bonnie Prado Pino, una ingeniera aeroespacial chocoana que desde hace 7 años vive en Estados Unidos, y realiza investigaciones financiadas por la