Las reflexiones del premio Nobel J.M. Coetzee

Lun, 29/01/2018 - 14:06
El Premio Nobel de literatura 2003, John Maxwell Coetzee, fue una de las celebridades más importantes que asistió como invitado al Hay Festival Cartagena en su edic
El Premio Nobel de literatura 2003, John Maxwell Coetzee, fue una de las celebridades más importantes que asistió como invitado al Hay Festival Cartagena en su edición XIII (2018). El aclamado escritor, ganador, aparte del Nobel, de dos premios Booker, el más importante de la literatura inglesa, conversó unos pocos minutos con la editora argentina Soledad Constantini, en el auditorio del Centro de Convenciones de Cartagena, donde Kienyke.com estuvo presente.  Después de leer algunos párrafos al público, el escritor respondió seis preguntas antes de atender a decenas y decenas de admiradores que hicieron una larga fila para poder recibir un autógrafo del maestro nacido hace 77 años en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Constantini le preguntó acerca de su posición sobre la teoría de que la globalización genera una pérdida de identidad, con la que el individuo ha extraviado sus raíces. [single-related post_id="817984"] El escritor respondió ser un crítico de la globalización y enfatizó que esta tendencia va muy de la mano con la economía, que tiene una visión empobrecedora de lo que somos los seres humanos. La globalización, para el Nobel, considera a los seres humanos no ciudadanos de comunidades sino individuos consumidores de productos. “La globalización efectivamente no tiene que decir nada del valor de la cultura y de las artes que ocupan un lugar insignificante en su panorama mundial”, aseguró y dijo también que ahora no quiere desperdiciar su tiempo criticando el neoliberalismo o la globalización y que el tiempo que le quede aquí en la tierra prefiere dedicárselo a proyectos más productivos. [caption id="attachment_818193" align="alignnone" width="1024"]Foto: Mauricio Cárdenas.[/caption] La segunda pregunta de la moderadora tuvo que ver con la similitud que tiene su obra ‘Esperando a los Bárbaros', escrita hace unos 40 años, con la actual guerra de odios nacionalistas que está viviendo el mundo y la exclusión, como política de algunos países. Coetzee, que siempre responde con seriedad y midiendo cada palabra, dice que el título ‘Esperando a los Barbaros’ proviene de un poema de Constantino Cavafis, un poeta griego fallecido en 1933, y que el libro está enmarcado en los últimos días del imperio romano y habla de una ciudad que está preparando sus defensas contra un ataque de las poblaciones bárbaras y donde se acaban los bárbaros. El poema termina con la gente de aquel pueblo preguntándose qué van a ser de ellos mismos en un mundo donde no haya bárbaros: “todo el sentido de su identidad estaba basado en la existencia de bárbaros, definidos como aquellos que no son ellos. La novela a la cual me refiere tiene que ver con el verso de cavafis, preguntándose quiénes son los bárbaros, “¿será acaso cierto que nosotros que defendemos la ciudad somos barbaros?” La novela fue escrita hace 40 años y que tenga que ver con el mundo actual lo dejo para que ustedes lo decidan”, dice el Nobel. La editora, que tuvo el honor de trabajar con unos ensayos de Coetzee le preguntó por dos discursos que el escritor dio sobre el mismo tema: el apartheid, pero con una diferencia de 30 años y en dos territorios en conflicto. El primero de ellos fue en 1987, en Israel, cuando recibió un premio y el segundo fue en Palestina, el año pasado (2017), que resultó ser muy polémico. “Mi primera visita ocurrió por la puerta delantera”, dice Coetzee. Narra que en su momento llegó a Tel Aviv en la línea aérea oficial para asistir a la feria del libro oficial. “La segunda visita se produjo a través de la puerta trasera, por un puesto fronterizo entre el puesto de Jordania y la franja occidental que está bajo los ojos vigilantes de los guardias israelís. El maestro explica que en esa oportunidad fue a la franja occidental para ver exactamente cómo es la vida de los palestinos bajo el régimen de ocupación que lleva 50 años y que no parece dar señales de estar por terminar y aclara que “estaba bajo presión de mis amigos palestinos para ponerme de acuerdo en su condena a Israel como estado que practica un tipo de Aparteid. Yo me opuse a esa presión y me resistí a ella por un motivo, porque hay ciertas palabras que a mi juicio ya no deben utilizarse porque no construyen nada ni llevan a un diálogo constructivo, porque están cargadas de emoción y de pasión; el genocidio es una de esas palabras, es algo que no es constructivo. No se puede acusar a Turquía de practicar el genocidio contra los armenios en 1922, es únicamente algo que hace que sea más difícil esa situación y pone fin a cualquier debate, el apartheid es una palabra de ese tipo. No es útil acusar a los israelís de hacer en los territorios ocupados lo que los sudafricamos hicieron hasta 1990, es algo que genera una situación muy difícil , pero no arroja luz alguna". Y continúa: "En el pequeño discurso que pronuncie en Ramala, el año pasado, en vez de unirme al coro de acusar a Israel de tener un estado basado en una política de apartheid, traté de identificar algunas de las semejanzas objetivas entre la antigua Sudáfrica y la franja occidental actual. Mi preocupación en ese discurso, al cual se refiere, es identificar las semejanzas entre los dos sistemas. Pero también hay grandes diferencias indudables como lo dicen los voceros de Israel. Que las semejanzas sean de mayor peso a las diferencias es algo que cada uno de nosotros tiene que decidir de una forma racional y pensada". En la actualidad hay proyectos para hacer películas sobre algunos de sus libros y uno de esos planes involucra al director de cine colombiano Ciro Guerra, nominado los premios Oscar, por su película 'El abrazo de la serpiente', de quien dijo el escritor, está interesado en realizar una producción para cine sobre la película 'Esperando a los Barbaros'. "Realmente hago votos para que el proyecto que él tiene sea algo que pueda despegar verdaderamente". [caption id="attachment_818194" align="alignnone" width="1024"]Foto: Mauricio Cárdenas.[/caption] Sobre el segundo proyecto, que definió como más modesto y con mayores probabilidades de ser realizado, el escritor confirmó que el argentino Tristán Bauer esta escribiendo un guion basado en sus novelas 'La infancia de Jesús', y 'Los días de la escuela de Jesús' y quizá de un tercer libro que termine está trilogía. "Estos libros están escritos en ingles, pero ocurren en un lugar en donde todo el mundo habla español. Tristán sugiere adaptar los tres libros a una serie de televisión en seis partes que se filmaría en Argentina"; dice el Nobel. La editora argentina dice que atmósferas sórdidas que se encuentran en obras de autores como Becket, a quien Coetzee admira, se encuentran también en la literatura de este último. La mujer le cuestiona al escritor sudafricano sobre si él cree que este descenso al inframundo es necesario e inevitable para poder tener un encuentro con la realidad. "A mi me parece que Becket es un novelista filosófico. Un novelista que se ve motivado por preguntas filosóficas antiguas como por ejemplo: ¿qué diferencia a los seres humanos de otros animales? o ¿si existen seres superiorews a los seres humanos?" El escritor cree que este tipo de cuestionamientos requieren enfrentarse a la parte bestial y baja de los seres humaos e implica también interrogar a la parte mas alta, es decir, "a la facultad de la razón y de los sistemas morales que hemos creado para poder convivir juntos sin matarnos los unos a los otros". Para el autor es necesario descender a las profundidades del inframundo, al mundo de lo irracional y de lo premoral para poder realizar esas aspiraciones, en particular si uno es el tipo de novelista que fue Becquet. "Rezar es una manera de hablar con lo desconocido. ¿Quizá escribir sea en cierta manera similar a rezar?", afirma y pregunta Constantini. El novelista de cabellos blancos y de mirada penetrante, a quien se le ha visto sonreír muy poco, dice que las oraciones son una forma de discurso que aparece en todas sociedades humanas que conoce y que estas normalmente se les dirige a un tú que no está presente, que no se hace visible. "Los discursos teóricos tienen poco que decir sobre esta otra forma de discurso que es la oración. Yo diría que efectivamente la oración y la escritura tiene muchas cosas en común, por ejemplo: en ambos casos es difícil determinar hacia quién va dirigido ese discurso, también tienen en común que son diciplinas. En la escritura uno debe someterse a la blancura de la página, se debe esperar con paciencia hasta que la blancura de la pagina nos responda, a veces no nos responde y en ese caso sentimos una desesperación total".
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