Por 32 días Sintracarbón, el sindicato del Cerrejón, se declaró en huelga. Era el primer gran conflicto laboral de 2013. El cese de actividades fue producto de la ausencia de acuerdos entre el gremio y sus empleadores sobre un pliego de 51 puntos que exigía, entre otras cosas, mejoras en las condiciones de salud, contractuales, de transporte y seguridad para los empleados. El conflicto laboral tuvo un impacto significativo en el país, y no por menos al considerar la importancia de esta compañía en la producción de carbón en Colombia. La extracción nacional del mineral en el 2012 fue de 89.2 millones de toneladas y, de esa cantidad, Cerrejón produjo 32.8 millones de toneladas, es decir el 38%. El golpe fue mayor porque por esos días Drumond, otra de las más importantes empresas del sector, atravesaba por un grave escándalo ambiental que obligó a su parálisis.
KienyKe habló con el hombre que lideró la huelga y la defensa del pliego de peticiones que generó la discordia histórica entre empleados y empleadores. Igor Díaz López, un guajiro de 47 años de edad, es el presidente de Sintracarbón. Cuando en su departamento llegó el ‘boom’ de la extracción de carbón, se vinculó al Cerrejón donde trabajó como técnico electricista desde 1986. Luego se vinculó al sindicato hasta llegar, desde hace dos años y medio, a liderarlo. Lamenta que el gremio haya tenido que llegar a una larga huelga para recibir lo que, él dice, fácilmente pudo haber sido aprobado en las negociaciones ordinarias a finales de 2012. Explicó las razones del paro, los beneficios que gozarán los empleados y dos grandes preocupaciones que aún están pendientes por resolver: compromisos para proteger el medio ambiente en La Guajira y que dicha región no dependa tanto de la actividad minera.
KienyKe: La huelga en el Cerrejón se sintió en todo el país. Además fue capaz de debilitar gran parte de la principal de las ‘locomotoras de la prosperidad’ del presidente Juan Manuel Santos. ¿Por qué no se evitó llegar al paro?
Igor Díaz: El 29 de noviembre de 2012 presentamos al presidente de la compañía Cerrejón el pliego de peticiones el cual condensaba 51 puntos. Hace dos años el pliego tenía 141 puntos. Era un documento menor y nuestra organización anunció que nos enfocaríamos en las necesidades más importantes de los trabajadores. Queríamos alcanzar un acuerdo concreto, porque lo que estaba pasando es que se firmaban convenciones que aplazan el cumplimiento de los principales problemas. En esos plazos, hasta enero de 2013, la compañía se mantuvo en una posición de no querer reconocer los derechos de los trabajadores. Nosotros, aún en huelga, quisimos siempre negociar pero debimos recurrir a una opción totalmente legal para que la empresa negociara con cuidado: parar actividades.
¿Por qué la huelga se extendió tanto tiempo, algo que no había pasado jamás?
En 1990 hubo una huelga de 17 días, y a pesar de ese tiempo logramos sobrepasar las metas de producción de ese año. En 1987 hubo otro paro de 7 días. Pero este año fue de 32 días. Cabe aclarar que desde que inició la huelga el 6 de febrero nosotros tuvimos toda la disposición de sentarnos en la mesa, pero se negaron en la empresa. Además de que los directivos no querían sentarse en medio del paro, se sumó que los dueños fueron los que decidieron negociar, pero siempre hacían consultas, por cada punto, lo que retrasaba el avance. Creo que la intervención del Viceministerio de Trabajo permitió que la compañía modificara su posición al cabo de 25 días de parálisis. Lo único que pedíamos era que se firmaran compromisos reales y se cumpliera la convención colectiva que al final se terminó pactando. Decimos que la huelga fue porque definitivamente los directivos no tuvieron una posición de reconocimiento de los derechos laborales.
¿Cuáles fueron los puntos clave que ganó el sindicato, y cuáles quedaron en el tintero?
El principal logro fue en salud. Es que estamos pagando un costo muy alto por el plan, que sale del bolsillo del trabajador y también de los aportes de la empresa, y no veíamos que se nos atendiera oportunamente. Logramos que Sintracarbón pudiera tener incidencia en la clase de servicio que nos dan. A veces nos tocaba esperar mes y medio para ser atendidos por un profesional de la salud. Fue luego de la huelga que Coomeva, la EPS, propusiera crear horarios de atención prioritaria para los trabajadores, algo que debieron hacer hace tiempo. Nos preguntábamos ¿por qué no lo hicieron antes de que fuéramos a huelga? Además logramos crear dos centros de rehabilitación física y terapéutica. En transporte obtuvimos que se entendiera que el servicio no podía ser incómodo o precario para el empleado. El trabajador de la mina que menos viaja dura 45 minutos desde su residencia al Cerrejón, y el que más puede durar 3 o 4 horas. Llegan agotados por un viaje incómodo y deben someterse a 11 horas seguidas de obra. Hay enfermedades de columna asociadas a eso. Pero ya hay compromisos de la empresa por arreglarlo. También hicimos que 630 trabajadores pasaran de contrato fijo a uno a término indefinido. Pero quedamos en avanzar en el tema ambiental.
Igor Díaz López, presidente de Sintracarbón.
¿Pero el tema de salud y seguridad social fue su mayor apuesta?
Ese es el punto neurálgico. Por dar un ejemplo, hay 11 trabajadores que tienen silicosis (enfermedad pulmonar asociada a la inhalación de partículas de polvo) y a pesar de demostrar el daño asociado al trabajo, la empresa insistía en catalogarlo como enfermedad general. Tuvimos también el caso de un obrero que murió porque no había posibilidad de atenderlo cerca. El 75% de los trabajadores del cerrejón vivimos en la Guajira y en el departamento no es secreto que la infraestructura médica es malísima. Pero nos parece peor que una empresa como Cerrejón en 27 años de explotación minera no se hubiese podido hacer una inversión óptima para generar un centro de atención en primer nivel.
No obstante eso es una responsabilidad que pareciera también recaer sobre el Estado…
Pero aunque es responsabilidad del Estado y del gobierno Departamental la infraestructura medica, ¿y dónde queda la responsabilidad social? Nosotros reconocemos que Cerrejón hace un gran esfuerzo por reducir los riesgos a los trabajadores, pero estos siguen siendo muy altos y deben prevenirse. En esta convención, por ejemplo, logramos que se creen dos centros de rehabilitación física y terapéutica, conjuntamente con la ARP y Coomeva. En 27 años no fue posible eso, toco hacer huelga para que sucediera. La empresa dice que somos operadores de clase mundial, pero a veces uno siente que ese reconocimiento de ‘clase mundial’ se pierde un poquito frente a la responsabilidad y derechos que debería haber con los trabajadores.
¿Qué faltó en el tema ambiental?
Nosotros impulsamos políticas para proteger el Río Rancherías. Pero se nos desvirtuó la petición porque dijeron que ese tema quedaba aplazado y no se podría discutir. Sin embrago la empresa insiste que siguen trabajando para proteger el medio ambiente.
¿Era justificable llegar a una huelga?
Intentaron deslegitimar la huelga. Si, en realidad como dicen, nosotros ganamos cinco millones de pesos, pues no haríamos huelga. Le puedo demostrar que hay trabajadores que ganan un mínimo y trabajan 25 días al mes 11 horas días. Hay realidades abismales. Sabemos que Cerrejón es una empresa llena de productividad gracias al gran esfuerzo que hemos hecho los trabajadores; es apenas justo que reclamemos nuestros derechos.
Igor Díaz asegura que el apoyo de poblaciones en La Guajira a la huelga presionó a las directivas a sentarse a negociar y ceder a las pretensiones laborales.
¿La empresa perdió? ¿Tenía capacidad de aceptar esta convención?
La empresa dejó de recibir 7.000 millones de pesos diarios. Fueron 5.400 millones de pesos cada día los que dejó de recibir el país por la parálisis. Pero a lo que accedió finalmente la empresa lo pudo haber aceptado en las negociaciones iniciales. En manos de la compañía estaba haber evitado el paro o solucionarlo pronto. Y lo que logramos en salud no implica gastos a la empresa; implica un esfuerzo de gestión con las EPS que no habían hecho. Cuando hay voluntad hay posibilidades.
¿Cuál fue el efecto directamente sobre la Guajira?
Fueron 32 días que no solo afectaron a la empresa sino a los trabajadores. La mayoría de empleados son de la Guajira, y ahí nos surge una nueva inquietud que queremos plantearle al gobernador del Departamento. La región depende del Cerrejón, y si algún día nos sacan de la empresa ¿qué hacemos?, ¿nos morimos de hambre?. Creo que necesitamos opciones alternativas para no depender totalmente del carbón.
Sintracarbón, sin duda, se consolidó como una de las más poderosas fuerzas sindicales del país. ¿Así lo perciben?
No. Sólo somos un sindicato responsable y serio, que está dado a buscar las posibilidades de diálogo. De resolver los conflictos. Queremos apostarle a procesos sociales muy importantes en nuestra región. No solo tenemos perspectiva sindical sino social. Somos una organización conciliadora. La empresa nos respeta y se lo reconocemos. Nuestro mensaje fue de tranquilidad y fuimos proclives a encontrar respuesta al acuerdo. Cuando nos eligen para la comisión negociadora, nos eligen para sentarnos a la mesa. La huelga fue un elemento legal como respuesta a una posición estratégica de la empresa de no reconocer nuestras peticiones.
"Nos tocó hacer huelga para que nos atendieran"
Dom, 17/03/2013 - 11:15
Por 32 días Sintracarbón, el sindicato del Cerrejón, se declaró en huelga. Era el primer gran conflicto laboral de 2013. El cese de actividades fue producto de la ausencia de acuerdos entre el gre