El periodismo colombiano está de luto con la muerte de don José Salgar Escobar.
Llegó al periódico El Espectador cuando apenas tenía 12 años y fue don Alberto Galindo quien descubrió su capacidad y vocación periodísticas. De sacapruebas lo ascendió a mensajero de la redacción. A los 20 años fue nombrado jefe de redacción, en reemplazo del propio Galindo.
“El Hombre de la calle”, título de su columna de siempre, recibió todos los premios nacionales posibles y también varios internacionales. Contribuyó en la formación y orientación de periodistas de la talla de Gabriel García Márquez, Yáder Giraldo y Gonzalo González, entre otros.
Le pregunté alguna vez una anécdota, entre las miles vividas a lo largo de su larga y extraordinaria carrera y, sin dar muchas vueltas, consideró la más importante e inolvidable lo sucedido en el acto de despedida del expresidente Eduardo Santos, entregando el poder a Alfonso López Pumarejo.
Se cumplía una revista militar, donde cubría la información como reportero y como fotógrafo, modalidad que ensayaban los periódicos para hacer más económica la labor.
“…De repente un piloto suicida se dedicó a hacer acrobacias en el lugar donde estaban los expresidentes. El avión se vino a tierra y se estrelló contra una torre ubicada junto a los puestos de honor. Yo estaba a pocos metros. En medio de la confusión y de la estampida, mi cámara fue a dar a un charco, fracasando entonces como fotógrafo. Y como reportero también el trabajo fue a medias, porque resulté herido con un pedazo de palo que me pegó en el hombro y me arrojó muy lejos.
"Escasamente pude contar el cuento y ver cómo se lucía mi colega de El Tiempo, Ignacio Gaitán. Desde el sitio pude ver cómo salía con graves quemaduras un muchacho, estudiante de derecho, Misael Pastrana Borrero, que como consecuencia de ese accidente quedó con cicatrices que se le convirtieron en sonrisa para toda la vida”.
LECCIONES DE PERIODISMO
Don José, muerto en las últimas horas, a los 92 años, me dio el honor de escucharle estas lecciones de periodismo, que comparto con colegas del mundo.
-No salirse nunca de la verdad, que debe operar siempre como centro de gravedad de todo el trabajo periodístico. Alrededor de esto lo demás se edifica solo.
-Hay un antagonismo entre las profesiones de militares y periodistas. El militar está sujeto al conducto regular, tiene que aceptar al superior y cumplir las consignas de su jefe supremo, el Presidente de la República. La norma de oro del periodista es desconfiar de la palabra oficial, cosa que no pueden hacer los militares.
-Lo esencial del periodista es no dar el crédito a una sola fuente y menos cuando la fuente es oficial. Debe consultar varias fuentes confiables, en procura de una verdad lo más seria y objetiva posible.
-En una entrevista, es fundamental que el reportero tenga un conocimiento lo más profundo posible acerca del tema que trata. Que nunca falle por ignorancia o falta de preparación.
-No considero lícito inventar. La realidad es suficientemente amplia para que haya necesidad de hacerlo. La invención debe estar circunscrita a la órbita literaria. En el periodismo se trata de contar bien las cosas y decirlas agradablemente. Inventar resulta un truco que nunca tiene buen recibo.