El 30 de junio de 2011 Marta Lucía Zamora renunció intempestivamente al cargo de magistrada auxiliar de la Corte Suprema de Justicia. Llevaba los más delicados casos contra ex congresistas vinculados con la parapolítica y algunos otros como el de la ex senadora Nancy Patricia Gutiérrez por el tema de las ‘chuzadas’ del DAS.
Nadie entendió su sorpresivo retiro, al que adujo razones personales. Discretamente arrendó su apartamento y se trasladó a vivir con su familia a Cali. Había decidido acompañar a su esposo, el también abogado penalista Alberto Hernández Esquivel, a recuperarse de una insuficiencia respiratoria que hoy lo obliga a vivir prendido de un tanque de oxigeno, lejos de Bogotá por cuestiones de la altura. A pesar de estar en un cargo importante dentro de su carrera judicial, no le importó otra cosa que apoyar a su esposo en su recuperación.
La tranquilidad de su vida en Cali la rompió, a finales del año pasado, una llamada de la Fiscal Viviane Morales. Dada su experiencia, le pedía asumir el cargo de asesora del despacho para ciertos casos. Había llegado la hora de retomar su senda laboral y así lo entendió su esposo, quien la acompañó en su decisión. Lo que nadie se imaginaba es que este paso le abriría el camino a Zamora para convertirse en Fiscal General de la Nación.
El martes pasado, cuando se posesionó como Fiscal, Hernández Esquivel viajó a Bogotá por unas horas para acompañarla. Se le vio discretamente a sus espaldas, mientras ella juraba ante el Presidente Juan Manuel Santos. En silencio, como siempre, se retiro para regresar a Ibagué donde ahora reside.
Hernández es un hombre introvertido, casi recatado, a quien poco le importa figurar. Ha dedicado su vida a la administración de justicia desde 1971, cuando como estudiante de Derecho de la Universidad Externado, fue invitado a ser parte del grupo de los penalistas Jaime Bernal Cuellar y Antonio Cancino. De ellos aprendió buena parte cuanto sabe. Desde entonces ha estado a la sombra de Jaime Bernal, de quien fue su magistrado auxiliar en el Tribunal Superior de Bogotá en el año 1974.
De allí pasó a integrar el grupo de magistrados de la Sala Penal de ese Tribunal y, más tarde, en 1997, el mismo Bernal lo llevó a integrar el grupo de trabajo de primera línea de la Procuraduría General. Fue nombrado Procurador Delegado para Casación Penal donde estuvo por más de cuatro años. Allí es recordado por tomar decisiones de peso en el tema de Foncolpuertos y por las decenas de destituciones de gobernadores y ministros, entre otros casos.
El penalista Alberto Hernández Esquivel acompañó a su esposa durante el juramento como Fiscal General.
Permaneció en el cargo un par de años más durante la gestión de Edgardo Maya Villazón y decidió retirarse por haber cumplido el tiempo para disfrutar de su pensión: “Ésta me la gané con sudor y por eso me retiro a disfrutarla”, dijo en esa época, según recuerdan algunos amigos suyos que vieron en esa decisión la gallardía de un hombre que no se quedaba en los puestos para obtener renombre o ganarse un sueldo.
Desde entonces se concentró en la docencia. Hernández es de los llamados ‘cacaos’ de la Universidad Externado de Colombia, donde enseñó sobre el nuevo sistema oral a los alumnos de pregrado y de especializaciones. Junto a Bernal Cuellar formó parte del equipo que organizó el Departamento de Derecho Penal de esta Universidad y luego, por cuestiones de salud, debió dejar Bogotá. Se trasladaron inicialmente a Cali y luego Hernández se instaló en Ibagué desde donde dirige tesis de grado de posgrados y maestrías.
Tal vez la única frustración de este hombre, el corazón de la nueva Fiscal General, es no haber sido magistrado de la Corte Suprema de Justicia, cargo al que aspiró en tres oportunidades. Pero ha sabido asumir su vida con tranquilidad y simplicidad, consciente de que el turno profesional es para su esposa Martha Lucía Zamora.
Alberto Hernández Esquivel tan solo estuvo unas cuantas horas en Bogotá en el Palacio de Nariño junto a su esposa, Marta Lucía Zamora, cuando juró ante el presidente Santos ser fiel a la Constitución y la Ley como Fiscal General. Regresó a Ibagué desde donde la acompañará a la distancia.