
Medellín sigue sufriendo debido al tráfico de drogas sintéticas, que se ha disparado en la ciudad. Durante los primeros cinco meses del año, la Policía Metropolitana incautó 23.946 unidades de este tipo de sustancias, lo que equivaldría a un incremento del 39 % en comparación con el mismo periodo del año 2024.
El dato de este incremento se dio durante un reciente balance entregado por la Secretaría de Seguridad de Medellín. En él se revelaron los primeros resultados de una cruzada realizada con el fin de combatir el tráfico de sustancias en la capital antioqueña, la cual ha estado acompañada de una intensificación en los operativos para controlar este tipo de tráfico en las calles.
Entre el 1 de enero y el 30 de mayo del año en curso, las autoridades han incautado un total de 25.914 unidades de drogas ilegales en la ciudad. Esto representa un aumento del 37 % si se compara con el año 2024, cuando se habían incautado, en esas mismas fechas, 18.946 unidades.
Aparte de estos incrementos en las incautaciones de drogas sintéticas, las autoridades han indicado que se detectó un aumento en las incautaciones de marihuana y una disminución en las de cocaína. Estas variables se atribuyen tanto a cambios en los hábitos de consumo como en las dinámicas del tráfico de sustancias.
El auge en el tráfico y consumo de drogas sintéticas en Medellín es un fenómeno que mantiene en alerta a las autoridades, al menos durante la última década. Si bien la ciudad ha tenido registro desde hace largo tiempo de sustancias como el éxtasis —que hace parte del grupo de las sintéticas—, en años recientes dicho catálogo se ha ampliado con otras drogas como la ketamina o el popper.
El principal desafío que se trazan las autoridades, y que diferencia a las drogas sintéticas de las tradicionales, son los componentes utilizados para crearlas. Verificar de qué están compuestas se convierte en una tarea de largo aliento, y ese desconocimiento incrementa la dificultad para controlar el manejo de los consumidores.
En materia de producción, el auge de estas sustancias se ha traducido en la aparición de nuevos laboratorios urbanos ocultos, en los que se sintetizan las drogas y se abastecen por múltiples vías de sus insumos, a través de redes que se cree se extienden a otros países.
Ahora, centrándose en el consumo, según la Escuela Contra la Drogadicción de Antioquia, la aparición de estas drogas sintéticas ha afectado principalmente a la población menor, específicamente a niños y adolescentes que comienzan a consumir desde los entornos escolares.
El Ministerio de Salud ha publicado datos en los que se indica que la edad promedio en la que se inicia el consumo de drogas como el tusi ya está sobre los 18 años; el popper, 18,1; metanfetaminas, 17,9; y LSD, 17,2 años.