Bitcoin, el paraíso fiscal sin territorio

Publicado por: admin el Dom, 17/12/2017 - 02:06
Tal y como lo pronostiqué en mi entrada del 17 de septiembre de 2017, “La semana n
Tal y como lo pronostiqué en mi entrada del 17 de septiembre de 2017, “La semana negra de las criptomonedas”, prontamente el Bitcoin tendría una recuperación de su fuerte caída y con creces, ha superado mi predicción. Existen múltiples causas por las cuales el bitcoin y otras criptomonedas (DASH, Ethereum y Monero), han tenido un vertiginoso ascenso en menos de dos meses. La primera razón es que, si bien China restringió fuertemente la compra/venta de bitcoins localmente, le queda imposible hacerlo internacionalmente, por lo cual, decidió regular el mercado de criptomonedas y determinarlas como “Propiedad virtual” a partir de octubre, esto hizo que automáticamente la tierra del sol naciente se volcara nuevamente a invertir en criptomonedas. Otro importante factor es que se calcula que en el mundo, hasta septiembre, existían alrededor de trece millones de usuarios del Bitcoin, pero el auge mediático del mismo ha hecho que muchísimos nuevos usuarios decidan invertir en criptomonedas, aumentando la demanda de los principales mercados. Una tercera causa tiene que ver con las noticias de NASDAQ y Wallstreet quienes el pasado domingo 10 de diciembre estrenaron contratos de futuros sobre criptomonedas lo cual le da un alto grado respaldo al mercado y convoca a inversionistas y bancos a ofrecer este activo a sus clientes. Finalmente, aparece en escena un factor que puede resultar preocupante para el sector financiero y los gobiernos. Muchísimos inversionistas o personas naturales, están decidiendo invertir en bitcoins, no solo por su exponencial valoración sino por su carácter de anonimato, esto significa que hacerle trazabilidad a un inversionista de bitcoins resulta prácticamente imposible, lo cual resulta muy interesante a la hora de intentar ocultar capitales importantes como suele hacerse en los tradicionales paraísos fiscales, con la diferencia que el Bitcoin no tiene territorio y una regulación que lo reconozca como a moneda legal. En este sentido, a un inversionista no hay forma de demostrarle si tiene o no bitcoins y si se lograse demostrar, tampoco sería plausible rotularlos como un capital, pues simplemente son un activo digital que para gobiernos y el sector financiero no son nada. No obstante pueden convertirse en una divisa en cualquier momento dentro de mercados en línea o simplemente en un ejercicio de compraventa directa (P2P). Es así como importantes capitales se están empezando a fugar hacia el nuevo paraíso fiscal, una forma de esconder dinero sin precedentes, supremamente sencilla y que no requiere de complejos y costosos modelos offshore para trasladar dineros a paraísos fiscales con territorio.