Las marchas organizadas en contra de Israel, el pasado 07 de octubre, definieron, por un lado, lo que puede ser el proselitismo terrorista y, por el otro, el grado de barbarie al que puede descender la humanidad cuando se mezclan, alrededor de una causa convertida en credo político, la ignorancia, el odio homicida y la estupidez.
Promovidas por varios actores, estas jornadas fueron la prueba irrefutable de un creciente y peligroso antisemitismo, pues, condenando el legítimo derecho que tiene Israel, como cualquiera otra nación, a defenderse de una masacre, cometida por una organización terrorista, legitiman que Israel sea borrado del mapa según lo expresado por Mahmud Ahmadinejad, premier iraní entre 2005 y 2013. ¿No es precisamente este tipo de marchas las que podrían alentar nuevamente un genocidio contra el pueblo de Israel?
De hecho, el premier Netanyahu explicó recientemente ante las Naciones Unidas que, a pesar de las varias e insistentes llamadas -hechas por las FDI- para que la población civil abandone la Franja, Hamas se ha dedicado a evitar que salga la población que no legitima el horror del 07 de octubre. Entonces, ¿de qué tipo de genocidio hablamos si Israel insistentemente le ha pedido a la población que abandone Gaza que, por demás, se ha convertido en una guarida de terror por los túneles y torres de terror construidos a lo ancho y lago de la Franja? Si de genocidas vamos a hablar, resulta prohibido olvidar que Hamas ha convertido en prisionera a la población palestina que no apoya el terrorismo.
Además, es esa misma organización terrorista (Hamás) la que utiliza sistemáticamente a la población civil como escudo humano, ubicándose en escuelas y hospitales, y también como cajas de resonancia de la propaganda cuya población objetivo es la misma población palestina, en particular, y una buena parte de la población sobre todo en el mundo occidental.
Ante la falsa y sistemática información de un genocidio cometido por parte de Israel, Netanyahu les planteó una pregunta válida: ¿Acaso un país que comete genocidio le suplicaría a la población civil a la que pretende atacar que se busque un lugar seguro? ¿Les diríamos que se vayan si lo que queremos es cometer un genocidio?
Bien ha recordado Bibi que quienes propagan hoy las mentiras contra Israel han terminado por actuar, de la misma manera, como lo hicieron durante la Edad Media europea. En aquel momento, mientras acusaban falsamente a los judíos de envenenar los pozos de agua, esparcir plagas y del famoso libelo de sangre, promovían simultáneamente su brutal persecución.
Igualmente explicó cómo la supuesta y planeada hambruna a la que se sometía a los palestinos, era una mentira que hacía eco con imágenes difundidas, por ejemplo, en cadenas como Al Jazeera, y replicadas globalmente por redes sociales, a pesar de que al interior de las mismas Naciones Unidas afirmaban que alrededor del 85% de la ayuda humanitaria era robada y vandalizada por Hamas. Por si acaso, el secretario general de la ONU, António Guterres, no ha desmentido a Netanyahu.
Desgraciadamente, el efecto de esta campaña de odio ha sido una oleada desatada de antisemitismo histórico que vuelve siempre con las mismas mentiras difamatorias recicladas y repetidas sistemáticamente, mentiras antisemitas que han producido que los judíos sean atacados en Canadá, Australia, Austria, Holanda, Francia, Gran Bretaña, países que en días pasados reconocieron a Palestina como Estado. Precisamente, hace unas semanas, en Estados Unidos, una sobreviviente del holocausto fue atacada en Colorado y una pareja de israelíes asesinados en El Museo Memorial del Holocausto.
En efecto, el mismo Papa, León XIV, dijo hace tres días en su cuenta oficial de X: “expreso mi preocupación por la proliferación del odio antisemita en el mundo, como por desgracia se ha visto en el atentado terrorista en Manchester, perpetrado hace pocos días”
Por más que se promuevan marchas malintencionadamente y de manera concertada, alrededor del mundo libre, a fin de proteger al terrorismo, lo cierto es que hace dos años, Israel fue víctima de Hamas, que promovida desde otros países de Oriente Medio (Irán y Catar), es la causante de la respuesta de Israel que defendiéndose legítimamente viene haciendo lo que cualquier otro gobierno haría: removiendo la amenaza existencial y evitando que la tragedia se repita. La verdad es simple y la mentira compleja.
