Mucha polémica ha generado la denuncia del cantante vallenato Mono Zabaleta, al hacer público que el compositor Omar Geles cobra 60 y 70 millones pesos por una canción. Este episodio, ha puesto sobre el tapete varios temas para reflexionar; si bien es cierto que la propiedad intelectual artística no está regulada y puede tener cualquier costo, son el reconocimiento y el libre mercado los que inciden en el valor que puede cobrar un artista por su obra; yo puedo decir que un cuadro o fotografía cuestan 1000 millones, pero si no tengo trayectoria para soportar ese costo, primero, no me lo van a pagar a ese precio y segundo, estaría tumbando al cliente, el arte es libre, pero también requiere sensatez y nuestros compositores deben cobrar por su trabajo, sin exagerar. Con respecto al tema Geles y lo que significa para el folclor vallenato que un artista esté en estos precios, siempre he pensado que tiene muchos talentos, pero que está sobrevalorado y que le gusta demasiado el dinero, algo que para un artista es fatal; su mejor faceta fue como acordeonero, en sus inicios, con los Diablitos, cuando tocaba con hambre y logró ser Rey vallenato, en aquellos memorables duelos con el Cocha, luego perdió el enfoque y se fue desdibujando, hasta acabó su grupo y en los concursos de Rey de reyes del festival, no dio la talla. Luego decidió ser productor e hizo buenos aportes, por ser de los primeros en incursionar con un estudio propio en Valledupar. Pero siempre pasándose de oportunista; con Ana del Castillo tuvo problemas, porque quería meterle 10 canciones de su autoría, con un costo demasiado alto, razón por la cual, Ana, lo mandó a comerse una de sus famosas catapilas. Como compositor, se ha destacado y ha creado excelentes obras como: Los caminos de la vida, grabada en muchas versiones en el mundo; La falla fue tuya que le grabó Diomedes, será que también le cobró? No creo; El invencible, fue éxito en la voz Jorge Oñate y Tarde lo conocí, en la de Patricia Teherán. Pero Geles, también ha sido parte de la crisis del vallenato con canciones sin ningún fundamento, prefabricadas en estudio, como alguna vez se lo echó en cara el compositor Iván Ovalle. Después, se aventuró a ser cantante, aunque no es lo que mejor hace, hasta Diomedes en una presentación le recomendó: “Toque el acordeón, toque el acordeon”, pero Omar nunca lo entendió.
Aunque es innegable que Omar Geles se ha ganado un puesto en el folclor, no es una razón para que exagerar. Que tal que cada compositor cobre 50 millones, como grabarían los cantantes?. Y si le pusiéramos precio a los temas que si son verdaderos clásicos del folclor? ¿Cuánto podría costar entonces Mi acordeón de Emilianito, Paisaje de Sol de Gustavo o Igual que aquella Noche, de Miro Zuleta?. Su primo Wilfran Castillo, dijo que era el más grande del vallenato, no está ni tibio y creo que debe aterrizar, él no es más compositor que Marciano Martínez, Chiche Maestre, Fernando Dangond, Rafael Manjarrez o Fernando Meneses, ni si vuelve a nacer, y estos compositores no cobran esas sumas. Por eso Silvestre no incluyó ningún tema suyo en la reciente producción discográfica, Ta malo, según me aseguró una fuente, muy cercana al silvestrismo. Lo que pasa es que Geles pertenece a una rosquita, de la que también hacen parte Wilfran Castillo, que se creen los mandacallá del vallenato y están bien equivocados. Comprar una canción mala o peor un jingle en 80 millones, que fue lo que le costó el Dele que dele a Rafa Pérez, para ganarse el devaluado Congo de oro, es lo mismo que pagar 22 millones de pesos, por un paseo en coche en Cartagena. Mejor lo hizo el cantante Arhuaco Kandi Maku que se ganó también el Congo y no pagó ese platal, definitivamente nuestros indígenas son sabios ¡Viva la Sierra Nevada!
Además, el cantante para pegar una canción tiene que meterle Payola (soborno a locutores para sonar) y en esto, se pueden ir otros 100 millones más por tema, poniéndolo bajito, 10 millones por trimestre a cada locutor. Es ahí, cuando entra el traqueto a patrocinar lanzamientos, porque los cantantes se revientan, lo que deriva en la podredumbre que vivimos hoy en el folclor vallenato. Y ni hablar de los nuevos talentos, que como están empezando, no tienen cómo alcanzar esas sumas, por eso la crisis. Algunos sacan cuentas alegres, dicen “es que el Mono Zabaleta cobra 40 millones por presentación” y es verdad, pero no podemos olvidar que ese valor corresponde a un evento e incluye toda una puesta en escena empresarial; trasporte, logística, impuestos, empleados. Además, el Mono es libre de comprar o no comprar y también de decirlo. Lo que sí quedó claro, es que el PENCAZO que le dio Zabaleta a Geles debe servir para que el folclor se libere de estos chupasangre que se aprovechan, porque se creen la última aguapanela de Maicao y todo porque los mismos cantantes se encargaron de endiosarlos y hoy, son sus propias victimas.