Augusto Solano

Presidente Ejecutivo de Asocolflores desde el año 2000. Ingeniero Industrial de la Universidad de los Andes y MBA del Wharton School, de la Universidad de Pennsylvania, asesor económico y financiero del Ministro de Desarrollo. Formó parte de las Juntas Directivas del Instituto Colombiano Agropecuario – ICA en representación del presidente de la República, la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), del Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (Cecodes, Presidente Junta Directiva), de Porvenir S.A. y de la Universidad ICESI.  También lo es de varias organizaciones de la floricultura internacional en los Estados Unidos y Europa.

Augusto Solano

Reconstruir la confianza

La reunión anual del Foro Económico Mundial, que anualmente se adelanta en la ciudad de Davos, Suiza, convoca a líderes de la política y el empresariado global. Hace tan solo dos días terminó su versión 2024, “en el contexto geopolítico y económico más complicado en varias décadas”, aseguró Borge Brende, presidente del foro, fundado en 1971.

Fueron muchos los discursos que se escucharon durante este evento, en el que se destacaron como prioridades mundiales: lograr la seguridad y la cooperación; crear crecimiento y empleos; hacer de la inteligencia artificial el motor de la economía y la sociedad; y adelantar una estrategia a largo plazo para el clima, la naturaleza y la energía.

Bajo el lema “Reconstruir la confianza”, esta reunión ha dejado un panorama en el que las dos grandes guerras en curso (Rusia – Ucrania e Israel – Hamas); la necesidad de poner a las personas como prioridad en un nuevo marco económico; las consecuencias, positivas y negativas, que tendrá el uso de la Inteligencia artificial; y el desconocimiento de muchas de las implicaciones que traerá el cambio climático, suponen ahora más preguntas que respuestas, como ya nos acostumbraron este tipo de encuentros.

Todas y cada una de las preocupaciones expresadas en Davos tuvieron una relación directa con la realidad geopolítica que vivimos, en donde prevalecen los intereses particulares de las naciones, impidiendo así un enfoque común para los desafíos globales.

Hablando específicamente de nuestra región, como lo dijo en el encuentro, Peter Sands, presidente del Fondo Mundial, la pobreza creciente, los niveles récord de deuda de los países, la crisis en salud y el estar en la primera línea de la emergencia climática, suponen el máximo desafío para sus comunidades y sus gobernantes.  

En numerosas ocasiones he sostenido que debemos ver el futuro con optimismo, y lo escuchado en Davos no significa una excepción. Sin embargo, el optimismo siempre debe ir de la mano con la acción.

En Colombia, autoridades y empresas privadas deben tomar conciencia de que lo que se viene para el 2024, y porque no decirlo para esta década, es muy complicado. 

A nuestras ya conocidas debilidades internas, debemos sumar los efectos de la crisis mundial que, según Sands, le hace al mundo asistir a una alarmante erosión del compromiso con los derechos humanos.

Esa erosión es aún más latente en nuestra región y, especialmente, en Colombia. Este es un país de personas que diariamente luchan contra la inseguridad, la pobreza, el trabajo informal, la desinformación y la falta de oportunidades para desarrollarse, por solo mencionar algunas de sus problemáticas.

 “Reconstruir la confianza” para nosotros es una prioridad y obligación que no dan más espera. 

No podemos continuar viendo como las personas deben cerrar sus negocios por las amenazas, callando la preocupación que nos agobia ante la incontrolable corrupción, siendo testigos de la depredación de nuestros recursos naturales, o contando las innumerables empresas que por la inestabilidad económica desaparecen, dejando a la deriva el sustento de miles de familias.

“Reconstruir la confianza” exige un esfuerzo público, empresarial y personal. Solamente si nos unimos con el fin común de construir un mejor país lo podremos hacer.

Todos y cada uno de nosotros se enfrenta a un enorme reto que, de no solucionarse, seguirá creciendo como una bola de nieve y nos afectará gravemente, por igual, desde lo social, económico y medioambiental.

Tenemos que trabajar por el respeto de los derechos propios y del otro, retornar a la solidaridad, vivir en corresponsabilidad y exigir a los gobernantes acciones reales ante, el ahora, incierto futuro. 

Por todo lo anterior, la reunión de Davos nos recuerda, aún más, que de no cambiar todos los países caminan hacia el abismo. El ser humano enfrenta desafíos nunca vistos en la historia y el principio de la solución, de cada uno de ellos, se encuentra en respetarnos como personas, buscar la igualdad y asegurar el bienestar colectivo antes del particular.

Estoy seguro de que, si nos ponemos de acuerdo, y aunque cueste muchos esfuerzos, podremos “Reconstruir la confianza”.

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