“Blade Runner”: La carrera contra la mortalidad

La buena ciencia ficción resulta ser un reflejo para nada extraño de la potencialidad de la realidad y las relaciones humanas. Retorcidos espacios e inverosímiles criaturas inundan estas historias, pero sin importar que tan abstractas sean estas narrativas, siempre es posible encontrar viajes que entregan tanto esperanza y regocijo como paranoia y desasosiego. 

El año 2019 de “Blade Runner” es un absurdo. Una parte selecta de la población ha logrado asentarse fuera de la Tierra, mientras que por alguna razón, los que quedaron en el planeta ocupan asombrosas estructuras que por dentro están en condiciones deplorables. 

Un "avance" importante de esta sociedad fue crear androides con apariencia e inteligencia a la par con la humana, destinados a trabajar en las colonias exteriores como obreros, militares y objetos sexuales. Estos individuos, llenos de emoción y motivación, se rebelan contra los humanos y viajan a la Tierra. Aquí entran los “blade runner”, una fuerza policial encargada de reconocer a estos “replicantes” dentro de la multitud de humanos y "retirarlos". 

Deckard, un blade runner jubilado, es encargado con la misión de retirar cuatro replicantes. Aunque no se explica porque Deckard se retiró de su trabajo en primer lugar, su reacción a los eventos del filme es interesante. Cuando Rachael, una misteriosa dama, le pregunta si alguna vez ha asesinado a una persona pensando que era un replicante, Deckard no logra responder, lo que deja reflejar su tormento interno pues parece que reconoce humanidad en estos androides y le cuesta encontrar alguna diferencia. Incluso con una actitud distinta, Deckard, alcohólico y solitario, no logra conectar con otros seres humanos, y cuando logra hacerlo, se expresa con sarcasmo y abuso. 

En cuanto a los replicantes, su llegada a la Tierra es el corazón temático del filme. Podrán parecer personas y poseer una inteligencia similar, pero su característica más humana se encuentra exagerada, su mortalidad, ya que solo pueden vivir cuatro años. Tienen entonces una meta; encontrar a su creador y exigirle que aumente sus años de vida. No obstante, su sola existencia es aparentemente un negocio y los intereses del consumidor se verían comprometidos, si sus esclavos tienen la oportunidad de buscar una mejor calidad de vida.

Blade runner 2

Sin importar que tan humanas sean sus emociones, en especial su miedo a la muerte, los replicantes no encuentran en la Tierra consuelo por parte de ninguna persona. Tan mortales como cualquier otro ser humano y sin la ventaja de recibir empatía, recurren a la violencia para poder buscar una solución a su problema, mientras son perseguidos incansablemente por los blade runner. 

Cada uno de estos replicantes tiene una apariencia amenazante y, al mismo tiempo, parecen niños conociendo nuevos sentimientos, desde la ternura del contacto físico, hasta la ira, la desesperación y la impotencia que sienten al ser acorralados solo por exigir su vida e independencia. Son antagonistas de carácter peligroso que, extrañamente, uno se encuentra apoyando constantemente. Cada uno tiene una aparición breve, pero, Roy Batty, interpretado por Rutger Hauer, es el personaje más memorable de todo el filme, no solo por su presencia física, sino por todo lo que es capaz de expresar en su misión de protegerse a si mismo y a sus compañeros de la decrepitud física y cognitiva. En el climax del filme, Batty, en uno de los monólogos más preciosos en el cine de ciencia ficción, amenazante, lleno de odio y sin nada que perder, encuentra la forma de mantenerse inmortal a través de sus palabras.

Blade runner 3

Alrededor de la estimulante historia que se cuenta en “Blade Runner”, se construye un impresionante arsenal de atributos técnicos. El diseño de producción es precioso y propio de este universo: desde lo panorámico se ven fachadas bellísimas, pero desde las calles se nota hacinamiento y suciedad, más aun en los interiores de estos edificios, tan desolados y llenos de charcos. La cámara introduce a la audiencia en este mundo, no reconocible por imágenes icónicas que se pueden encontrar en Star Wars o Star Trek, sino por la sutilidad de un mundo tan oscuro y sin posibilidades en el suelo, como marcado por publicidad en el aire que promete un nuevo mundo por fuera de la Tierra (si tienes los medios para costear el viaje). Por otro lado, aunque sus efectos de sonido de ciencia ficción son destacables, la banda sonora compuesta por Vangelis complementa una mezcla de sonido dinámica que sumerge completamente, y hace vivida la ilusión de este mundo. 

“Blade Runner” necesita cierta paciencia. No es una película de acción, jamás estalla en rimbombantes y estilizadas secuencias. Su mayor impacto se desenvuelve mejor cuando se enfoca en los rostros de sus personajes, capaces de mostrar pasiones, incluso cuando sus ojos evidencian que podrían no ser humanos. En esta película no se expresan en palabras claras los conflictos de los habitantes de esta distopía, pero si se siente el afán de unos individuos tratando de aferrarse a su corta existencia y la necesidad de un detective de realizar el sentido de su vida. 

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