Roger Carrillo

"Cada pueblo o nación, tiene el gobernante que se merece"

Este pensamiento político, de autoría de Joseph de Maistre Conde de Chambéry, nacido en 1753, en el Ducado de Saboya – Francia -máximo representante del pensamiento conservador de la época, en contra de las ideas de la ilustración y la Revolución francesa- hace referencia a la eficacia de las instituciones democráticas y el poder de la participación ciudadana, en la escogencia de sus representantes o gobernantes y además, pone de manifiesto la importancia de la cultura política en las sociedades contemporáneas.

Lo cierto es que, la democracia perfecta no existe; Jean-Jacques Rousseau expresaba “la democracia perfecta solo puede existir en una sociedad de ángeles”, pero sin duda alguna, este sistema político es una aspiración o un ideal, donde los ciudadanos regulan o establecen reglas de convivencia ciudadana y establecen equilibrio de poderes. Es un sistema político que consagra un conjunto de actitudes, valores y creencias, donde se promueve el respeto por las diferencias, la diversidad, pluralidad, suscitando el acatamiento a normas, principios y respeto a las libertades de cada ciudadano.

Es decir, en un sistema democrático, los ciudadanos participan en la toma de decisiones, para concebir el bien común. Y ese bien común, se manifiesta mediante el legítimo derecho y prerrogativa constitucional que tienen los ciudadanos de elegir y ser elegidos, mediante el mecanismo del voto, por lo tanto, la democracia no funciona sin la participación de los ciudadanos. 

En ese sentido, el voto como mecanismo de participación ciudadana tiene dos principios fundamentales: en primera instancia el voto tiene un carácter universal, lo que quiere decir, que el derecho al sufragio es común a todos los ciudadanos mayores de edad, sin distingo de raza, género, credo o situación socioeconómica y en segundo lugar, el voto es libre, lo que significa que cada ciudadano escoge apoyar al candidato de su predilección de manera libre, sin ningún tipo de presión o intimidación, de ahí la importancia de que los ciudadanos estén bien informados de las propuestas de los candidatos a cargos de elección popular y haya garantía de la imparcialidad e independencia de las instituciones democráticas en los resultados.

Precisamente, lo que hemos presenciado en el escrutinio del pasado debate electoral para la elección del Congreso de la República para la legislatura 2022-2026, es una clara violación de los principios básicos del sufragio, puesto que hoy nuestro sistema electoral no genera confianza en los sufragantes, en los partidos políticos y en los movimientos ciudadanos, por los indelebles precedentes de corrupción electoral que lesionan gravemente la democracia en nuestro país. Para poner un ejemplo relativamente reciente, en las elecciones al Congreso de la República del 2014, el partido político religioso MIRA, denunció fraude electoral en los resultados para elegir sus candidatos y posteriormente, mediante sentencia No. 11001-03-28-00-2014-00117-00 el Consejo de Estado resolvió  la demanda a favor del Partido Mira, devolviéndoles tres curules, un verdadero acto de corrupción y sabotaje electoral que pone en tela de juicio la transparencia, confianza y garantía del régimen electoral colombiano.

El expresidente Andrés Pastrana, de manera anticipada, había hecho advertencias sobre el posible fraude que podía presentarse en el más reciente debate electoral por parte de la Registraduría Nacional y la empresa contratista INDRA, encargada del desarrollo del aplicativo que ha realizado el escrutinio electoral. Estos hechos y resultados controvertidos, le dan la razón al expresidente Pastrana, lo cual genera un manto de dudas, especialmente, porque el movimiento político Pacto Histórico, recuperó de la noche a la mañana, cuatro curules en el senado en detrimento de partidos, como el Partido Conservador, el Partido Liberal, Centro Esperanza y Centro Democrático, los cuales disminuyeron su representación. Es decir, el Pacto Histórico fue la única organización política que recuperó votos, lo cual es una situación bastante particular.

Es claro que, el reconteo electoral fue un verdadero desastre, hay que recordar que se evidenciaron fallas en la lectura y registros de los E-14; errores en más de 29.000 mesas, fallas en la capacitación a los jurados de votación que  beneficiaron al Pacto Histórico con más de 500.000 votos, un hecho que no tiene antecedentes en los procesos electorales colombianos, lo que generará múltiples demandas ante el Consejo de Estado, con los costos en términos de confianza, credibilidad, legitimidad, reputación y daños económicos.

Conocidos los resultados de las elecciones del Congreso, -con la desconfianza y discrepancia de los partidos y los movimientos políticos por sus controvertidos resultados- definidos también los resultados de las consultas para escoger los candidatos a la primera magistratura y sus fórmulas vicepresidenciales, se ha marcado el punto de partida para escoger el próximo presidente de los colombianos. Así, es muy importante que los electores analicen y revisen bien las propuestas de campaña de los distintos candidatos, para escoger el que mejor pueda conducir el destino para nuestro país. 

Hay que resaltar que, en toda contienda electoral de la sociedad contemporánea, la cultura política juega un papel fundamental en la construcción de la democracia y por ello se hace necesario que los electores estén bien informados. Aristóteles se refería al hombre como un “animal político” por naturaleza, es inherente a su ser, por lo tanto, será improbable que se abstraiga, sea cual sea su posición frente a las doctrinas políticas y las circunstancias.

Insistiré en que la cultura política es esencial en la construcción de democracia por que contempla valores, principios, actitudes, costumbres de una sociedad, sin embargo, existen fenómenos que la minan e impiden la participación ciudadana en la toma de decisiones, como son: la corrupción, la pobreza, la inequidad, falta de información y exclusión socioeconómica.  Estos fenómenos afectan notoriamente la confianza, el estado de ánimo de los electores, ocasionado pesimismo y afectando la legitimidad de las instituciones democráticas, causando que los ciudadanos opten por elegir líderes que representen lo antipolítico y anti-establecimiento, dando lugar al surgimiento de populistas que buscan cautivar a una población insatisfecha, con promesas incumplibles. En este momento de inflexión, en donde surge la crisis institucional, es necesario evaluar cuál es el país que queremos y merecemos, para que no resulte el remedio peor que la enfermedad, porque de esos casos tenemos muchos ejemplos, en los que hemos visto como han pasado de sistemas democráticos a regímenes autoritarios y déspotas y de un potencial desarrollo económico a la pobreza extrema, errores que se hacen imposibles de enmendar y pasan décadas, antes de poder revertirlos en el tiempo.

Los colombianos merecemos un mejor futuro, los altos índices de pobreza, más de 21 millones (42:5%), la inequidad socioeconómica, desigualdad, la falta de presencia estatal con inversión en muchas regiones del país y la pérdida de confianza en las instituciones como la justicia; hace necesario llevar a cabo, grandes reformas que devuelvan la credibilidad en las instituciones democráticas.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE-, Colombia es unos de los países más desiguales de la región y de acuerdo con esa organización, la pobreza se hereda hasta por once generaciones. El próximo gobierno debe concentrar los mayores esfuerzos, focalizando las inversiones públicas en aquellas regiones en las que existe un alto índice de pobreza, para lograr disminuir los niveles de desigualdad. Hay que equilibrar el exceso de centralismo y potenciar las regiones como generadoras de su propio desarrollo.

De cara a la primera vuelta presidencial, no hay que dejarse engañar por falsas promesas del populismo, que utiliza estrategias de marketing, diseñadas por empresas asesoras, cuyo único objetivo es posicionar a sus candidatos en las encuestas de intención de voto, mediante propuestas irrealizables, engañando a los electores, buscando alcanzar el poder, con oscuros propósitos. 

Hace bien no olvidar el caso de Venezuela, en donde el populismo logró llevarlo a una crisis humanitaria de grandes proporciones, una inflación que supera el 2000 %, unos índices de pobreza superiores al 80 % de su población y un régimen democrático totalmente quebrantado. Otros casos como el de Argentina, cuyos más recientes gobiernos, han generado índices de inflación superiores al 50 % y una gran inestabilidad en sus indicadores macroeconómicos y el más reciente caso, en Perú, tras la elección de Pedro Castillo dirigente sindical, cuyas decisiones equivocadas y actos de corrupción denunciados, han generado una profunda inestabilidad política, social y económica; por lo que el mismo pueblo que lo eligió, está requiriendo su renuncia, con tan corto tiempo de mandato.

Así las cosas, estamos a tiempo de tomar las mejores decisiones.” Cada Nación tiene el gobierno que se merece”. Nos merecemos un buen gobierno, por el bien de nuestra democracia y del futuro de nuestra nación y las generaciones venideras.

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Roger Carrillo
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