Mario Huertas

Analista de asuntos estratégicos y hemisféricos (Énfasis: Brasil y EE.UU.) Columnista de opinión, diario La Nación. Voluntario internacional para la promoción de nuevos liderazgos, Universal Wonderful Street Academy (UWSA), Jamestown-Accra. Colaborador del Goldstreet Business (Ghana). Profesor de Geopolítica y Geoestrategia. Infante de Marina, Armada República de Colombia (A.R.C).

Mario Huertas

Contradicciones del eje Maduro - Petro

No resulta nada revelador decir que las relaciones entre Bogotá y Caracas han sido vitales para el desarrollo de ambas naciones que comparten más de 2.200 kilómetros de frontera, en el marco de una complejidad geopolítica estimada tras la convergencia de las tres dimensiones del espacio. Como tampoco enunciar que, en virtud de lo anterior, nos une el llamado “Diferendo colombo- venezolano”, que se remonta a los años 60´s, cuyo punto más álgido se registra durante la crisis de la corbeta Caldas en tiempos de los presidentes Barco y Lusinchi, más exactamente en agosto de 1987.

Y mucho menos explicar el eje Maduro - Petro en el ámbito de las afinidades ideológicas y éticas, pues, resulta a todas luces obvio. Y lo obvio no merece explicación alguna. Lo que sí debemos abordar son algunas contradicciones que subyacen a una decisión de esta naturaleza. Primera. No se puede perder de vista que la frontera había sido cerrada por decisión unilateral de Maduro en 2015 cuando Juan Manuel Santos, el otrora nuevo mejor amigo de Chávez, era presidente. La crisis bilateral llegó a uno de sus puntos más altos cuando, sintiéndose usado para efectos del proceso con las FARC, Maduro acusó a Santos de estar detrás del atentado realizado en su contra en agosto de 2018.

Con estos antecedentes, resulta erróneo insistir que el rompimiento de relaciones con Venezuela se deba exclusivamente a la decisión tomada por Duque de reconocer a Juan Guaidó como presidente y persistir en la caída de Maduro cuando fue el mismo Santos, al término de su mandato, quien dijo: “Veo cerca la caída del gobierno de Maduro”. Entonces, lo cierto es que Duque heredó de Santos, aliado y mentor político de Petro, las relaciones diplomáticas totalmente rotas.

Segunda. El canciller Álvaro Leyva dijo, en entrevista concedida a Daniel Coronell, que Ortega es un violador de derechos humanos por excelencia y ha llamado a que más países se unan a condenar el régimen nicaragüense. Pero, igualmente gestiona la apertura de la frontera con un gobierno al que el mismo Petro, en entrevista con Newsweek 1 , calificó de dictatorial en estos términos: “Si usted me pregunta si Maduro es hoy un dictador, yo le digo que sí y añadió más adelante, “ha coartado el pluralismo y además es un gobierno que mata”.

Tercera. Después de anunciar que Maduro servirá como “mediador de paz” con el ELN y de abrir la frontera, decisiones que explícitamente apuntan no solo a un reconocimiento como gobierno legítimo sino a calificar ahora a Maduro como el líder de un régimen con talante humanitario, queda; no obstante, en el aire una pregunta: ¿Por qué Maduro no asistió a darle un apretón de manos a su par ideológico que en tan poco tiempo ha hecho tanto por limpiar su deteriorada imagen?

Cuarta. Si la razón de apertura es el comercio, Maduro tiene muy presente que el discurso de Petro en la ONU condenó vehementemente la dinámica económica apalancada sobre los combustibles fósiles. Tal como lo hizo durante la última campaña en la que criticó el liderazgo de la gestión económica venezolana con estas palabras: “Nicolás Maduro pertenece a las políticas de la muerte”. Recordado esto, ¿será que después del sinsabor con Santos, Maduro será, a futuro, más prudente con la cambiante actitud de Petro?

Quinta. La solitaria imagen de Petro en la frontera contrasta abiertamente con las movilizaciones que se hicieron simultáneamente, para rechazar muchas de sus medidas, en diferentes puntos del país. Aunque las marchas apenas son una muestra del resultado electoral que, como ya lo he dicho en otros escenarios, tuvo por saldo un margen de poco menos del 3%, lo que le recuerda a Petro que, por un lado, está el país político aglutinado alrededor tanto de “el barril de los puercos” como de “la torta burocrática” y, por el otro, se encuentra el país nacional fuente directa de soberanía y legitimidad.

En definitiva, los verdaderos resultados del restablecimiento de relaciones con Venezuela se evaluarán, como toda acción pública, con indicadores. Y en este caso, serán los indicadores de comercio exterior, revertidos a la economía nacional, los que nos dirán si fue acertada o no la decisión de jugársela por Maduro cuando pudo encontrar en el Brasil de Lula (si las encuestas se ratifican en las urnas el próximo domingo) un mejor aliado, para todos los efectos, que no está internacionalmente tan desprestigiado y al que Petro no ha calificado de asesino y dictatorial.

 

1 Disponible en https://www.newsweek.com/2018/04/13/gustavo-petro-newsweek-interview-872237.html

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