El 2023 fue un año muy difícil para la economía nacional. El crecimiento económico fue muy inferior al esperado y esta realidad económica terminó por afectar el cumplimiento de las metas de recaudo tributario del Gobierno Nacional en esa vigencia. Por su parte, el panorama de este año no es muy alentador, ya que el Gobierno se vio en la necesidad de actualizar el Plan Financiero 2024, ajustando a la baja la proyección de ingresos y, consecuentemente, recortando los gastos. Si bien esto era necesario, resultaría insuficiente para compensar el desbalance presupuestal, lo que nos lleva a uno de dos escenarios posibles: recortamos gastos o adquirimos mayor deuda poniendo en vilo el cumplimiento de la regla fiscal.
¿Cuál es la importancia de cumplir con la Regla Fiscal?
La Ley 1274 de 2011 establece que esta figura busca asegurar la sostenibilidad fiscal, fijando un límite de deuda del 71% del PIB con un ancla de deuda del 55% y un valor mínimo de Balance Primario Neto para cada vigencia. Esto es clave para garantizar la credibilidad y sostenibilidad de las finanzas del Estado, conservar y mejorar la calificación de riesgo país y, por consiguiente, determina las tasas de interés en los créditos que requiera la nación. Igualmente, genera confianza en los inversionistas y permite medir la responsabilidad macroeconómica del Gobierno.
¿Por qué está en riesgo el cumplimiento de la Regla Fiscal?
Varios sectores han alertado que el presupuesto del 2024 puede estar desfinanciado porque las expectativas de recaudo parecen sobreestimadas para la vigencia. Por un lado, el recaudo tributario en enero de 2024 fue de 30,6 billones de pesos, decreciendo en términos reales un - 4,1% de lo recaudado en el mismo mes de 2023 y por debajo de la meta de recaudo. Esta misma situación se presentó en 2023 cuando, de acuerdo con el informe de la DIAN, se dejaron de recaudar 11,2 billones de pesos.
Por otra parte, en 2023 no se alcanzó a aprobar el proyecto de ley de arbitramento de litigios, dejando más de 15 billones de pesos en la incertidumbre. A esto se suman los casi 6 billones de pesos que se pierden en ingresos por la decisión de la Corte Constitucional de declarar inexequible la no deducibilidad de regalías de la reforma tributaria aprobada en 2022.
Como se puede evidenciar, la problemática económica viene siendo arrastrada por un muy mal comportamiento en el 2023 y, pese a que el déficit fiscal se redujo de 5.3% a 4.2%, este se logró principalmente por la baja ejecución presupuestal reflejada en un menor gasto. Si bien esto último arrojó una cifra positiva, resulta más preocupante que alentadora, pues la ejecución presupuestal es necesaria para cumplir con el Plan de Desarrollo y dinamizar la economía.
Así las cosas, el año pasado se cumplió la regla fiscal por ineficiencia en la ejecución presupuestal y por un poco de suerte en la tasa cambiaria del dólar. De esta forma, el Gobierno logró reducir su deuda neta en 5 puntos del PIB, al ubicarse en 52,8 % del PIB en 2023, por debajo del ancla del 55 % que establece la regla fiscal. Aunque lo anterior parece positivo, tendrá un efecto rebote. Al ser insostenible mantener la baja inversión y ante una economia estancada, muy probablemente se recurrirá, como se ha dicho, a deuda en este 2024.
De hecho, todo indica que el Gobierno se ha inclinado por la segunda opción. Esto es, apostarle a más endeudamiento. Para la muestra, el Ministro de Hacienda acaba de anunciar que se radicará un proyecto de ley con el que se busca ampliar en $17 mil millones de dólares el cupo de endeudamiento.
Plan Financiero de 2024
Con su actualización se proyecta un déficit fiscal de 5,3% del PIB para esta vigencia y, por ende, un aumento de la deuda neta que alcanzaría el 57 % del PIB al cierre de 2024. Esto debido a que se disminuye el recaudo esperado en 32 billones, pero se reducen tan solo en 16 billones los gastos del Gobierno central, presionando las finanzas del país, dado que los 16 billones faltantes terminarán siendo compensados vía deuda.
Es importante mencionar que estas proyecciones se realizan bajo un escenario de crecimiento económico proyectado para 2023 de 1,2%, cuando el resultado real llegó tan sólo a 0,6%. Adicionalmente, se pronostica un crecimiento para 2024 de 1,5%, cuando expertos han reducido sus expectativas al 1% basados en el tímido resultado de 2023. Es decir, ante un menor crecimiento económico, aún más bajo puede llegar a ser el recaudo frente a lo esperado.
En este orden de ideas, de no aligerar las presiones sobre el endeudamiento se pone en riesgo la sostenibilidad financiera y fiscal. Además, ante un panorama de menor recaudo, se debe analizar como una alternativa más sensata el recorte en el gasto en los sectores menos sensibles a fin de equilibrar las finanzas públicas, generando los menores traumatismos posibles. Esto es, sin alterar el gasto en inversión social.
Por lo anterior, seguiremos insistiendo en que lo responsable es recortar el gasto burocrático prescindible. No tiene presentación que en momentos de austeridad se creen ministerios y embajadas con presupuestos desbordados, especialmente cuando la economía nacional reclama acciones y responsabilidad política para recuperar la senda de crecimiento.