El día que se posesionó el presidente Duque soplaron vientos huracanados, presagiando el desastre de gobierno que haría, en ese agitado momento, en su discurso prometió devolverle la seguridad a Colombia, enarbolando las banderas de una desprestigiada seguridad democrática por los excesos militares y las continuas violaciones a los derechos humanos. Muchos uribistas aplaudieron y creyeron que esa era la salida, hacer trizas los acuerdos de paz para lograr la convivencia, una teoría que ni entendí, ni comparto; en fin, hoy, 4 años después, vemos que no recuperó la seguridad, tampoco hizo un ejercicio de diálogo para buscar un camino distinto a la guerra, el resultado es que gran parte del país está tomado en manos de grupos violentos: Arauca, es zona de guerra y tierra de nadie; en el Cauca, las masacres siguen dejando ríos de sangre; un ataque a la caravana del Gobernador de Caquetá, dejó dos policías muertos; la Colombia rural y profunda, vive sus peores días y el Sur del Cesar, no es la excepción, como en las viejas épocas del terror, volvieron los ataques a bases militares y de policía como ocurrió en Aguachica y Chiriguaná, nada extraño es que regresen también las pescas milagrosas. Lo que está pasando en esa zona es muy grave y sucede por la falta de presencia del Estado, no hay estrategias articuladas entre ejército y policía, el ELN fortaleció sus cuadros y hoy prácticamente tiene el control territorial, con una comunidad asustada a merced de estas bandas que tanto daño le han causado a Colombia. Como si fuera poco, el departamento vive un vacío de poder, con un gobernador encargado que nadie conoce, que no adopta ninguna medida y tampoco aparece en la zona de los hechos para respaldar a una comunidad amedrentada que no ve salida; nadie quiere hablar, volvió el toque de queda en algunos pueblos y los alcaldes están espantados ante semejante situación; no hay políticas claras de las autoridades para recuperar el control de esa zona estratégica, corredor de toda la droga que sale del Catatumbo hacia Venezuela y el Caribe.
Pedirle al gobierno Nacional soluciones en este momento, cuando tiene el sol a sus espaldas es absurdo, si el presidente no hizo nada en 4 años, menos en los 4 meses que le restan de mandato, la solución fue la de siempre, asistió a un consejo de seguridad y se fue. Es el momento de levantar la voz por el sur del Cesar y llamar la atención de organizaciones internacionales de derechos humanos para que vengan y vean lo que está pasando, la población ya no aguanta más. También es un buen momento para que el sur del Cesar se manifieste, se levante y no siga votando por los mismos congresistas, cómplices de un gobierno que los abandonó, ojalá entiendan el valor del voto, es imprescindible elegir nuevas opciones porque está visto que los que están, le dieron la espalda a esa región.
