Nunca he estado de acuerdo con que exista una sentencia sobre “el mejor de la historia” en el fútbol. Por resultados y logros, de pronto se podrían escoger, el mejor técnico o el mejor jugador. Pero cuando se tiene en cuenta, porque se deben tener en cuenta, las épocas en que esos protagonistas brillaron, es imposible establecer una comparación justa y mucho menos con la evolución de la tecnología, que permitió que se hiciera mucho mas visible lo de hoy que lo de antes.
Puede ser más acertado decir, el mejor de la última década, o el mejor de los años 50, pero el mejor de la historia es unir demasiados factores diferentes y meterlos en la misma bolsa.
Es cuestión de gustos dicen algunos, en lo que “yo vi” afirman otros y así se justifican unos y otros argumentos.
Colombia, a lo largo de su historia futbolística, ha tenido grandes jugadores que incluso no tuvieron la oportunidad de jugar en el exterior y que, por eso, solo por eso, no se les puede comparar con los que si la han tenido incluso en los mejores equipos del mundo.
Colombia tuvo una época dorada con su Selección, que volvió después de 28 años a los mundiales y maravilló con su juego y con la clase que tenían quienes la integraban.
Esa selección años después, fue superada en resultados por otras que lograron el título de una Copa América y alcanzaron los cuartos de final de una copa del mundo de mayores, con un jugador colombiano como Goleador y autor del gol más bonito del certamen más importante de este deporte.
Algo sin precedentes que bien podría borrar de un tajo todo lo anterior.
James Rodríguez sin duda, puso su nombre en lo más alto, por su juego, por su calidad, por aquel Brasil 2014 y por haber triunfado en Europa, logrando títulos con el Real Madrid y el Bayer Múnich.
Cierto día, decidió auto proclamarse, el mejor jugador colombiano de la historia. Estaba en todo su derecho de creerlo, pero también lo tenemos quienes consideramos que no tiene razón.
James decidió tener un techo futbolístico muy bajo y no durar mucho en la élite, a la que pocos llegan y aún menos logran permanecer.
Curiosamente sus éxitos siempre fueron en el primer año de cada uno de los clubes grandes a los que perteneció. Por coincidencia o porque así lo quiso, llegó, jugó, brilló, se lesionó muchas veces, montó en colera porque no le guardaron el puesto y entonces se fue.
Y después de aquél ya lejano Brasil 2014, en eso se convirtió su carrera, de aquí para allá, con un empresario que ha logrado convencer para que lo contraten, haciendo prevalecer su calidad sobre sus constantes lesiones y lo que es más increible, sobre sus decisiones equivocadas de marcharse o porque hacía mucho frio, o porque no le gustaba la comida con las manos, o porque el técnico lo ponía poco o por cualquier otra cosa diferente a que gracias a su fútbol se lo seguían peleando para quererlo tener.
Y tristemente su imagen se ha desdibujado tanto en el panorama mundial, que solo le queda la Selección Colombia para seguir dando pinceladas de lo que fue y alzar la voz contra quienes le critican, marcando goles o haciendo asistencias como en el pasado reciente de la eliminatoria.
Lo último fue penoso y triste. También decidió irse del Sao Paulo, uno de los grandes de Brasil que aún con todo, lo quiso tener y lo ofreció a su enorme hinchada como una contratación fulgurante. Y decidió irse por lo mismo de siempre, porque juega poco, porque el técnico no lo pone lo que él cree que lo debería poner. Y lo penoso y triste estuvo en que le tocó quedarse, porque esta vez su inquieto y muy efectivo empresario no logró ubicarlo en ninguna parte para complacerlo una vez más. Y la vergüenza de su renuncia la tapó con unas disculpas a su técnico, a sus compañeros, a la hinchada y a los directivos.
Pero como si el techo de James no parara para ese tipo de cosas, lo más reciente que se ha sabido, es que se negó a patear uno de los penales de la definición frente a un equipo de segunda división que terminó eliminando al Sao Paulo de uno de los objetivos de la temporada.
¿Será que el mejor jugador de la historia de Colombia, como él se auto denominó, puede tener licencia para no sentirse bien en un momento tan decisivo de un partido de fútbol?
A James nadie le puede quitar sus logros, Nadie podrá decir que no tuvo méritos para ser considerado uno de los mejores de este deporte. Nadie podrá decir que es un mal jugador. Pero desafortunadamente él se puso un techo muy bajito y siempre ha sentido que todos los demás, deben mirarlo como si hubiera estado a la altura de Messi o de Cristiano Ronaldo.
Hasta el punto de haber sacado un comunicado diciendo que un entrenador le había “faltado al respeto” por no convocarlo a una Selección Colombia.
James sin duda está en la historia del fútbol de Colombia, no como el mejor, si como uno de los mejores, pero también como uno de los que más ha dado de qué hablar como si también aparte de marcar goles bonitos, esa hubiese sido su determinación.
