Diego García Bejarano

Ingeniero ambiental sanitario. Especialista en gerencia de recursos  naturales y magister en gobierno y políticas públicas. Fui director de Arborizacion Urbana en el Jardín Botánico, director de Ambiente y ruralidad en Secretaría de Planeación Distrital, concejal de Bogota, director de la Región Administrativa Planeación Especial. Guía profesional de turismo, profesor universitario. Co creador del programa BiciRegion y la ruta turística de la leyenda del Dorado. Asesor de turismo de naturaleza.

Diego García Bejarano.

Islandia y el hacedor de sueños

Dicen que cuando un hijo va a nacer, su padre padece algún tipo de síntoma durante la etapa del embarazo. Esta situación, que para mí era un mito hasta 20 días antes del nacimiento de mi hija, se hizo realidad cuando en una noche de sueño, sentí literalmente el parto. Dolores en la cadera que se quería abrir a punto de romper, contracciones cada tanto tiempo, sudoración, angustia, me hicieron ponerme al tanto del rol de padre que pronto se avecinaba. Para mi esposa la situación fue real y dramática. Mas de 27 horas de trabajo en alumbramiento, con dosis adicionales de anestesia epidural y con la espera médica para que el nacimiento fuera natural. Finalmente, la niña nace por cesárea, en algo que a hoy concebimos fue un procedimiento absurdo y riesgoso por parte de la clínica. Éramos muy jóvenes, pensamos que era normal tanta demora, pero lo cierto es que la renuencia de la clínica estaba supeditada a su posición moralista de no hacer cesáreas, y por poco ambas pierden la vida. 

Desde ahí todo con Isa es intenso, especial y único. Sus decisiones son una prueba constante de constatación de hechos, queriendo siempre saber y conocer todo de primera mano. En su turno por escoger el viaje familiar, que solemos hacer cada año, elige un destino inimaginable para el 2024: Islandia.  Sabíamos que seleccionaría un lugar extraño, y quizás por la influencia del tío que viajó de Alaska a Islandia de manera intempestiva y muy improvisada para mi gusto, deseaba visitar ese lugar. El viaje tenía una situación altamente delicada, Johanna, la mamá de la casa, no le gusta viajar en avión. Por encima hicimos el cálculo y no eran menos de 8 vuelos, algo imposible en las cuentas de Johanna, pero al ser el destino seleccionado por Isa, pues no tenía opción. 

A Islandia llegas por Nueva York o por Londres. Por lo que decidimos irnos por Norte América y regresarnos por Inglaterra. En estos viajes se busca la mayor cantidad posible de lugares a visitar, con un tiempo ajustado, así que hicimos una escala en Nueva York de dos noches para sentir la capital del mundo en América. 

Caminando un poco, visitamos la neogótica Catedral de San Patricio, que marca la importante historia católica migrante Irlandesa de finales de 1800, que se mantiene frente al moderno Centro Rockefeller y guarda impecables obras arquitectónicas y artísticas. Ingresamos al Trump Tower, un imponente edificio del presidente estadounidense, donde se forja una especie de altar en torno a su ego y fortuna. 

Vimos carrozas jaladas por caballos, un monumento a Bolívar el libertador, gatos con cadenas y gafas oscuras, cantantes en las calles, bicitaxis de colores, ventas y ventas ambulantes. Tomamos el metro para llegar al The Edge, un edificio con 345 metros de altura, con un mirador 360 grados en su último piso, donde ves el río Hudson, el Empire State y el Central Park. 

De este lugar buscas el High Line, un pasillo elevado que te conecta con varios lugares icónicos como el edificio tipo Colmena “Vessel” en el Hudson Yards y el Chelsea Market, la bodega industrial recuperada de la empresa que inventó las galletas Oreo que ahora cuenta con lugares gastronómicos, exposiciones, arte urbano y almacenes. El High Line es un sendero que rompe muchos paradigmas del tipo de espacio público que puede ser recreado utilizando el arte, zonas de esparcimiento, áreas verdes y convivencia, donde se combina el mejor ejemplo de lo que significa la renovación urbana. 

Otro sitio de desafío urbano es el Distrito Meatpacking con su Little Island. Un parque público sobre el río Hudson elevado en pilotes que simulan pétalos y sostiene escenarios para la música y el esparcimiento. Notas que muchas cosas andan por el mundo ofreciendo espacios de calidad a sus ciudadanos, pero en ciudades como la nuestra, nos jugamos posiciones conservacionistas extremas que ni quitan ni ponen, y dejan al abandono las zonas urbanas potenciales.

Pasamos por World Trade Center y el espacio vacío de unas emblemáticas torres caídas. El primíparo Badhian Jacobo corrió a tocarle los testículos al Charging Bull en busca de prosperidad económica. Nos subimos al barco Dorothy Day al paseo público y gratuito para ver de cerca la estatua de la libertad. Volvimos por última vez al Time Square para apreciarlo de manera nocturna y nos alistamos para madrugar a nuestro destino soñado: Reykjavik. 

Ser el hacedor de sueños, es quizás el elogio que más me enorgullece, y mucho más cuando es una hija quien te lo dice. Ser capaz de hacer que un sueño de esa persona que amas con el alma sea realidad, es la profunda razón de ser y sentir. Es en esos momentos cuando te das cuenta que cumples tu tarea en esta efímera existencia, y que el mundo es posible. 

Durante el vuelo, por una ventanilla observabas el amanecer, y del otro costado del avión, la profunda oscuridad de la noche. Al aterrizar y pisar la isla del hielo, a todos nos invadió la emoción. Llegábamos al último vestigio vivo vikingo del planeta, al más recién rincón emergido de las entrañas de la tierra, y, las personas, los paisajes, el autobús, el avión, todo, le hacía honor a ello. Aunque estábamos frente al sueño de Isa, todos nos vimos en esa escena onírica de forma inmediata.

El mismo día alquilamos un carro muy pequeño, justo para los 4, ya que por ser temporada de verano las condiciones lo permitían. El plan, que fue cumplido a cabalidad, era darle la vuelta en 6 días con sus 5 noches a la isla. 

Primer día en Islandia

Fuimos y volvimos a los lugares más cercanos de la capital. Como la luz del sol se ocultaba casi a media noche, perdimos la noción del tiempo, y de aquí en adelante las jornadas eran eternas, alimentadas por la alegría de lo que sentíamos y la duración del día. Parábamos en cada paisaje, siguiendo la recomendada ruta del Círculo Dorado, que nos llevaba al Parque Nacional Bingvellir para admirar las primeras de muchas cascadas que veríamos en los siguientes días. Pero esto no es lo impresionante de este lugar, ya que es el sitio donde literalmente andamos por las placas tectónicas de América y Euroasia. En plataformas cómodas, inclusivas para todo tipo de personas, el acceso a sus puntos mágicos, es agradable y muy confortable. El viento helado era lo único que apresuraba tu paso para volver, y la poca ropa adecuada que llevábamos nos mermaba en un milímetro las ganas de ver, conocer y sentir.

En la misma ruta llegas al valle geotérmico, con geisers por doquier. Estos lugares, de nombre irlandés, son formaciones naturales de fuentes termales que expulsan periódicamente columnas de agua caliente con vapor de aire, y nosotros, estábamos allí, frente al poderoso Strokkur, que lanzaba agua cada 10 minutos a 30 metros de altura. Con razón lo llaman el país de la geología, siendo la última y más recién porción de tierra que emerge sobre el planeta.

A pocos kilómetros, por una carretera de un solo carril que da la vuelta a la Isla, llegamos a la cascada más famosa de Islandia: Gullfoss. Se forma por un río que cae en dos niveles con una altura de 30 metros, proveniente a lo lejos de un extenso valle, para encañonarse de frente ante tus ojos. De aquí se desprenden varios circuitos para practicar trekking, conectando cascadas, valles, glaciares y muchos más ríos y lagunas. De hecho, es un turismo autoguiado si lo deseas, con buena señalética, libre, es decir, no te cobran por caminar, y por el contrario te brindan equipamientos y una red de atención e información. De lejos con lo que pasa en nuestros parques nacionales naturales. 

De Gullfoss, tomamos regreso a Reykiavik, la capital de Islandia. Debíamos guardar un poco de energía, comprar comida y preparar otros asuntos para la vuelta en carro que nos esperaba. Bonus y Kronan los supermercados más populares, fueron siempre nuestra mejor opción. 

Dia 2

Madrugados y con provisiones, seguimos de largo por los lugares ya visitados y empezamos nuestra ruta en el Crater Kerio. Algunas paradas antes para observar los inmensos lagos azul turquesa, sentir con más rigor el viento frio y despabilando un poco del lugar del planeta donde estábamos. Este cráter de 3.000 años con agua verdosa esmeralda, es la muestra de la importancia de la vida volcánica de la Isla, y como dato curioso, sería el único atractivo natural que nos cobraban por ingresar. 

Siguiendo la ruta denominada Costa Sur, visitamos la granja Frioheimar, un lugar con toque especial, de finos detalles culinarios, experiencia de campo especializada, todo basado en el Tomate. En verdad muy replicable y altamente productivo. 

La ruta turística continúa a borde de la carretera y a pocos metros vas observado sus atractivos naturales con parajes que cuentan con baños, plataformas adecuadas para transitar sin impactar, tiendas sencillas y puntos de información. Todo gratuito. Lo reitero porque en serio me sorprendió. 

Caminamos por detrás de la cascada Seljalandsfoss, trepamos las escaleras para tener panorámica completa de otra cascada llamada Skogafoss y por fin descubrimos que todo lo terminado en foss significa cascada. Nuestra noche sería en un lugar prometedor de más belleza, ya que se encontraba al lado de la afamada playa arena negra donde emergen las columnas de basalto. El hotel seleccionado se llama Black Beach y de nuevo el concepto de cabaña, confort y calidad, sobresalía en esta apuesta seria de turismo tranquilo y escapista. 

Dia 3

Esta vez la levantada fue muy tarde. El sol de media noche en junio con su solsticio de verano, cambió todo el reloj circadiano. Nunca se hizo de noche, y sabiendo que, aunque iniciamos nuestro recorrido casi a medio día, los lugares los veríamos sin problema, solo que no tuvimos en cuenta que los horarios de atención si se encuentran supeditados a jornadas laborales, no obstante, todo permanece abierto y en servicio. Visitamos de una vez las columnas de basalto en la playa Reynisfjara y aunque el proceso geológico de esta contracción térmica de una lava que se enfrió rápidamente formando esas hermosas figuras hexagonales, era un espectáculo natural, nos llamaba poderosamente la atención otra situación que sucedía. Grupos de personas fotografiando de todas las formas posibles a los 3 perros presentes en el lugar. Eran perros de razas finas pero populares en nuestro país, y ellos, los Islandeses y de seguro algunos otros nórdicos, los admiraban de manera exagerada. Luego detallamos que a lo largo del viaje eran muy escasos y supimos que hay serias restricciones sanitarias para poseer mascotas caninas. 

Pasamos por la ciudad más linda de la Isla: Vik. Nos detuvimos a tomar café, dialogar, probar su postre típico, caminar, detener el tiempo y contemplar. Su iglesia sobresale en lo alto de una colina, con típica arquitectura islandesa, desde donde observamos el océano atlántico, sus pocas calles y exóticas montañas. Un lugar para volver y pausar. 

Caminamos la ruta 1 del glaciar Solheimajokull, una larga lengua de hielo que se extiende hasta el mar. El camino con buena señalización nos llevó y trajo por un sendero de roca volcánica, formaciones de hielo, grietas azules y panorámicas a 360 grados. Una caminata muy poco frecuentada por los visitantes, por lo que la hicimos solo los 4 sin cruzarnos con turistas en casi 3 horas de recorrido. 

Manejamos hasta el arco de piedra Dyrholaey un sitio que de seguro inspiró los paisajes de la serie “Vikingos”, con un eterno atardecer, rodeado de picos nevados, montañas volcánicas y un puerto antiguo de control de embarcaciones, donde se erige un faro con casi 100 años de construcción. El sitio por donde probablemente ingresaron los primeros viajeros daneses para poblar la isla.

Termina la “noche” en la playa de los Diamantes, donde cristales de hielo, de todos los tamaños y formas, se posan caprichosamente en la arena negra, dando lugar a otro recuerdo imborrable para la memoria de la vida. Descansamos en la ciudad de Hofn en un alojamiento ubicado literalmente al lado del relleno sanitario, el cual supimos que existía solo porque algunos avisos así lo indicaban. Evidenciamos otro concepto disruptivo para pernoctar, con todas las comodidades y bajo el mejor estilo de un Airbnb ideal. Un mito se desvanecía, porque habíamos escuchado que en Islandia no hay mosquitos, pero la verdad si vimos uno que otro espécimen perteneciente al orden de los insectos.  

Dia 4

¿Qué más podríamos estar esperando en sorpresas, si habíamos visto y sentido de todo?. Pues la respuesta pronto se abría a los ojos cuando al continuar por carretera nos esperaba la cascada más grande de Europa:  Detifoss.  Antes, nos ubicamos en el mirador Stokksnes, donde divisas un pueblo cinematográfico alusivo a los Vikingos, aquellos que dominaron los mares, sometieron imperios, descubrieron América del Norte antes que el mundo lo supiera. Los dueños del Valhalla, los temidos guerreros, quienes en sus “runas” impresas en piedra, daban a conocer su alfabeto, nos dejaron un legado en una de sus rocas, el BlueTooth, el rey unificador de todo el poderío Nórdico. 

Mi hija sin saberlo, estaba acudiendo a las entrañas de su pasión en torno a la jurisprudencia. Fue en Islandia donde se sentaron las bases de los tribunales con el parlamento más antiguo del mundo, el Alpingi. Aquí en Islandia se da el primer ejemplo de democracia representativa. Este lugar que traduce “asamblea de todos”, es la institución en funcionamiento continuo que más trayectoria posee la humanidad. 

Por la misma carretera llegas a Djupivogur, una ciudad pintoresca y peculiar por los Huevos de Merry. Una obra de arte en granito de diferentes tamaños y colores, representativo de las especies de aves que anidan en la isla. 

Continuando el trayecto, luego de ver lagos, montañas, mar y nevados, el clima frio con neblina se intensificó. Una bruma en la carretera como indicando el paso a otra dimensión, la nieve queriéndose subir al angosto asfalto, y un silencio respetuoso y muy reflexivo del lugar del mundo donde estábamos, eran la antesala del destino que buscábamos, la cascada más grande de Europa: Detifoss.  Nos bajamos del carro a buscar el camino, con el frio penetrando en los huesos, el entumecimiento casi inmediato de todos los dedos y la ropa poco adecuada para la ocasión. Quisimos entrar a los baños antes de caminar, pero se encontraban bloqueados por el hielo, y luego de ver otros valientes regresar, que nos avisaron que la cascada estaba congelada, decidimos sin pensar regresar al carro y retomar camino hacia Akureyri.

Pocos kilómetros después, vimos el sol, entramos a las fumarolas de Hverir, y queriendo recuperar el calor perdido en Detifoos, pusimos las manos sobre sus vapores y gases, tomamos confianza aproximando el cuerpo, nos hicimos tan cerca como pudiéramos aguantar, y con el calor geotérmico volvimos a nuestro estado tropical. Los olores sulfúricos, el fácil acceso, el paisaje que la rodea, la oportunidad de sentir esas altas temperaturas, nos mostraban que, en la isla del hielo, el volcán es su otra cara. Sentimos que la vida está hecha para adaptarse a lo que sea, y que la naturaleza TODO lo provee

Un escenario surrealista más estaba por llegar. Ya en Akureyri se encuentra el lago  Myvatn, que pone el sello fascinante a la ciudad más grande al norte del círculo polar ártico. Su puerto es el eje fundamental del comercio y transporte marítimo. Epicentro de los mejores cielos nocturnos para observar estrellas y auroras boreales. Posee vida cultural, teatros, festivales y sublimes edificaciones. 

La noche fue en hotel tipo backpake. Un lugar moderno, sobrio, en el corazón cultural de la ciudad. 

Dia 5

Este trayecto sería el más largo por carretera, ya que cierra el circuito que bordea la isla. Nos tomamos una mañana completa y plácida en esta ciudad. Visitamos librerías, la diminuta casa de Papá Noel, vimos como un grupo de kayakistas chilenos iban dando la vuelta a la isla y probando los rápidos de todas sus cascadas, caminamos sus calles, y vi de nuevo la felicidad en mi hija, que dicho sea cierto, era tan plena para ella como para nosotros.

Ya en Reikiavik, visitamos Perlan, su principal escenario investigativo y cultural que te brinda todos los detalles de las maravillas de Islandia. Aquí supimos y precisamos muchas cosas que habíamos interpretado o entendido por nuestra propia cuenta. Nos preguntábamos que animales vivían en esas condiciones, y el museo nos explicaba sobre el zorro ártico, que es la única especie de mamíferos terrestres presentes en la isla.

Hay un homenaje especial a Naddod el primer humano en pisar la isla, aunque otros afirman que el explorador griego Piteas había dado a conocer al mundo este sitio en el año 325 a.C., llamando a este lugar Thule. 

El museo está dedicado a los glaciares, ya que se consideran guardianes de la historia. Al formarse durante un largo periodo de tiempo, capa por capa de nieve va creando el hielo, donde el polvo se asienta entre ellas marcando cada año. Las erupciones volcánicas también se escriben sobre el hielo, así como la precipitación, que se mide en función del grosor de cada capa. Por ello cuando se derriten, se borra un escrito de millones de años, que incrementa el riesgo de entender que hacer frente al cambio climático. 

Es muy común ver los impresionantes ríos cristalinos que se forman de los picos nevados y sus cortos trayectos al llegar al mar contiguo que los rodea. Esta condición natural, ha sido alterada con el derretimiento de los glaciares, cambiando la química de los océanos, ya que, a mayor agua dulce, menos salinidad de los mares y por ende cambios en la vida marina. 

Islandia es el principal medidor de la evidencia alarmante del cambio climático en el planeta y sus científicos predicen 150 años de vida a los glaciares. 

Los volcanes son la otra cara latente de la isla. No hay otro lugar del mundo donde se destruya y se crea la tierra con más rapidez. Las erupciones son muy comunes, algunas devastadoras y otras haciendo parte del paisaje. Pueden durar años como la erupción de Surtsey y  otros de algunos meses, e incorporarse a las actividades turísticas del país. Visitar una lava ardiendo que atraviesa la carretera y donde a pocos metros te tomas una selfie, solo sucede acá en Islandia.

Sufrieron sus propias guerras, disputas entre Noruega e Inglaterra por el control del bacalao. También han cometido muchos errores de cara a la extinción de especies como el gigante Auk, ave exótica del polo, perseguidas por huevos y carne, así como la desaparición de la ballena franco por su caza indiscriminada.

Nos despedimos del país con el mayor número de escritores per cápita del mundo. Donde más se toma Coca Cola, donde nació el martillo de Thor que se sigue usando en los estrados judiciales. El lugar donde se eligió la primera mujer por democracia, y donde se incrementó el orgullo de ser un padre proveedor, para que mi hija sea una mujer acorde a sus sueños, y conforme a sus experiencias vividas.  

A mi hija, nuestros sueños, y el regalo de ser su padre. 

Creado Por
Diego García Bejarano.
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