El Senador Juan Diego Gómez, nunca ha cambiado. Dentro de su filosofía política, defiende los principios y valores de la familia, ligados siempre a una fe inquebrantable y alejado de los excesos. Es también, un conservador moderno.
Nació en Medellín, pero su anclaje se encuentra en la tierra de sus padres: El Santuario en Antioquia. Fue un estudiante destacado. Posteriormente se convierte en abogado, hace una Maestría en Estudios Políticos y tiene a cuestas un largo recorrido de estudios complementarios. Se ha preparado.
El senador paisa aprendió desde muy joven a gobernar su conducta. Ha estado lejos de cualquier duda sobre sus actuaciones en lo privado y público. Dio el paso hacia la política de la mano de su padre y su tío. Y no los ha defraudado.
No vacila en fijar su visión de país, que defiende en cualquier escenario. Cree en una Colombia inclusiva, que pueda superar las desigualdades acumuladas, además es absolutamente respetuoso de la legalidad. Controvierte con argumentos, jamás ofende a sus adversarios. Debate con serenidad pero con firmeza, son características de su adn político.
Abraza como ninguno, la defensa del medio ambiente. Es una causa a la cual se ha dedicado a fondo, de allí surgió la idea junto con el Representante a la Cámara Nicolás Albeiro Echeverry, de crear Conservadores de Vida, una especie de movimiento dentro del propio partido azul, que estimula y promueve la lucha contra el cambio climático. No lo hace por estrategia, es algo en lo que verdaderamente cree.
“La vida, el medio ambiente y la familia, son los temas más importantes para el desarrollo de una sociedad, más equitativa e incluyente” Dice con insistencia el senador Juan Diego Gómez. Es sin duda, una especie de patriotismo ambiental. Simboliza la nueva generación de los conservadores. Es uno de los líderes consolidados de esta colectividad.
Pero su lugar y causa más importante, es su familia. Su esposa Elizabeth y sus hijos Pedro y Juan Antonio, son el centro de su universo. Por su puesto, su madre y hermanos, cierran este círculo primordial en su vida. Se proclama familiar al extremo.
Dice que el trabajo es otra de sus virtudes, lo desarrolla de forma interminable. A esto le agrega los principios rectores de todas sus actuaciones: El respeto y la honradez. Cumpliendo a raja tabla el gran consejo de sus padres. “Si no quiere que se sepa, no lo haga”
Hasta ahora ha cumplido bien su misión, se metió a la política para servir, no para servirse de ella. Por eso el destino lo pondrá este 20 de julio, en el cargo más importante de su carrera : Se convertirá en el Presidente del Congreso de la República.
