Lucas Villa somos todos

El fallecimiento de Lucas Villa nos hace caer en una profunda reflexión. Una gran parte de los ciudadanos ha estado inconforme con alguna situación, como la falta de oportunidades laborales, las injusticias sociales, las dificultades en el acceso a la educación e incluso el alto índice de pobreza que existe en Colombia, el cual aumentó debido a la emergencia sanitaria que se vivió en 2020.

Estas inconformidades motivan a los manifestantes a tomarse las calles de las principales regiones del país, con banderas, pitos, arengas, cánticos, bailes y demás movimientos artísticos. Podemos ver esa cara amable de las movilizaciones, que en su mayoría son pacíficas.

Lucas, como la mayoría de las personas que se toman las calles y salen a manifestarse, solamente querían una Colombia más justa y con mayores oportunidades. Rechazaban una reforma fiscal que fue promovida por el Gobierno nacional y atacaba el bolsillo de las personas de clase media y baja en todo el territorio nacional.

Durante una larga jornada de protestas, Villa estuvo haciendo lo que más le gustaba: danzar, caminar, disfrutar de las movilizaciones, pero, sobre todo, ser el partícipe de una ola de cambio. Lucas se tomó la libertad de darle a entender a todas aquellas personas ajenas a las movilizaciones todas aquellas razones por las cuales es importante salir: por qué es importante que los mandatarios y gobernantes escuchen ese clamor del pueblo.

Lucas sabía que alzar la voz es una acción temeraria en un país donde es difícil decir la verdad, donde han silenciado las voces de líderes sociales, sindicales y políticos, solamente por pensar diferente, por hacer pública su opinión o simplemente porque no simpatizan en cierta parte de la población. Tal vez Lucas no lo sabía, pero esa voz sería silenciada.

Villa brilló por encima de los manifestantes. Su particular forma de ser hizo que otros manifestantes apuntaran el lente de sus celulares a él, para captarlo mientras bailaba, extendía la mano a los uniformados del ESMAD, compartía su opinión en los buses del transporte público o hacía equilibrio en un puente. Lucas siempre estuvo ahí y destacaba en medio de las movilizaciones.

Lucas, como pocos, logró en un solo día unir a todas aquellas personas que se vieron reflejadas en él, que salen a marchar con un ideal en su cabeza y su pecho, quienes han salido en completa tranquilidad a rechazar decisiones del Gobierno en más de una semana de movilizaciones y quieren volver a sus hogares al finalizar las marchas.

El ataque que sufrió Lucas fue uno de los más viles, pero la mayoría de los manifestantes se ven expuestos a él. Un vehículo en completa oscuridad y anonimato lo atacó a él y a dos personas más, que por fortuna se encuentran en buen estado de salud. Villa recibió 8 impactos de bala, según médicos de Pereira. Dos de esas balas impactaron en su cabeza y lo dejaron herido de gravedad.

Lucas Villa somos todos. Son todas aquellas personas que se han sentido indignadas y de una u otra manera ha rechazado cualquier acto de violencia. Son todas aquellas personas que, con una sonrisa, les han dado la mano a los problemas y levantan la cabeza, son todas aquellas personas que, a pesar de las adversidades, luchan hasta el último momento.

Lucas Villa es la representación de todas esas buenas personas que, bailando, cantando, marchando o pidiéndole a gobernantes que respeten la vida de los marchantes, se manifiestan de manera sosegada desde el pasado 28 de abril.

Fue tal su trascendencia e impacto en la sociedad colombiana que personalidades nacionales e internacionales pusieron su mirada sobre la familia de Villa: desde el ‘en vivo’ que hicieron junto con Residente, en donde se vio la impotencia del reconocido artista puertorriqueño, hasta la solidaridad de Karol G, quien le ofreció al papa de Lucas su avión para que viera a su hijo.

Una gran parte del pueblo colombiano se solidarizó con Villa: desde murales, pinturas, dibujos, videos, canciones, textos, entre tantos otros, han sido un homenaje al marchante que, con una sonrisa en su rostro, pedía una Colombia mejor. Aunque muy pocos conocimos a Lucas Villa, su lucha y legado quedará vigente, junto con el de todas aquellas personas que perdieron la vida en las movilizaciones.

Lucas Villa somos todos. 

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