Para hablar de ellas no es necesario que se haga en un mes específico. Así como su labor nunca acaba, tampoco debe agotarse la oportunidad de exaltar todo lo que a diario hacen para sacar adelante a sus familias.
Desde todas las ciudades, las diversas profesiones que puedan ejercer y sin importar la situación, las mamás siempre están en primera línea, incluso desde el día uno del embarazo y, como lo dicen popularmente, en todas las “maluqueras” que traen consigo los nueves meses. Es quizá el trabajo más duro que pueda existir, no se goza de vacaciones, las horas extras no son reconocidas, es un turno 24/ 7 y no existe la posibilidad de renunciar. A esto se le suma que no hay una edad de pensión porque, a pesar de que pasen los años, sus niños nunca van a dejar de ser la prioridad y siempre existirá la preocupación por su bienestar, un consejo, una corrección o una frase célebre que siempre quedará en nuestros corazones, por ejemplo, “algún día me lo agradecerá” o “cuando tenga hijos, se va acordar de mí”. Ellas son admirables.
Colombia siempre ha tenido mamás al frente del cañón que, a pesar de las circunstancias difíciles, están dándola toda para luchar por sus hijos. Lamentablemente, no todas las experiencias son color de rosa, muchas llevan a sus anchas el tinte negro de tragedias y fenómenos sociales de los que no se pueden escapar con facilidad y que solo el tesón las mantiene firmes en primera línea.
Existen las madres cabeza de hogar que, de acuerdo con cifras del Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), hay casi 13 millones. Son aquellas que debieron asumir la jefatura de su familia en razón a la muerte de su pareja, abandono de esta o por decisión propia. Normalmente, es más común la segunda: hombres que evaden la responsabilidad del cuidado y manutención de sus hijos, tal vez por cobardía, falta de corazón y/o “de pantalones”, como dicen por ahí: “se tenía que decir y se dijo”. Y es que, en serio, ¿qué clase de corazón tiene un hombre que engendra un hijo y sale corriendo? No es fácil descifrarlo, pues más allá de pensar que el papá es un gran sostén económico, lo más importante es entender que es una figura afectiva y de respaldo que necesita el pequeño en su vida. Estas mujeres, también conocidas como madres solteras, son unas guerreras, no le temen al trabajo, a cruzar la ciudad de lado a lado, laborar largas horas y luego llegar a atender a sus hijos, todo porque su objetivo es sacar adelante esa vida que nació de su vientre.
Y qué decir de “Las Buscadoras”, miles de madres en Colombia que luchan a diario por saber la verdad o encontrar a sus hijos desaparecidos en medio del conflicto armado o en otras circunstancias. Es una búsqueda llena de dolor e incertidumbre, pero en la cual puede más el amor y la fe de volverlos a ver para darles un abrazo o el último adiós. De acuerdo con la Unidad de Búsqueda de Desaparecidos, en 52 años de violencia, hubo más de 120 mil personas víctimas de este flagelo. Ahora, si se habla de menores de edad, Medicina Legal reportó que, durante el 2020, 1.579 niños y niñas desaparecieron, y en el primer trimestre de 2021, fueron 281 reportados. En el 2019 “Las Buscadoras” se tomaron las calles de Cali, Valle del Cauca, para repartir cartas con una frase que rezaba: “las madres de personas desaparecidas llevamos un dolor eterno”, acompañadas de carteles con fotos gigantes de esos seres que anhelan ver o, por lo menos, saber qué fue lo que les pasó.
También hay madres en primera línea que entregan su vida a la familia y aguantan todo tipo de maltratos por parte de su pareja. En el 2020, la Fiscalía General de la Nación reportó que la violencia intrafamiliar fue el delito más denunciado durante la cuarentena, registrando 81.033 procesos por violencia doméstica. Aquí se toma como referencia una entrevista realizada por El Tiempo a Rodrigo Córdoba, director del departamento de siquiatría de la Universidad del Rosario, quien señala que es completamente falso decir que las mujeres que permanecen al lado de parejas maltratadoras lo hacen porque les gusta o son indiferentes al episodio de violencia, pues NADIE con la estructura emocional suficiente siente gusto por los golpes y situaciones que atenten con su integridad. Córdoba también señala que puede existir una falsa creencia que las hace pensar que el agresor algún día cambiará y que también hay un componente que se relaciona con la baja autoestima que tiene la víctima o casos de quienes se deciden a denunciar, pero ante la mínima amenaza por parte del victimario, desisten, por ejemplo, “si usted se va, le quito los niños y la voy a dejar en la calle”, muy cruel, pero son escenarios reales a los que se encuentran atadas miles de mamás.
Colombia también tiene madres cuidadoras que dejaron atrás sus metas profesionales para atender con amor y dedicación a ese hijo que, por los designios de la vida, desarrolló una enfermedad que requiere de total atención o aquellas que, por voluntad propia, decidieron dedicarse exclusivamente al cuidado del hogar, una economía invisible en el mundo entero, la cual es ejercida en un 95% por mujeres y que, según la Universidad de Los Andes, equivaldría al 20% del Producto interno Bruto del país. Vale la pena resaltar que el 23% de la población femenina en edad de trabajar se dedica exclusivamente a esta labor, destinándole 8,5 horas al día. Lamentablemente, aquella que se queda en casa es vista como que no trabaja, cuando es la persona que más labores desarrolla, es más, desde el mismo lenguaje de sus hijos (si los tienen) se ven menospreciadas, pues ¿no hemos escuchado a los niños diciendo que sus mamás no hacen nada porque se quedan en casa?
Sin duda alguna, todas estas son “Mamás Primera Línea”, fuertes, luchadoras y que no se rinden ante las dificultades. La fuerza del amor por sus hijos, aunque suene romántico, las mantiene firmes, con la plena convicción que, si la vida les dio la oportunidad de ser madres, cuidar de ese ser es la tarea principal que deben desempeñar.
Como sociedad debemos rechazar contundentemente las situaciones de violencia, económica, física, social, entre otras, a las que son sometidas miles de ellas. Las rutas de atención ante estos casos deben ser efectivas, con profesionales que no revictimicen a la denunciante y que, realmente, cuenten con acciones de protección y seguimiento de los casos.
Ser mamá no es fácil, es una tarea que nunca termina, está llena de altibajos y eternas luchas. “Madre es la que se quita el pan de la boca para que nada te falte”, cuánta verdad hay en esto. Desde el rol de hijos o esposos debemos valorar, proteger y amar a ese ser que, aun siendo mayores, se desvive por nosotros y SIEMPRE está en primera línea.
Referencias:
https://www.eltiempo.com/salud/perfil-psicologico-de-una-mujer-maltratada-315320
AFP, “Las buscadoras”: https://www.youtube.com/watch?v=v-ySjVzci9Q
Universidad de Los Andes
Departamento Nacional de Estadísticas (DANE)