Mario Huertas

Analista de asuntos estratégicos y hemisféricos (Énfasis: Brasil y EE.UU.) Columnista de opinión, diario La Nación. Voluntario internacional para la promoción de nuevos liderazgos, Universal Wonderful Street Academy (UWSA), Jamestown-Accra. Colaborador del Goldstreet Business (Ghana). Profesor de Geopolítica y Geoestrategia. Infante de Marina, Armada República de Colombia (A.R.C).

Mario Huertas

Memorias de África

Memorias de África fue el título que en español se le dio a Out of Africa; un clásico de la literatura del siglo pasado escrito por, Karen Christence Blixen-Finecke más conocida por su pseudónimo literario, Isak Dinesen. 

De seguro, en la biblioteca de Francia Márquez -como en la de Petro- existe alguna versión en inglés o francés de esta hermosa novela llevada al cine en 1985, protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford. Refiero esos dos idiomas por ser mayoritariamente considerados, en todo el continente, como oficiales. Esto sin contar la infinidad de lenguas locales que hablan los africanos. 

Dicho esto, creo que no le vendría nada mal a la representante más conspicua del petrismo titular sus Memorias de la misma manera; toda vez que, después de visitar hace unos meses Egipto, ha  vuelto de gira, esta vez, por Suráfrica, Etiopía y Kenia. Y de paso explicar, en el marco del concepto estratégico, la promoción del interés nacional. 

Y es que Márquez, como Al-Hasan Al-Wazzan o León el Africano, se ha desdoblado en movimientos tácticos por las diferentes Áfricas como solo lo pudo hacer simultáneamente este refinadísimo diplomático tanto en el siglo XVI de la era cristiana como en los años 900 de la Hégira. Cosas que solo entienden Petro, Márquez y Leyva. 

Ahora, no resulta nada revelador justificar el “paseíto”, según Petro, porque debemos visitar África para entender lo que somos como nación, pues, aplica el mismo argumento obviamente para el caso ibérico. Y aunque parezca innecesario aclararlo, toca hacerlo para no incurrir, como él, en mediocres lecturas de nuestro origen en tanto que somos piezas del mundo Atlántico. 

Precisemos, entonces, que si el tronco ibérico nos lleva al mundo árabe y judío, el tronco africano de los colombianos no se extiende del todo al extremo oriental de África. De ahí que si esta era la justificación cultural e histórica del viaje, la gira debió limitarse exclusivamente a Senegal, Guinea, Nigeria, Angola y el Congo. Destinos que deben tener alguna explicación en el marco del concepto estratégico que el Alto Gobierno esté ejecutando. 

Relaciono estos países porque el lector debe tener muy claro que allí tuvo lugar la construcción de los centros de concentración de africanos que salían rumbo a las Américas. Tal fue el caso del Elmina Castle en Cape Coast, Ghana, donde se puede visitar este museo a efectos de dimensionar la mecánica que supuso la brutal empresa esclavizadora. 

Ya en la escena, y de acuerdo a lo informado por la Cancillería, Márquez le propuso al vicepresidente Mashatile el acompañamiento de Sudáfrica como país garante del proceso de paz con el ELN, apelando así al lugar común de la experiencia histórica del conflicto por ellos superado. 

Pero, dentro del concepto estratégico ¿habrán notado que, por ejemplo, mientras Colombia hacía esa invitación, el embajador estadounidense, Reuben Brigety, acusaba directamente al gobierno de Ramaphosa de proveer armas a Rusia a pesar de declararse como Estado neutral?

 

Seguramente la reacción a este interrogante, y a otros tantos, está implícita en la profunda respuesta que dio Márquez al periodista de la W Radio, horas antes de salir de paseo: “No tengo nada que explicar”. Glosa contundente como su famosa máxima “De malas, pueden llorar, soy la vicepresidenta”. 

A pesar de la arrogancia y soberbia, tan características de esta “Administración por sobresaltos”, es válido preguntarse si estos países fueron seleccionados con criterio geopolítico dentro de la planeación del concepto estratégico. O, en el mejor de los casos, si Colombia se limitará únicamente a copiar la ambigüedad estratégica de Itamaraty.

Al cierre de esta edición, no tenemos un comunicado oficial de la Cancillería que de cuenta de la visita a Kenia y demás; excepto un video donde Márquez, calcando la conducta de Verónica Alcócer, ha dado muestras de sus dotes en materia de danzas.

Como era de esperar, Petro salió a defender la “táctica diplomática” diciendo que: “Es en el baile donde se encuentra la sintonía del colombiano y la colombiana con África” y, a renglón seguido, retuiteó: “Les comparto el video original al que la señora@MariaFdaCabal le hizo SÚPER ZOOM para hoy intentar desprestigiar a la vicepresidenta@FranciaMarquezM. Se trata de una presentación cultural en Kenia a la cual invitan a bailar a la Vicepresidenta y parte de su delegación. Mientras a ellos el odio los tiene desatados@FranciaMarquezM sigue trabajando por establecer acuerdos significativos para Colombia con #Africa.” 

Añadiendo a tan sofisticados argumentos dijo en discurso veintejuliero  que “los blanquitos ricos” también tienen sangre negra y una serie de palabras tan propias de su estatura. ¿No es esto una prueba más de cómo hoy la política exterior sabotea la diplomacia?

Es deplorable que la arquitectura de nuestra política exterior quede a merced de este tipo de “razonamientos” y de manifestaciones como las expuestas anteriormente que, en bloque, levantan un monumento a la estulticia, envilecen la gestión estratégica del interés nacional y degradan el servicio exterior.

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Mario Huertas
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